Diana no sabe cómo expresar sus sentimientos. Ella habla a través de su música, pero ha olvidado cómo hacerlo. La convivencia ha empezado a hacer mella en su relación y siente que está atrapada lejos de todo lo que le importa. Diana tiene un secreto que solo conoce Pedro, su anciano amigo saxofonista.
Sus amigas tienen sus propios problemas: Irene, que siempre ha querido ser madre, siente que le falta algo, y Victoria está atrapada en una relación tóxica de la que no sabe cómo salir.
Entre todos, ayudarán a Diana a escuchar su propia melodía.
Tuve la suerte de leer a Carmen Amil antes al corregir otra novela suya, Sin bragas y a loco, y también de poder encontrar esta novela gracias a la promoción del día de San Valentín de este año. Tenía montones de ganas de leerla de nuevo y esta novela prometía. Como suele suceder cuando leo en digital, me metí en ella en ratos libres y tiempos muertos, por lo que leía de a pedacitos y bastante cortado.
En esta novela tenemos una clara protagonista, que es Diana, pero no es la única historia que cuenta. También tenemos las de sus amigas Victoria y, en menor medida, Irene. En general, podríamos decir que es una novela que trata de insatisfacciones, de sueños sin cumplir y de conseguir la fuerza y la voluntad para salir de ese lugar. Para poder ser las personas que quieren ser, para poder amar de una manera plena, para poder trabajar de lo que de verdad les gusta, para no estar atadas a un mismo rol en la vida sin poder disfrutar de otro. Para liberarse de las frustraciones, de los miedos. En los tres casos, en la medida que sea, el motor de la trama es ese y me pareció sólido.
La trama principal nos cuenta sobre Diana, una mujer que acaba de dar el paso de irse a vivir con su pareja, casi una década mayor que ella que sí tiene experiencia con la independencia. Al estar viviendo juntos por primera vez, empiezan a darse cuenta casi de inmediato de ciertas incompatibilidades que hacen que todo se haga cuesta arriba. Diana empieza a plantearse preguntas sobre sí misma, sobre lo que quiere en la vida y sobre lo que puede hacer para ser feliz.
Por otro lado está Victoria. Es una persona bastante hermética y controladora, que esconde un interior frágil. Aún aferrada a su ex, que ya está metido en otra relación y solo aparece para tener relaciones de tanto en tanto, se siente una estúpida. Cuando alguien nuevo aparece de pronto en su vida, las cosas empiezan a cambiar.
Y por último tenemos a Irene, que está felizmente casada y tiene un hijo, por el que dejó de lado su trabajo. Aunque fue una decisión propia, lo extraña y se embarca en la tarea de volver a la vida profesional, aunque a veces sea difícil.
¿Qué decir? Es una novela muy emocional. Creo que la autora transmite muy bien lo que sienten los personajes, especialmente Diana en primera persona, y que los lectores puedan sentir empatía, aunque no hayan vivido una situación similar. Me encanta la manera en que todos los personajes se sienten humanos, posibles, cotidianos. Admito que a veces las resoluciones a algunos problemas me parecieron algo inverosímiles, pero no las emociones que se plantean a lo largo de la novela. Las cosas se toman su tiempo para pasar, los personajes dudan, los personajes crecen y maduran.
Me gustó especialmente que la novela tocara temas como el final de una relación, lo que pasa cuando hay amor pero no compatibilidad, el enamoramiento inesperado de personas que parecen las más inadecuadas. Me gustó que hubiera problemas en la amistad de Diana, Victoria e Irene, algo que no siempre se tiene en cuenta. Todo esto volvió más humana la historia.
Nunca estuve en España, pero tal como me ocurrió en la anterior novela de la autora, me sentí cómoda en los lugares donde se ambienta la historia. Para mí, fue una manera de conocer un lugar nuevo y acompañarlo de las aventuras y sueños de Diana. No puedo desunir la prosa de la ambientación y de Diana, porque el vínculo es muy fuerte. Es a través de las palabras que conocemos a la protagonista, que se muestra fuerte, pero tiene un lado frágil que busca crecer. Es a través de la ciudad que lo logra, de la gente que allí conoce y que le da la mano para que pueda saltar. Me gusta lo natural que se sintió esto, lo mucho que llega la narración al lector. No siempre me gustó Diana, pero lo veo normal. Es lo que tiene la primera persona y lo que tiene una persona que necesita crecer. No siempre es cómodo leerlas.
Entonces, la verdad, me alegra mucho haber podido leer esta novela. Así pude constatar el crecimiento como autora de Carmen Amil y conocer a un montón de personajes muy humanos, en una búsqueda que nos toca a todos: la de uno mismo. ¿Qué les parece?
La trama principal nos cuenta sobre Diana, una mujer que acaba de dar el paso de irse a vivir con su pareja, casi una década mayor que ella que sí tiene experiencia con la independencia. Al estar viviendo juntos por primera vez, empiezan a darse cuenta casi de inmediato de ciertas incompatibilidades que hacen que todo se haga cuesta arriba. Diana empieza a plantearse preguntas sobre sí misma, sobre lo que quiere en la vida y sobre lo que puede hacer para ser feliz.
Por otro lado está Victoria. Es una persona bastante hermética y controladora, que esconde un interior frágil. Aún aferrada a su ex, que ya está metido en otra relación y solo aparece para tener relaciones de tanto en tanto, se siente una estúpida. Cuando alguien nuevo aparece de pronto en su vida, las cosas empiezan a cambiar.
Y por último tenemos a Irene, que está felizmente casada y tiene un hijo, por el que dejó de lado su trabajo. Aunque fue una decisión propia, lo extraña y se embarca en la tarea de volver a la vida profesional, aunque a veces sea difícil.
Me gustó especialmente que la novela tocara temas como el final de una relación, lo que pasa cuando hay amor pero no compatibilidad, el enamoramiento inesperado de personas que parecen las más inadecuadas. Me gustó que hubiera problemas en la amistad de Diana, Victoria e Irene, algo que no siempre se tiene en cuenta. Todo esto volvió más humana la historia.
Entonces, la verdad, me alegra mucho haber podido leer esta novela. Así pude constatar el crecimiento como autora de Carmen Amil y conocer a un montón de personajes muy humanos, en una búsqueda que nos toca a todos: la de uno mismo. ¿Qué les parece?