[¡Hola! Esta es otra de las secciones nuevas del blog, a la que llamé #tips y curiosidades, pero en verdad no tiene ningún nombre oficial. Son solo algunas instancias en las que quiero aprovechar a contarles cosas que me preguntan mucho o que creo que pueden llegar a ser útiles, aunque siempre dude un poco de mi capacidad para transmitir algo útil, ja. Empecé a planificarlas y escribirlas el año pasado porque muchos de ustedes me preguntaron por este tipo de cosas —tal vez recuerden que les pregunté en Instagram qué tipo de entradas querían leer— y hasta les expliqué a varios cuál era mi sistema en su momento. Sé que algunos lo siguen aplicando y hasta lo comparten y difunden, así que parece funcionar.]
En este caso, quiero contarles un poco sobre cómo me organizo para leer —y reseñar— durante el año. ¿Quiere decir que esto solo va a servirles a quienes reseñan? ¿O que organizarse es la única forma de leer para reseñar? No y no, nada que ver. Cada cual lee como quiere y puede, como le venga mejor. Esta es solo la manera que encontré yo para sentirme más cómoda y preparada para encarar las cosas. Creo que sí va a ser más útil para los que reseñan con cierta frecuencia, pero si alguien quiere organizar sus lecturas, a lo mejor sirve de algo también.
Debo aclarar esto antes de empezar: cuando hablamos de organización, puedo ponerme muy hardcore. En mi caso, tengo una hoja de cálculo para el blog y dedico una pestaña diferente a cada año que pasa. Tal vez esto sea ir demasiado lejos, pero después de utilizar un cuadernito durante algunos años, descubrí que así era más prolijo y ordenado para mí, que no sé borrar sin arrugar las hojas.
En mi caso, el formato que uso es este:
Por supuesto, cada cual puede usar el formato que le quede más cómodo, así se trabaje en digital o en papel, pero a mí me parece importante que queden claras algunas cosas:
- Las fechas de publicación, en el caso de que sean constantes.
- El libro.
- El estado —leído, reseñado, publicado.
Lo del link ya es una cosa opcional que yo decidí poner para tener esas cosas a mano. Lo más importante siempre es saber qué y cuándo se va a publicar y en qué estado está. Lo demás es todo a gusto del consumidor, pero sin estos datos, no tiene mucho sentido.
En mi caso, subo reseñas u otras entradas los miércoles de cada semana. Por lo tanto, de antemano ya sé qué días voy a estar publicando y me organizo con base en eso. Sé que muchos no siguen una guía y leen y publican solo cuando tienen ganas, que también está bien y es muy válido, pero si están leyendo esto para organizarse mejor, me parece fundamental al menos tener una idea estimada de cuándo va a publicarse la reseña.
Para decidir qué libro voy a leer, tomo en cuenta varias cosas. La primera, las ganas que tengo de leer el libro. Estas cosas a veces suenan a trabajo, pero ante todo es algo que disfruto, así que no me impongo lecturas que no me llamen, a menos que no pueda evitarlo. Después, tengo en cuenta algunas otras cosas. Por ejemplo, si se trata de un libro que compré, me regalaron o algo así, o si es una colaboración. Siempre les doy prioridad a las colaboraciones por una cuestión de responsabilidad: si la editorial o distribuidora hizo el esfuerzo de darme ese libro, tengo el compromiso de leerlo cuanto antes para hacer la reseña. Esto tal vez sea una cosa mía y no tienen por qué hacer lo mismo, pero a mí me parece importante. Después, me fijo en el largo del libro, en qué tan ocupada voy a estar, en la época del año y en si es novedad o no y cómo puede impactar eso en el interés de la gente.
Por último, para tener una idea de mi progreso, marco con distintos colores el estado de las reseñas. Antes solía hacerlo con marquitas en la hoja de papel: ponía una si estaba leído, dos si estaba reseñado y subrayaba con flúo si estaba publicado. Ahora no marco si los leí, pero le pongo un color diferente a lo reseñado y otro a lo publicado. Queda más o menos así:
En ese caso también está marcado el mes que me tomé libre, pero creo que se entiende el punto, que es diferenciar lo que queda por reseñar o publicar del trabajo ya hecho. Así, nunca pierdo el rastro de lo que me falta por hacer.
Creo que es importante también que sepan que esta estructura no es tan fija, sino bastante flexible —por eso borroneaba tanto mi libreta antes. Si algo de lo que planifiqué no me convence, no me sirve o no me dan los tiempos, lo cambio. Reseñar es algo que me gusta hacer, pero no mi trabajo, y como lo controlo yo y tengo bastante libertad para hacerlo, tomo bastantes decisiones según cómo me afecta el resto de mis obligaciones o mi agenda en general.
Eso vendría siendo todo. Parece mucho más estricto de lo que en verdad es y tal vez le haya dado dolor de cabeza a los que van más a su anotojo —ya quisiera yo ser así—, pero a mí me salva la cabeza tener una estructura —flexible— que me permita saber en qué punto estoy. A veces, incluso puedo adelantar trabajo.
¿Les sirvió de algo? ¿Tienen su propia forma de organizar sus lecturas? ¡Cuéntenme!