miércoles, 28 de octubre de 2020

Ciudad de mujeres - Reseña

La autora de Come, reza, ama regresa con una deliciosa novela llena de glamur, humor y pasión por la vida.

En el verano de 1940 Vivian Morris llega a Manhattan con 19 años y tan solo una maleta y una máquina de coser, empujada por sus desesperados padres. Aunque su especial talento con la aguja y su dedicación a lograr el peinado perfecto no le han servido de gran cosa en la prestigiosa universidad de Vassar, la convertirán en la modista estrella del Lily Playhouse, el decadente teatro de variedades de su poco convencional tía Peg.

Los días en Nueva York son de todo menos aburridos a pesar de la guerra. En esta ciudad de mujeres Vivian y sus amigas buscan ser libres y beberse la vida hasta la última gota. Pero Vivian también descubrirá que le quedan lecciones que aprender y amargos errores que cometer, y que para vivir la vida que de verdad desea tendrá que reinventarse a cada paso.

«En la vida de una mujer, llega un momento en que se cansa de sentirse culpable todo el rato. Y, a partir de ese momento, es libre de convertirse en quien de verdad es.»


Esta novela me llamó la atención desde el minuto en el que supe de su existencia. Conocía a la autora por sus otros libros, pero no la había leído. Además, ahora mismo estoy con un proyecto ambientado en los años cuarenta (aunque en otro lugar, y otro género), así que no me venía mal leer un poquito más sobre la época. En definitiva, que parecía el momento perfecto para leer la novela. Y lo fue.

Hacía tiempo que no me encontraba con una narradora tan interesante. Quien cuenta la historia es Vivian, ya de muy avanzada edad, para explicarle a una tal Angela quién fue ella para su padre. Entonces, empieza desde su llegada a Nueva York para vivir con su excéntrica tía Peg, que tiene un teatro. Y luego, bueno, todo lo que sucede en su vida. Es eso: nos cuenta su vida. Claro, lo hace con la voz de quien ya vivió, entendió y procesó todo, por lo que no solo no es neutra, sino que es ácida y bastante crítica con su yo más joven, lo que resulta muy interesante de leer. La única contra: la Vivian del pasado no resulta tan tangible como la Vivian narradora, aunque sea tridimensional y evolucione a lo largo de los años, pero me parece algo inevitable dada la narración. No es que no se pueda empatizar, es que palidece un poco.

Más allá de esto, también me resultó agradable que no se tratara de la típica chica joven e inocente que se encuentra con el glamour de Nueva York y se enamora y mimimí. No, Vivian es vanidosa, es bonita y lo sabe, y esta hambrienta de experiencias nuevas y divertidas. El lujo y el ritmo de Nueva York la fascinan, ya que es muy distinto del pueblito recatado del que procede. Claro está, se equivoca muchas veces, al punto de ponerse en peligro. Y las consecuencias de sus errores son bastante dolorosas en más de una ocasión.

Los personajes secundarios, me atrevería a decir, brillan más que ella. Gente del teatro; actores, bailarines, coristas. Fiestas, música, baile, alcohol. Dentro de todas estas luces y lentejuelas, hay personajes entrañables como la tía Peg y Olive; otros más ambiguos, como el encantador tío Billy o la misteriosa Celia Ray, y otros que están a otro nivel y no podríamos clasificar, como la legendaria actriz Edna Parker Watson. También hay otros personajes más chiquitos que luego cobran gran importancia, dado que a lo largo de la vida de Vivian pasan muchas cosas —la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo—, pero no quisiera spoilearle nada a nadie. Y respecto al padre de Angela: no era lo que esperaba, pero en cierta forma lo prefiero así.

Decía que la voz narrativa es maravillosa, pero no puedo dejar de lado los diálogos: me recordaron al cine clásico de Hollywood en cuanto a fluidez y ocurrencias, sin duda uno de los aspectos más divertidos de la novela. He de decir también que, para ser un libro de mediano a largo, la narración se hace muy fluida y amena. Y aunque la estructura de la historia no sea tan clara, dados los eventos que vive Vivian —a fin de cuentas, es una vida y las vidas no son lineales, como bien se dice en el libro—, no se hace extraño ni pesado.

La ambientación es maravillosa y muy sensorial, me hizo sentir nostalgia de una Nueva York inaccesible para nosotros salvo a través de registros. Como Vivian es modista, hay mucho hincapié en la vestimenta, pero también hay referencias culturales muy acertadas, sin abrumar. Y no se dejan de lado ciertas injusticias sociales de esos años, raciales, de género y sexuales también. Lo interesante es verlo a través de los ojos de una persona que solo recientemente las ve como tales, pues en ese entonces no eran algo tan raro y, de todas maneras, eso no le interesaba demasiado —hay dos o tres cosas con las que no concuerdo para nada, pero no me resultaron tan grandes como para dejar de leer. Vivian, de joven, resulta muy superficial, pero creo que es lo atractivo, también: es imperfecta y la narradora lo dice sin tapujos.

Creo que es una novela que puede gustar a la gente que suele interesarse por Nueva York, los años cuarenta, el teatro y la Segunda Guerra Mundial. También, quizás, el mundo de la moda. No esperen grandes romances ni ese tipo de pasiones, sino más bien la historia de una mujer (¡mujeres!) poco convencional e independiente que vive mucho, se equivoca mucho y aprende mucho. ¡Los invito a leer! :)

miércoles, 21 de octubre de 2020

El Reino del Revés - Reseña

Nacida con un don para la música, Nannerl Mozart solo tiene un deseo: ser recordada para siempre. Pero incluso mientras deleita al público con su interpretación magistral, tiene pocas esperanzas de convertirse en la aclamada compositora que anhela ser. Es una mujer joven en la Europa del siglo XVIII, y eso significa que le está prohibido componer. Actuará solo hasta que alcance la edad para casarse; su tirano padre lo ha dejado muy claro. Y a medida que la esperanza de Nannerl disminuye con cada año que pasa, el talento de su amado hermano menor, Wolfgang, parece brillar más. Su brillantez comienza a eclipsar la suya, hasta que un día un misterioso desconocido de una tierra mágica aparece con una oferta irresistible. El tiene el poder de hacer realidad su deseo, pero su ayuda puede costarle todo. En su primer trabajo de ficción histórica, la autora superventas # 1 del New York Times, Marie Lu, hace girar una exuberante historia de música, magia y el vínculo inquebrantable entre un hermano y una hermana.



Creo haberlo comentado en las redes, pero lo repito por si acaso: esta novela era mi último intento con Marie Lu, con quien no había terminado de congeniar. Tal vez recuerden mis reseñas de Los jóvenes de la élite o Warcross, que si bien no me disgustaron, resultaron lecturas entretenidas pero superficiales en un punto, pero no quería descartar leer algo más que me entusiasmara de verdad. Esta vez, atraída por una historia que prometía ser para mí, decidí darle esta última oportunidad antes de resignarme a que tal vez no era una autora para mí. Menos mal.

Si las otras novelas me entretuvieron pero se me hicieron superficiales, esta atrapa en distintos niveles de profundidad. No solo por su faceta de novela histórica, que cuenta la vida de la familia Mozart a lo largo de diez años —que se sienten como si volaran, la verdad—, sino por el lado fantástico, por ese mundo onírico que es el Reino del Revés, la ambigüedad sobre su origen y sobre su existencia, los paisajes fantásticos y el paralelismo con la realidad.

Incluso en la prosa, que es lo que quiero empezar a destacar, ya que fue lo primero en llamarme la atención, se nota otro cuidado. El tono y el lenguaje se adecuan a la época, sin por eso ser un reflejo de la escritura de entonces, y narra con el detalle justo los viajes, los mundos inventados, lo que pasa por la mente de Nannerl, nuestra protagonista, narradora en primera persona, retrospectiva. Nannerl se siente viva, como si pudiéramos llegar a conocerla de verdad a través de sus páginas, y creo que en ese sentido la novela cumple con el deseo de la autora de recordarla y con el deseo mismo de Nannerl: no ser olvidada. Ya dije que los diez años en los que transcurre la historia se sienten como si nada; la progresión de la novela permite que los personajes crezcan sin perder el hilo de lo que sucede, acatándose solo a los hechos relevantes.

Elegir a Nannerl como protagonista es difícil e inteligente a la vez. Difícil porque no es tanto lo que sabemos de ella en la vida real, pero inteligente por ese mismo motivo, por la libertad que eso trae consigo, y también porque nos pone del lado de la persona olvidada por la Historia. Despierta nuestra curiosidad y nuestro sentido de la justicia. Creo que la autora hace un gran trabajo al ponerse en su piel, que podemos sentirla cercana y ser testigos de su aprendizaje, de sus temores y de sus deseos más oscuros. Una gran elección como protagonista, también un buen desempeño escribiéndola.

Los vínculos familiares de Nannerl resultan importantísimos. La madre como apoyo emocional, el padre como presión y recordatorio de que es mujer en un mundo de hombres, su hermano... Lo que significa el talento de su hermano, el futuro que él tiene y que a ella va a serle arrebatado apenas tenga edad para casarse. La complicidad, los celos, el amor, el resentimiento, todo. Son relaciones muy complejas y desarrolladas a lo largo de muchos años, por lo que podemos entenderlas a fondo y entender así también las decisiones de todos.

El otro personaje con relevancia comparable es Jacinto, a quien me costó tomar en serio al principio por ese nombre —en inglés, Hyacinth, queda bastante más misterioso o feérico—. Se trata de una criatura del Reino del Revés que hace un pacto con Nannerl; a cambio de su ayuda, él va a conseguir que ella jamás sea olvidada. Y, como podemos esperar, ocurren dos cosas: a Nannerl le fascina Jacinto, pero las cosas se ponen muy oscuras. En ese reino, nada es lo que parece.

He de decir que no es difícil adivinar lo que sucede, pero no es algo que me quitara disfrute. No es una novela que me motivara a seguir por los plot twists, sino por los personajes y por lo encantador del mundo. Me habría gustado tener más tiempo para poder saborearla mejor, leer con más lentitud, incluso. Para quedarme más tiempo en esos paisajes tan particulares del Reino del Revés —basado en juegos infantiles de los Mozart durante sus viajes, en la vida real—, en las calles del siglo XVII, en la corte y en las posadas del camino. El romance no tiene un papel secundario en esta novela, diría que hasta es terciario, si se puede decir así. Es importante para el desarrollo de Nannerl en su vida, pero no afecta mucho la trama. Me pareció correcto para esta historia en particular.

¿Pasó Marie Lu esta última prueba? Sí, con creces. ¿Voy a querer leer sus otros libros? Dependiendo de la temática, sí. ¿Recomiendo este? Por supuesto, no sé qué están esperando.

miércoles, 14 de octubre de 2020

Tu nombre después de la lluvia - Reseña

Érase una vez en Irlanda... Corren los primeros días de enero de 1903 y el profesor Alexander Quills, un hombre sabio y triste, vuelve a su casa de Oxford después de asistir a unas conferencias en Londres; Oliver Saunders, joven y tímido, mientras tanto, trabaja en su pequeño cuarto de Balliol College, rodeado de diccionarios y novelas góticas, y Lionel Lennox, amante de la buena vida y de las faldas ligeras, está en Egipto, a punto de profanar la tumba de una princesa para llevarse una joya de inestimable valor.
Poco tienen en común los tres amigos, excepto el cariño que los une y el interés por las nuevas ciencias que exploran el mundo del más allá. Muy pronto sus ganas de saber los llevarán a Irlanda, una tierra plagada de leyendas, donde las piedras tienen una historia que contar y el sonido de la lluvia se confunde con el llanto de unas mujeres que cuidaron de sus seres queridos incluso más allá de la muerte.

Heredera de La dama de blanco de Wilkie Collins, Tu nombre después de la lluvia es una novela de misterio y aventuras que nos devuelve a la mejor literatura del siglo XIX.


Después de muchos años de asumir que no iba a tener el gusto de leer estos libros, la pandemia trajo consigo una de las pocas cosas buenas que ocasionó este año: colaboraciones digitales. Gracias a esto, pude ver cumplido ese sueñito de acercarme a la trilogía Dreaming Spires que tanto me interesaba, sobre todo después de haber leído los dos primeros libros de la trilogía de Helena Lennox.

Con lo que no contaba era con la lentitud que iba a tener, sobre todo a principios de la pandemia, para leer, algo que se intensificó debido a que de por sí no soy muy rápida con la lectura digital. Y, digamos, no es un libro especialmente rápido —creo que es el punto de la narrativa, igual, eh, no es una crítica—, así que demoré un montón en leerlo. Y después demoré un montón en reseñarlo porque así soy, así me quieren, qué se le va a hacer. La cuestión es que ya no tengo el libro tan fresco, así que esta va a ser una reseña basada en lo que me quedó después de meses de haberlo terminado.

Debo decir que, habiendo leído obras más actuales de la autora, se nota que es un libro más bien de sus inicios, aunque esto de ninguna manera quiere decir que sea de mala calidad. Al revés, me parece que está muy bien construido, que la narración se adapta a la época sin perder la fluidez de la narrativa que se prefiere hoy en día, un equilibrio muy difícil de conseguir. La investigación que hay detrás, al igual que en las otras novelas que leí de la autora, sale a relucir en infinidad de ocasiones. No solo por lo histórico, sino también por los mitos y leyendas que utiliza, por los tropos típicos de cierta literatura gótica que fue muy popular en su época. De nuevo, la construcción de la ambientación es excelente y eso, en cierta forma, le da vida a los personajes. Más allá de la que ya tienen por sí mismos, la forma en que interactúan con el entorno les da una dimensión más, ¿me explico?


Al haber leído algunos libros de Helena Lennox, ya conocía a varios de los personajes, incluso a los que utilizan otro nombre —y no daré más explicaciones para no spoilear a nadie. Fue muy interesante leer a las versiones juveniles de algunos, la forma en que se conocieron o cómo vivían en aquellos tiempos. También me hace pensar cuánto maduraron y crecieron, o no. Y me trae algunas preguntas sobre el destino de otros, pero no quiero apresurarme a sacar conjeturas porque todavía me quedan dos libros más por leer.

La historia en sí es realmente atrapante, aunque en algunas ocasiones se me hizo un poco larga. No estoy segura de si esto se debe a la novela o a la forma lenta y de a cachitos en que la leí, así que no me tomen la palabra, ¿sí? Leía sobre todo mientras almorzaba, de a ratitos, y esos ratitos los esperaba con ganas porque quería saber cómo se iba a resolver ese misterio, cómo iban a terminar las cosas. 

Siento que hay muchísimo más para decir y comentar de esta novela, que tiene una variedad de personajes increíbles y que es muy rica, pero lamentablemente demoré demasiado en escribir la reseña y ahora es esta versión resumida de lo que pudo ser. Bueno, qué dramático todo. La verdad es que me alegró un montón tener la oportunidad de leerla y tengo montones de ganas de seguir con sus continuaciones, aunque me da un poco de miedo que siempre digan que el final de la segunda novela rompe corazones. Ya veremos qué tan así es.

Entonces, sí, recomiendo. Creo que va a gustar más a cierto tipo de lectores que a otros; por ejemplo, si buscan algo que se lea rapidísimo y que tenga una historia más bien sencilla y llena de acción, no es para ustedes. Por otro lado, si quieren una historia construida con cuidado, que va subiendo la tensión hasta el momento justo y que puede transportarlos a otra época y lugar, vayan a leer. Les va a gustar mucho.

miércoles, 7 de octubre de 2020

Rojo, blanco y sangre azul - Reseña

 

Alex Clarademont-Díaz, el hijo milenial de la presidenta de los Estados Unidos, es un tesoro para el marketing de la Casa Blanca: atractivo, carismático e inteligente. Lo que nadie sabe es que no soporta al príncipe Henry, el hijo de la reina de Inglaterra. Así que, cuando la prensa sensacionalista se hace con una fotografía que refleja un altercado entre Alex y Henry, las relaciones entre Estados Unidos y el Reino Unido se enfrían. Ambos países trazan un plan para paliar los daños. lo que empieza como una falsa amistad, publicada en Instagram, se va transformando en algo más profundo de lo que Alex y Henry podrían haber imaginado.

¿PUEDE EL AMOR CAMBIAR EL MUNDO?





Debo admitir que miré este libro por encima del hombro un montón de veces. Puede que haya sido por el hype gigantesco que tuvo en redes, por lo maravillados que estaban todos. Puede que haya sido porque soy prejuiciosa. Ni idea. La verdad, llegado el momento, decidí leerlo porque tenía que saber a qué venía todo esto y si realmente era para tanto. Y, se preguntarán ustedes, ¿era para tanto? En muchos sentidos, . Les cuento bien.

Normalmente empiezo las reseñas hablando de la trama, pero en esta ocasión creo que sería contraproducente. La trama no importa. A este libro no venimos a leer sobre politiqueo, sino a shippear. Es un libro por y para el ship, por más inverosímil que sea todo lo demás. Quiero dejar eso claro porque este libro hay que abordarlo así, con sinceridad. Más allá de eso, la sinopsis cuenta muy bien cómo partimos: la prensa detecta un conflicto bastante accidental entre Alex, hijo de la presidenta de Estados Unidos, y Henry, príncipe británico, y para evitar cualquier tipo de problema ahora estos dos tienen que fingir ser súper amigos, muy cercanos. Me pregunto yo qué podría suceder.

Y no, que sea predecible no es malo. Es perfecto. Es todo lo que tiene que suceder, porque no agarramos el libro esperando sorpresas, sino shippear a los personajes y acompañarlos durante la historia, presenciar sus peripecias y su desarrollo. Este es el punto fuerte del libro. La historia de amor es maravillosa, dulce, divertida. A veces, triste, porque qué sería de un libro así sin buenos obstáculos para que queramos con más ganas verlos juntos. A mí me tuvo atrapadísima por los pocos días que me duró, no podía esperar a tener un momento libre para poder seguir leyendo. Daba igual imaginar cómo iba a terminar: eso era justamente lo que quería. Es una comfort read.

Que sea un libro para el shippeo no quiere decir que sea de mala calidad, ni mucho menos. La prosa es muy ágil, se recrea donde debe hacerlo —las escenas románticas son intensas, las noches con amigos son desenfrenadas y se sienten como una película indie, los momentos íntimos llenan de calidez las páginas—, pero también tiene algunos momentos estrella como los mails que intercambian los protagonistas, citas célebres incluidas. Leí por ahí, creo que en Goodreads, que la novela habría brillado mucho más de haber estado escrita en primera persona y que los mails eran prueba de ello: estoy de acuerdo.


Vi por ahí también varios comentarios sobre cómo Alex no les cayó bien y que los personajes secundarios no tienen mucha importancia. Ahí estoy en desacuerdo; en lo personal, tanto Alex como Henry me parecieron personajes llenos de vida y bien desarrollados que amé conocer, discrepe o no con mi forma de ver el mundo. Además, el resto del casting es muy interesante, diverso —algo que se agradece— y entrañable, así que no tengo quejas por ese lado. Admito, eso sí, que no me terminó de cuajar en el contexto que se les da.

¿Por qué digo esto? Porque, a mis ojos, la construcción de la política en este libro es muy ingenua. Todo es muy fácil, sencillo. Las política estadounidense no es tan así, las normas de la realeza británica no son tan así tampoco. Las dinámicas son bastante bolazo. El mundo no se divide en buenos y malos así nomás, muchísimo menos en política. Qué sé yo, esto puede ser algo que tire para atrás a los que busquen leer esto por la trama política, pero ¿acaso existe tal lector? Por mi parte, meh: como si quisiera poner aliens en el medio, yo vine por el shippeo y tuve exactamente lo que quería y lo disfruté como una nena chica. Hasta me reí en voz alta en algún que otro momento. Y una parte me emocionó un poquito.

Es una comedia romántica, chiquilines. Y por más que se permita tocar temas muy profundos como la identidad, los derechos humanos, la importancia de la representación de la diversidad y otro montón de cosas muy valiosas, no le podemos pedir que también sea otro tipo de libro —y también sabemos cómo son los estadounidenses con el patriotismo y cómo perciben al resto del mundo, algo que desearía que no fuera así, pero en fin. Como mucho, podemos discutir si esa otra trama suma o no a la historia principal, que es un romance. En mi caso, esas partes no llamaron mi atención y las leía deseando que volviéramos a las escenas lindas. Soy bastante simple, para qué mentir.

Más allá de esto, es súper disfrutable. Se lee en nada, cuesta soltarlo y es un regalo para los que estén con ganas de engancharse como hace tiempo no hacen, de salir de algún bloqueo lector o lo que sea. Es de esos libros. 

Lo recontra recomiendo, sí, por favor. Con criterio.