domingo, 8 de enero de 2012

Cosirijillas

Últimamente en mi cabeza hay espacio sólo para dos cosas: estudiar para los exámenes y escribir. A falta de amigos en Montevideo -la mayoría están afuera, los demás no han demostrado muchas ganas de querer moverse de sus hogares-, me centré muchísimo en esos dos temas.

Sobre el estudio... bah, botánica ya empecé. Tengo que llamar a mi profesor de física cuando vuelva de su licencia, y el de matemática es un primo de papá, que no encuentro el número -.-

En cuanto a la escritura, ahora que terminé esa parte de Lunas, me puse con PG -la tercera, y se supone que última, parte de Distopía-, y tengo muchísimas ideas, planes y ganas. Estuve atomizando a todo mi entorno con el tema, así que no voy a hacer lo mismo acá (festejen, bloggers, festejen!). 

El 15 me voy al lugar más lindo del mundo, Playa Hermosa. Desconexión total con el mundo. 

Listo :)

miércoles, 4 de enero de 2012

De paseo en Glühwürmchen

Como dije previamente en otra entrada, hace poquito terminé la primera parte de esa historia que estoy escribiendo, Las lunas de Marzo. Eso significa, más o menos, que alcancé la mitad de lo que tengo prevista que sea la totalidad de la "novela" (me cuesta horrores decirle novela a una historia mía, no sé por qué, es una palabra como que muy grande). 
Sé que estas entradas -las etiquetadas como "Intento de escritora"- no suelen ser muy populares, pero quería hablar de este tema. 
A ver, empecé Lunas a finales del 2009 porque sí. Surgió, así nomás. La comencé a escribir en la computadora, pero me tenía que ir a lo de mi padre, así que me llevé una cuadernola y terminé el primer capítulo allá. Ese primer capítulo, es ahora el que, sin duda, más corregí, cambié y edité en toda mi vida. Para ser más precisa, el final del capítulo -si lee alguien que lo haya leído, sabe que esa parte es la más importante-. El resto, que sigue igual, ya me lo sé de memoria. 
Cuando llegué al quinto capítulo, empezaron los problemas. Me trancaba, no podía seguir, no empatizaba con los personajes, no me hallaba en la historia. Eso es algo terrible, y siendo así, no tiene sentido escribir hasta que la situación cambie. No cambió en muchísimo tiempo, y estuve dos años escribiendo capítulos esporádicos a los que no les veía mucho atractivo una vez terminados. Una frustración enorme. 
Sin embargo, por algún motivo, no podía dejar de escribir. Tenía -y tengo-, la sensación de que debo terminarla. Quiero hacerlo. 
Así que, con esfuerzo, a fines de este año escribí los últimos capítulos de esta primera parte, casi que de corrido. Luego, me dispuse a corregir -no muy profundamente, sólo lo básico para que hubiera coherencia y todo eso- desde el inicio, y pasársela a algunas personas para ver qué opinaban. 
Y, lo más importante, poder leerla de un tirón, después de tanto tiempo escribiendo entrecortadamente.
¿Qué descubrí?
Que me gusta. Que leerla sin parar me hizo darme cuenta de que no es tan mala, ni tan fragmentaria, y que la tensión e intriga se mantienen bastante bien, que la protagonista cuyo nombre es secreto por ahora (?) no es tan tontita, que por fin me voy encaminando hacia lo que busco, y que la historia se sostiene más de lo que yo creía, casi parece que tengo idea de lo que voy a escribir después! -en serio, tuve y tengo grandes baches en mis esquemas-. 
Así que me siento bastante contenta y orgullosa conmigo misma, mucho menos desanimada y con miles de ganas de seguir. Porque realmente escribir es algo que amo, y me hacía falta algo así para volver a tener ganas de continuar.

Nada más, los libero! Me extendí más de lo que pensaba >.<

PD: como bonustrack, voy a revelar -ah, ojo, revelar! (?)- el origen del nombre. En realidad, al principio se llamaba Duermevela -que ahora es el nombre de la primera parte-, pero el 31 de diciembre de 2009, yendo en el auto de mi abuela a lo de mis tíos para festejar fin de año, agarramos la rambla y pudimos observar la hermosa luna llena que había esa noche. Creo que fue luna azul, ya que hubo dos lunas ese diciembre. Entonces, después de hablar sobre ella, y luego sobre otras lunas memorables que habíamos visto, mi padre dijo "para mí, las más lindas son las lunas de marzo". Y algo en mí hizo un click. Me encantó cómo sonaba eso, fonéticamente y todo lo que podía implicar. Así que le busqué a las lunas un lugarcito en la historia, que simbólicamente es importante. 

PD2: explicar el título de la entrada? no way, sólo voy a decir que es una palabra importantísima en toda la historia, y que está en alemán :)

Y ta, listo, me fui, ahora sí.