viernes, 29 de noviembre de 2013

Hace mucho que no digo TTPP

Pocas cosas me rompen tanto las pelotas como la gente que te dice no solo que lo que leés es una porquería, sino lo que tendrías que leer. Me pregunto, ¿el punto no es acaso leer lo que a uno le plazca? La lectura, excepto (a veces) cuando uno estudia literatura, es por placer. Entonces, ¿por qué carajo tengo que darle pelota a un tipo que me ve leyendo un libro juvenil y me dice «dejá esa mierda y leé literatura de verdad, como Borges». No me malinterpreten, me gusta Borges, pero ¿qué es la literatura? ¿qué se considera literatura? No sé si quiero entrar en la discusión del desprestigio que sufre todo lo juvenil, lo fantástico o lo de ciencia ficción, pero me molesta muchísimo el elitismo de algunas personas.
Personalmente, hay muchos autores «consagrados» que me encantan, pero amo también distenderme con libros juveniles, por más bobos que sean algunos. Suelen leerse fácil, tener una narración dinámica, y muchas veces mejores historias que unos cuantos libros para adultos. Y sí, hay mucha porquería por ahí, pero como existe una cosa maravillosa que se llama opinión, lo que yo considero una porquería, para otro puede ser una genialidad. Y lo disfruta, ¿y no era ese el punto?
En fin, nadie es menos por preferir leer, no sé, Los juegos del hambre que, yo qué sé, El viejo y el mar (que no es mi caso porque no leí este último, pero a alguien le puede pasar), simplemente tiene gustos distintos, por más que uno pueda discutir sobre la calidad —y eso no es lo que estoy discutiendo—.
Sé que lo que digo suena bastante obvio, pero parece que hay gente que no lo entiende. Ay, será que no soy tan culta como ellos. Qué cagada, che.

Nada de esto aplica a Paulo Coelho, por supuesto. Hasta ahí llega mi tolerancia.