Hace mil años, el gran dios Dragón fue invocado para conceder un deseo terrible, y la tierra de Iwagoto se sumió en una era de oscuridad y caos. Ahora se concederá un nuevo deseo a aquél que sea el poseedor del Pergamino de las Mil Oraciones.
Criada por monjes en un templo escondido, Yumeko ha sido entrenada para ocultar su naturaleza. Mitad zorro kitsune, mitad humana, su habilidad para transformarse sólo es comparable con su inclinación por las travesuras. Hasta el día en que su hogar es arrasado por demonios del averno y se ve obligada a huir con el mayor tesoro del templo, una parte del antiguo pergamino sagrado.
Kage Tatsumi es un misterioso samurái del Clan de la Sombra, un guerrero que ha recibido la orden de recuperar el pergamino a cualquier precio. Pero el destino pronto une a Tatsumi y Yumeko. Con la promesa de guiarlo hasta el tesoro anhelado, Yumeko establece una peligrosa alianza que le ofrece su mejor esperanza de supervivencia. Pero él busca lo que ella ha escondido, ¿y si su engaño es descubierto?
Con un ejército de demonios pisándole los talones, y acompañada por el más insólito de los aliados, los secretos de Yumeko son más que una cuestión de vida o muerte. Son la clave del destino del mundo.
Desde mi experiencia con la saga
Las guerras del loto, de Jay Kristoff,
soy muy cuidadosa a la hora de elegir novelas con ambientación japonesa, especialmente si se trata de mundos de fantasía inspirados en Japón. Quienes leyeron mis reseñas sobre esa saga sabrán que terminé reconciliándome, pero de todas formas me mantengo cauta al respecto. Por eso, cuando me encontré con esta novela, decidí tomarla con pinzas.
Le tenía un poco más de fe por la autora, pero aun así no quería ilusionarme. Entré a sus páginas con cuidado y salí
muy contenta de haberle dado una oportunidad.
Debo ser sincera, de todas formas: esta novela contiene un montón de tropos y clichés. ¿Por qué no me molesta ni me importa? Porque funcionan. Porque están bien usados y, además, son todos los que me gustan. Profecías, objetos mágicos, guerreros, brujas, fantasmas y otras criaturas mitológicas. Un shinobi que no puede permitirse sentir a cargo de proteger, para su conveniencia, a una medio kitsune ingenua. Un ronin irreverente, un espadachín misterioso. Todo un grupo de outcasts camino a cumplir una misión de la que, a fin de cuentas, no saben demasiado. ¿El enemigo? Una fuerza sobrenatural nacida de los mismísimos infiernos. No quiero contar demasiado de esta aventura porque es tan, tan satisfactorio ir descubriéndola de a poco... Es, en cierta forma, episódica y casi se siente como ver una serie.
Los personajes son el gran sí de la novela. Variados, profundos y entrañables. Yumeko me gustó muchísimo porque su ingenuidad no se hace pesada. Es curiosa, amable y está unida de forma ineludible con la naturaleza y el mundo espiritual. Tatsumi es un shinobi —ninja— que carga con una espada legendaria poseída por un demonio, por lo que no puede darse el lujo de dejarse controla por sus emociones. Estos son los personajes que nos narran la aventura, pero por el camino se encontrarán con Okame-san, un ronin sarcástico pero querible, y algunos otros personajes no tan amistosos. Me encantó la dinámica entre los personajes principales, el humor, los vínculos y la forma en la que entienden el mundo, cada uno de ellos. También disfruté de los villanos y de cómo, a pesar de tener menos profundidad —ahí se me hicieron muy de anime de los viejos, no sabría explicarlo—, insinúan algo mucho más oscuro y difícil de vencer.
La ambientación, al final, me terminó pareciendo preciosa. No se llena la boca de cosas que no entiende, sino que
toma los mitos de forma respetuosa para crear un mundo delicado y lleno de magia. Es muy fácil sentirse parte del universo creado, de lo bien descrito que está y lo importante que es para la trama. Además,
la prosa transmite muy bien la fascinación de Yumeko hacia todo lo que conoce. El japonés utilizado no me pareció incorrecto y
hacia el final hay un glosario, además de que la novela en sí cuenta con bastantes notas al pie, sin interrumpir la inmersión en la historia. Para que todo fuera aún mejor, leí con la banda sonora de
La princesa Mononoke de fondo y me pareció de lo más apropiado.
Podría hablar muchísimo más de este libro, pero elijo no hacerlo porque quiero que se adentren en él como yo, sabiendo poco y con más intriga que otra cosa. Es una novela preciosa, que disfruté montones a pesar de los clichés, que me importaron poco y nada. Me quedo con sus personajes y con la ambientación maravillosa, con una historia que me atrapó montones. Muero de ganas de leer la segunda parte y espero, de corazón, que ustedes también elijan meterse en este mundo increíble.
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Selina Kyle es Catwoman. Y cuando el murciélago no está en la ciudad, la gata sale a jugar. Ha llegado el momento de saber cuántas vidas tiene esta gata.
Selina Kyle es una ladrona.
Dos años después de huir de los suburbios de Gotham, Selina Kyle regresa bajo la identidad de la rica y misteriosa Holly Vanderhees. Con Batman fuera en una misión trascendental, pronto se da cuenta de que este es el mejor momento para hacerse con la ciudad.
Luke Fox es un héroe.
Luke quiere demostrar que está preparado para enfundarse en su traje de Batwing y proteger a los ciudadanos de Gotham. Para ello, se propone atrapar a una nueva ladrona que merodea por las calles y que, junto con Poison Ivy y Harley Quinn, está causando estragos en la ciudad.
En Gotham nadie es lo que parece.
A pesar de haber trabado algunas amistades inesperadas, Selina juega desesperadamente al gato y al ratón: durante el día coquetea con el guapísimo Luke Fox y por la noche lucha contra Batwing.
La inteligencia de Catwoman podría convertirse en la ruina de Batwing, pero una amenaza del pasado la persigue... ¿Será capaz de llevar a cabo el atraco más cercano a su corazón?
De esta colección de libros,
Catwoman era uno de los que más me atraía.
No solo porque es un personaje de DC que siempre me gustó mucho, sino porque la autora es nada más ni nada menos que Sarah J. Maas, una de mis escritoras favoritas. Además, había leído
Wonder Woman de Leigh Bardugo y me pareció una buena novela. A decir verdad, tenía preocupaciones para con este porque había leído también reseñas tirando a negativas, pero, al final, ni muy muy ni tan tan.
Me pareció un buen libro, pero no me maravilló.
A diferencia de otros lectores, no voy a meterme en si fue una buena representación del icónico personaje que ya todos conocemos. No porque me parezca mal, sino porque
carezco de tal conocimiento. Soy consumidora ocasional y
no me cambia demasiado que alteren una
backstory o que le den nuevas motivaciones o intereses amorosos a estos personajes. Respecto a este tema en particular, desde el vamos tenemos un origen muy claro para esta Selina Kyle, a la que vamos a conocer más que nada durante su adolescencia.
La conocemos cuando vive sola con su hermana Maggie y trata de mantenerlas a ambas, de pagar las cuentas del hospital de Maggie mientras se arriesga en peleas clandestinas. Luego, años más tarde, tenemos el producto de su entrenamiento en la Liga de Asesinos
Aquí volvemos a algo que hay que tener en cuenta:
son novelas juveniles, con enfoque en un público adolescente. ¿Qué quiere decir? En este caso, que fueron específicamente planificadas para que sus protagonistas fueran adolescentes y apeleran a ese público en particular. N
o quiere decir que nadie más pueda leerlas ni que los cómics u otros medios no sean para ellos, sino que la idea central es otra. Por lo tanto, es de esperar que se centre en otros aspectos. Q
uizás por eso fans más metidos en este universo puedan sentirse extrañados, pero creo que a la vez es una buena puerta de entrada para lectores de estos autores que quieran empezar a meterse.
No sé si es necesario a esta altura que les cuente sobre la maravillosa prosa de Sarah J. Maas, lo genial que es para las escenas de acción y para provocar tensión entre los personajes, pero lo destacto de nuevo porque puedo. Si bien creo que la disfruté más en sus novelas de fantasía, la narración fluye muy bien. En cuanto a la ambientación,
no sé si me sentí del todo en Gotham, pero habría que chequear qué es Gotham para mí en particular.
Los personajes —y me refiero a los de la novela, no como adaptación— los encontré
sólidos y diversos. Me gustó que la historia
no solo se centrara en un romance, y
que este romance no fuera empalagoso sino más bien una atracción que potencialmente podría ser algo más. También fue un punto a favor tener a Poison Ivy y Harley Quinn y,
más que la dinámica entre ellas, resaltaría la amistad que se genera entre las tres. Selina me hizo acordar un poco a Celaena, la protagonista de
Trono de cristal. No tuve problemas con ella y disfruté de sus conflictos, pero a veces era demasiado eficiente en cosas.
En definitiva, dudo que sea la mejor adaptación, pero tampoco creo que busque eso.
Es un libro entretenido, que engancha y que puede abrirle las puertas del universo de DC a un montón de gente que por ahí ni se lo planteaba. Para mí, rinde.
Y, ¿ustedes? ¿Leyeron alguno?