Premio Gutenberg de narrativa joven 2015
El síndrome de las ciudades hermosas se lee con un interés continuo, sostenido por el encanto de su mundo narrativo: una ciudad inventada, un director de cine y un intérprete alternan escenas de rodajes, de búsqueda y de misterio mientras se devela un enigmático universo.La cuidada caracterización de los protagonistas, el buen manejo de los diálogos y el desarrollo de la narración, estructuran una ocurrente historia, cargada de imágenes potentes y escenografías quiméricas que terminan por imponerse.(Del fallo del jurado)
A Carolina la conocí por casualidad, aunque ahora ya no estoy tan segura. Compré su libro en la presentación sin tener mucha idea de qué trataba, llena de curiosidad. Las palabras del jurado ese día no hicieron más que incrementarla. Tenían razón.
La forma en que las palabras crean imágenes es hermosa. Es hermoso en sí cuando la sonoridad se vuelve imagen y todo junto se mueve. En la historia, Claasen crea (o recrea) ciudades en otras ciudades, que dejan de ser esas ciudades. En esta realidad, Carolina escribió una historia en un Montevideo que no es Montevideo, con lugares que son no-lugares. Ella misma se vuelve un poco Claasen y nos da ganas de seguir a la mujer de la maleta de cuero, de seguir a Molina, de meternos en la Claasenstad.
Yo lo recomiendo, qué les voy a decir.
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Nos descubrieron, por fin nos descubrieron. Pasen y vean, qué lindas tolderías: