Los caminos de Axlin y Xein vuelven a cruzarse, pero ambos parecen estar más alejados que nunca. Ella trabaja en la biblioteca y sigue recopilando información para completar su bestiario, mientras investiga lo que parece una presencia anormal de monstruos dentro de los muros de la Ciudadela. Por otro lado, al intentar ayudar a su amigo Dex con un problema personal se verá envuelta en un conflicto que implica a varias familias aristocráticas de la ciudad vieja.
Xein, por su parte, se ha convertido en uno más de los Guardianes que protegen a los habitantes de la Ciudadela de los monstruos que los acechan. Su lealtad a la Guardia lo obliga a mantener sus nuevos conocimientos ocultos para el resto de la gente y especialmente para Axlin, lo cual levantará un nuevo muro entre los dos.
Todo ello causará conflictos entre ambos cada vez que vuelvan a encontrarse, pero también hará saltar chispas que arderán con más fuerza a causa de su pasado en común.
Tenía bastantes ganas de leer esta novela después de haber leído la primera parte, El bestiario de Axlin. No me desesperaba porque, si bien me gustó el anterior, no me había dejado loca ni nada, a diferencia de Ana. Cuando ella me contó que este le había gustado, pero no tanto como el primero, me pregunté «¿no andaremos cruzadas?» y... efectivamente, lo estábamos. Este segundo me gustó mucho más.
Hablar de lo que trata este libro es un poco spoilear la última parte del libro anterior, así que si no quieren eso, pero les interesa saber qué me pareció, pueden ir al final de la reseña, que es siempre una especie de resumencito. ¿Por qué es spoilear? Porque empezamos poco después de donde terminamos el libro, en la Ciudadela. Ese lugar en el que la humanidad civilizada se refugia de la plaga de monstruos que no parece ceder. Los defienden los guardianes, los de ojos dorados y los de ojos plateados, cuyo talento para matar monstruos es instintivo y además son entrenados para perfeccionarse. Allí llegó Axlin hacia el final del primer libro, solo para darse cuenta de que no era lo que esperaba y de que las cosas eran más difíciles aún de lo que le habían contado. Y que ahora Xein era inalcanzable y, para peor, no le importaba dejar de serlo. ¿Lo bueno? Trabajar en su bestiario en la biblioteca.
Entonces, con ese escenario, la historia deja un poco de ser de aventuras y se mueve en paisajes más urbanos, con el misterio y las intrigas en primer plano en lugar de las batallas contra los monstruos, aunque estas no van a faltar, sin duda alguna. Yo, que amo este tipo de cosas, me sentí más que feliz con el cambio. Además, me moría de ganas de saber bastantes cosas que no nos habían contado en el primer libro, así que agradecí las partes de Xein y todo lo que aprendemos con él. ¿La verdad? Qué siniestro. Y qué difícil, especialmente hacia el final, con los descubrimientos que hacen él y Rox, imaginar una forma de ganar. La tensión aumenta muchísimo y ahora mi necesidad de leer el siguiente libro es enorme.
Los personajes han cambiado desde el primer libro. No me refiero solo a Xein, ahora que es un guardián formado y debe actuar como tal, no, sino también a Axlin. Sigue buscando ayudar a todos a defenderse de los monstruos, pero es mucho menos ingenua y empieza a darse cuenta de cómo funcionan las sociedades privilegiadas y de cómo tratan a las personas que consideran inferiores. También conocemos muchísimo más a Rox, la guardiana amiga de Xein en el primer libro, y he de decir que su carácter y su lento desarrollo hicieron que me cayera muy bien. Saber que va a tener más relevancia en el siguiente libro me deja muy feliz, aunque temo por ella.
La relación actual de Xein y Axlin me hizo pasar horrible, nada más lejos de lo que vivimos en el primer libro, sino que ahora ambos están marcados por la pena, el enojo, el resentimiento y el dolor. Ah, los necesito juntos y felices y Laura no me lo concede, qué injusticia. Si bien se nos deja intuir una cierta situación triangular, yo espero de corazón que las cosas vayan por otro lado.
Hay nuevos personajes, más bien secundarios, que toman mucha más importancia. Incluso si al principio sus historias y sus problemas parecen totalmente irrelevantes y podríamos preguntarnos por qué la autora pierde tiempo con esto, en verdad toman mucho peso. Lo suponía al leer, pero no imaginé que fuera a ir por esos derroteros hasta que ya nos habían dado las suficientes pistas como para sacar conclusiones.
A diferencia también del primer libro, hay muy pocos momentos en los que los personajes salen de la Ciudadela, que es el marco por excelencia de esta segunda parte. Me dejó muy satisfecha su caracterización; que no fuera lo que Axlin esperaba, que su funcionamiento fuera complejo e injusto a veces, que la vida también pudiera ser miserable sin monstruos y que, además, estar en la Ciudadela no fuera sinónimo de estar a salvo de los monstruos. Saber que también son vulnerables... es inquietante, pero hace todo más emocionante.
En definitiva, para mí fue una mejora respecto a la primera parte, aunque son bien distintas y ambas me gustaron por separado. No es una secuela de relleno, un mero puente entre dos extremos de una trilogía. Es una historia que se apoya más en el misterio que en la aventura y que nos abre las puertas a un desenlace que promete, a respuestas para esos misterios que todavía siguen pendientes. Yo necesito el tercero para ya. No sé a qué esperan ustedes para leer.