Noches de neón - Reseña

Cuando Butterfly conoce a Blake Novak, un luchador de artes marciales, instantáneamente se siente atraída hacia él. Lo que Blake no sabe de ella es que vive una doble vida, y que debajo de ese encanto infantil y las pelucas de colores, está Mia Gabrielli, la hija de un jefe del crimen organizado.
Lo que se suponía que iba a ser solo un encuentro fugaz, se convierte en el comienzo de una aventura peligrosa cuando el robo de dos millones de dólares vuelve a unir sus caminos.
Mia va a tener que enfrentarse a los enredos y engaños tan propios de su familia, cuando su plan de huir y comenzar una nueva vida se vea frustrado. Subestimada desde siempre como la frágil e inocente hija de Luca Gabrielli, su vida empezará a convertirse en un gran torbellino de acción, donde el dinero, el narcotráfico, los asesinatos y las traiciones sono il pane quotidiano.
¿Y qué pasa con Blake? ¿Encontrará en él al aliado que tanta falta le hace, o se trata solo de otro cabrón más que la quiere manipular?

Antes de empezar la reseña, es importante que les diga una cosa: leí esta novela hace mucho tiempo, por lo que se imaginarán que no tengo conmigo todos los detalles y quizás hable en términos más generales. En realidad, para lo que les vengo a decir, los detalles no son tan importantes. Lo que me interesa es que les quede claro que esta novela es mucho más de lo que parece. 

Si bien la sinopsis explica de forma bastante acertada lo que ocurre en la novela, no alcanza a describir la magnitud de lo que acontece en sus páginas. Lo que tenemos en frente es una novela trepidante, en la que cada problema viene acompañado de otro mayor hasta el punto en el que no tenemos ni idea de cómo van a resolverlo nuestros protagonistas. Digamos que es un recordatorio constante de que cada acción tiene sus consecuencias. A su vez, mientras los protagonistas persiguen sus metas, hay más de una situación que deberán resolver respecto de sus vidas personales, ya sea de lo familiar o de algún que otro romance —y acá es donde no doy detalles, pero esta vez para no spoilear. La cosa es el que ritmo acelera y acelera y acelera hasta llegar a un final muy intenso, de esos que es imposible parar de leer. A pesar de la longitud de la novela, no se hace larga ni pesada en ningún momento, y eso se agradece. Esto se debe en gran parte a la narración, que es sumamente ágil y directa, pero también a que pasan cosas continuamente, aunque sin quitarle espacio al necesario desarrollo de los personajes.

En cuanto a estos, tenemos un montón y ninguno de relleno. Uno pensaría que esto podría resultar caótico o difícil de recordar, pero como cada cuál tiene una función asignada y el debido tiempo para desarrollarse según su importancia, no sucede. Antes de hablar de los personajes principales, quiero contarles que los secundarios tienen un papel súper importante y que hasta el más pequeño tiene su rol.

Como bien se ve en la sinopsis, Mia Gabrielli (aka Butterfly) es la protagonista femenina, y como tal, es quien nos presenta el mundo en el que se mueve: su padre es el jefe de una organización mafiosa, y además es terriblemente sobreprotector con ella. Por lo tanto, la quiere dócil y por fuera de todos sus asuntos. Y acá es cuando empieza lo genial de Mia: ella se caga en eso. Aunque delante de él y sus compañeros se comporta como la niña rica y mimada que todos creen que es, con sus amigos y al salir deja escapar su verdadera personalidad y hace lo que quiere. Es una situación riesgosa para alguien como ella, pero es su única forma de ser feliz. Es en una de estas salidas en las que comienza su historia, así que no deberíamos subestimarla. Mia tiene un carácter fuerte, objetivos claros y muchos sueños por cumplir. Con varios defectos que la vuelven muy humana, es un personaje con el que es fácil empatizar, cosa que al principio me costó un poquito, porque la veía muy egoísta, pero conforme avanzaba en la lectura, me daba cuenta de que había un mundo interior en ella más grande de lo que creía, y más rico también.

El otro protagonista es Blake, el luchador al que se hace referencia en la sinopsis. Me es difícil hablar de él, porque me gustaría que les pasara lo que me pasó a mí al leer. Tenía algún que otro prejuicio sobre este personaje porque suponía que iba a caer en cierto estereotipo, pero resultó ser una persona totalmente diferente a la que yo me imaginaba. Al terminar el libro, le tomé muchísimo cariño y puedo decir con satisfacción que me equivoqué al prejuzgarlo. Me callo por acá porque realmente quiero que lo conozcan.

El padre de Mia y sus «secuaces» —qué dramático decirles así— tienen un papel fundamental en esta historia, y nunca queda del todo claro si podemos contarlos como de su lado o del otro. De hecho, eso de los lados es muy difícil de decir, ya que ningún personaje es lo que parece y casi todos viven por su propio beneficio. En fin, que son clave para el desarrollo de la novela, sobre todo Noah, que es un amigo para Mia desde su infancia, aunque él eso no lo tenga tan claro. Guárdense todo lo que estén deduciendo a partir de esto que les dije, porque probablemente estén equivocados. No es una novela fácil de predecir, como ya se habrán dado cuenta.

La ambientación es un tema aparte, porque si bien la ciudad en la que todo transcurre es ficticia, hay algo que se vuelve muy real acerca de ella. Quizás es por lo bien construida, lo mucho que se asemeja a un lugar que podría ser cualquiera y sin embargo, a la vez, no. Como si a través de lo mucho que los personajes la conocen, o conocen distintas partes de ella, nosotros pudiéramos sentir que la conocemos también.

Es poco lo que puedo agregar con una lectura tan lejana, pero me interesa especialmente que se queden con dos cosas: lo buena novela que es y lo mucho que se escapa de estereotipos o clichés, a pesar de que uno podría pensar que no. Es obvio a esta altura que la recomiendo con fuerza, pero quiero que no dejen esta reseña con comentarios del estilo de «no es para mí» o «no me llama», porque ni a mí ni a otros que la hemos leído nos gustan este tipo de novelas y, sin embargo, esta nos encantó. A leerla, eh.