La tempestad - Reseña

Última obra teatral escrita en solitario por William Shakespeare (1564-1616), La tempestad pertenece a la serie de piezas de este autor que funden el ámbito de lo real con lo mágico y lo maravilloso.
Próspero, duque legítimo de Milán, ha sido expulsado de su posición por su hermano y se encuentra en una isla desierta tras naufragar su buque. La obra comienza con una fuerte tormenta, desatada por Ariel (a mandato de Próspero), cuando adivina que su hermano Antonio viaja en un buque cerca de la isla en la que se encuentra. En ella, Próspero cuenta con la compañía de su hija Miranda y descansa con sus numerosos libros dedicándose al estudio y el conocimiento de la Magia. Próspero entra en contacto con espíritus como Ariel. Con su ayuda, desde el caos y la locura, Próspero tejerá un encantamiento que le permitirá iniciar su venganza. Spoiler Al final Próspero renunciará a su magia perdonando a sus enemigos y permitiendo el matrimonio entre su hija Miranda y Fernando spoiler. 

Sí, marqué un spoiler en la sinopsis. Pero a ver, ¿a quién se le ocurre contar EL FINAL de una obra? Será Shakespeare, será una obra de hace siglos, pero no todo el mundo la leyó. Cualquiera, persona que escribió la sinopsis, cualquiera.

Dejando de lado el pequeño exabrupto, hoy les traigo una reseña un poco diferente. Este es el libro elegido en el #Clubdelecturauy este mes de abril, mes del teatro. Creo que es la primera vez que reseño teatro, un género del que no soy muy asidua, así que no sean muy duros conmigo. 

Ya había leído a Shakespeare antes; di Hamlet en el liceo y tengo un tomo con todas sus comedias en casa. Una vez vi El cuento de invierno, en otra ocasión la ópera de Macbeth, pero creo ninguna otra obra suya representada, que yo recuerde. A pesar de tener conocimiento de la existencia de La tempestad, no la había leído ni visto nunca. Me pareció una preciosa oportunidad de hacerlo.

No me siento con capacidad ni autoridad para decir si Shakespeare, ni más ni menos, es bueno o no. Es un clásico y una lectura indispensable, crucial para entender la literatura de ese tiempo y, por qué no, la actual. Tampoco me voy a poner a dar opiniones sobre su forma de escribir. Se cae de maduro todo.

Quizás el mayor problema al leer es tratar de poner la cabeza en el siglo en que fue escrita. Hay muchos elementos que nos pueden llenar de extrañeza, acá en nuestro presente, pero que son comunes en el teatro de aquellos tiempos. El tipo de romance, entre Miranda y Fernando, es un claro ejemplo. No puedo decir «es un instalove, qué mal», porque las cosas acá funcionan de otra manera. 

De cualquier manera, esos dos son los menos interesantes de la obra. Todos los demás, fuera de la burbuja de dulce de leche en la que están metidos Miranda y Fernando, son bastante más profundos. Calculadores, traidores, vengativos. Toda una fauna en la que lo peor de los seres humanos sale a flote para que la obra fluya en tramas separadas que se unen maravillosamente en un final muy inteligente. Recuerdo haber dado la figura de Caliban, el esclavo, en alguna materia de la facultad, pero ahora mismo no recuerdo bien cuál. Este es un tema muy interesante y complejo, del que pueden leer más acá, si quieren. Tampoco me veo con facultades como para meterme a tirar fruta yo.

Qué más decir. Yo siempre voy a recomendar que lean a este señor, que lean más teatro, porque siempre es importante salir de nuestras zonas de confort. Y si pueden, vayan a verla. Debe de ser increíble.

Mañana es la reunión del club en la que vamos a discutir este libro. Muero de ganas de conocer la opinión de todos los demás. Estoy segura de que va a ser interesantísima. Igual que las de ustedes. ¡Lean!