Los cinco cuentos reunidos en este libro, que fueron ganadores de los Premios Locus y Endeavour en 2002, exploran y extienden el mundo creado en las Historias de Terramar. El volumen también contiene un ensayo sobre los habitantes, las lenguas, la historia y la magia de Terramar. Esta aclamada continuación del reino mágico de Terramar confirma a Ursula K. Le Guin como una de las más brillantes escritoras de nuestro tiempo.
No tenía pensado reseñar este libro, ni siquiera tenía pensado leerlo todavía, pero pasaron cosas. Como muchos sabrán, hace unos días la autora de este libro, Ursula K. Le Guin, falleció a los 88 años. Con la importancia que tuvo para la fantasía, la ciencia ficción y la literatura en general, es una pérdida para todos nosotros. Además, es mi escritora favorita, junto con Neil Gaiman, por lo que la noticia fue especialmente difícil de tragar.
Entonces, no sé, aunque en frío pensé que me iba a costar muchísimo, sentí la necesidad de agarrar uno de sus libros, uno que no hubiera leído. Refugio, consuelo, homenaje, no importa mucho. Esta antología era el único libro de Terramar que me quedaba por leer. No había mejor cierre ni mejor lugar al que volver. Y lo bien que hice, porque Terramar esperaba con los brazos abiertos.
Algunos supongo que ya conocen el mundo de Terramar; si no, escribí un especial sobre esta saga hace un tiempito, con links a artículos de gente que la tiene mucho más clara. Estos cuentos de alguna forma completan el universo creado por las novelas, con historias que podrían leerse por separado, pero en realidad llenan los espacios dejan los otros cinco libros. En el prólogo que escribe Ursula, ella misma nos comenta qué lugar y qué importancia tienen, y también manifiesta su visión de la fantasía y critica ciertos aspectos de la fantasía actual.
El primero, «El descubridor», tiene lugar unos trescientos años antes de la época de las novelas y nos narra, entre otras cosas, el origen de la escuela de magos de Roke. Este cuento es uno de los más largos del libro y cuenta la historia de Nutria —cuyo nombre verdadero es Medra— y todas sus peripecias para encontrar su lugar en el mundo. Para cualquiera involucrado con la saga es evidente por qué me emocionó tanto este cuento (¡Roke!), pero hay más que eso. A lo largo de la saga descubrimos —y se critica— el lugar ocupado por las mujeres en la magia. Solo hay hombres de poder, magos, y después están las brujas, que hacen cosas de menor categoría e impuras, y los hechiceros, que son hombres que hacen las mismas cosas de bajo nivel que las brujas, y por lo tanto se los mira por encima del hombro también. Por lo tanto, leer qué lugar ocupaban ellas antes de Roke, su postura revolucionaria frente al trato que recibían las personas de poder en la época oscura, el rol en Roke hasta que finalmente fueron desplazadas... Cambia muchísimo las cosas. Y pone en tela de juicio el celibato, algo no fuera de lo común entre los hombres de poder que consideran que para ello deben mantenerse «puros».
Esto último se retoma y desafía, en cierta forma, en el siguiente relato, «Rosaoscura y Diamante», que es, antes que nada, una historia de amor. Aquí tenemos al hijo de un comerciante que tiene dones como para ir a estudiar a Roke, mientras que su mejor amiga de la infancia es la hija de una bruja, y aunque tiene dones, no puede ser más que eso. La historia se centra en las decisiones de Diamante; ¿seguir los pasos de su padre? ¿Dar rienda suelta a su poder y estudiar en Roke? ¿Hacer caso a lo que siente y ser feliz con Rosaoscura? Nada de esto es compatible, sabiendo lo que sabemos de los magos, y por lo tanto es una historia difícil, pero muy linda.
«Los huesos de la Tierra» es un relato más bien sencillo, que tiene lugar en la bien conocida isla de Gont, de donde nuestro Ged es originario. La historia ocurre mucho tiempo antes, sin embargo, e involucra a dos magos y un terremoto. Estos magos son Dulse —Heleth— y su aprendiz, quien es ni más ni menos que Ogión, el maestro de Ged. Los sucesos narrados en este corto relato son más bien sencillos, aunque significativos a nivel emocional. Y las líneas finales, para quien ama la saga, son sumamente emocionantes, aunque no lo parezcan.
Después tenemos «En el Gran Pantano», un relato en el que un mago desconocido llega a un pueblito perdido y muy pobre cuyo ganado muere por causa de una enfermedad, y entonces se dedica a curarlo, aunque es recibido con cautela y disgusto, excepto por Regalo, dueña de la lechería. En este cuento se explora más que nada el comportamiento humano ante lo desconocido, sobre todo cuando se trata de alguien con poder. Lo genial de Ursula es la capacidad que tiene de conocer a las personas y que sus personajes sean reales, casi palpables, aunque sean súper secundarios. No quiero arruinar lo que sucede al final, en la resolución, porque aparece un personaje bien conocido por quienes hayan leído la saga, en cierta etapa de su vida, y casi que pegué un gritito en ese momento.
La última historia es la otra más larga y se trata de «Dragónvolador», que corre en paralelo con Tehanu y nos prepara para el último libro de la saga, En el otro viento. De hecho, el paralelismo es enorme, y aunque lo sospechaba durante la lectura, más que parecerme predecible, me pareció correcto. Esta historia nos cuenta la vida de Dragónvolador —Irian—, que como Nutria, no halla su lugar en el mundo y la búsqueda de la identidad es lo que la motiva a convencer al casquivano —sí— mago Marfil de que la lleve a Roke, aunque este cree que lo hace solo para reírse de sus antiguos maestros. De esta manera, el último relato cierra de forma circular una crítica que empieza desde «El descubridor»: ¿qué lugar tienen las mujeres en Roke y como personas de poder en general? Los maestros de Roke se resisten o lo cuestionan, así como enfrentan en general los cambios que hay en Terramar a raíz de los acontecimientos de La costa más lejana. Volver a Roke después del primer relato genera una sensación rara, como de nostalgia y enojo a la vez, algo que no sentí en mi primera lectura de la saga, obviamente. Me parece acertadísimo el orden, dado que plantea y discute varios de los mismos problemas en distintas épocas y desde distintas perspectivas.
El libro finaliza con «Una descripción de Terramar», que es básicamente como leer entradas de una enciclopedia, pero sobre la cultura, historia, lenguas, religión y mitos del archipiélago, por lo que es altamente disfrutable y se agradece.
Creo que dejé claro qué fue lo que más me gustó de leer estos relatos, sobre todo porque a mi parecer se rellenaron esos espacios —en especial, el de las mujeres— que durante los primeros libros de la saga estaban vacíos u olvidados. Hay quienes dicen que esto ya había quedado cubierto en Tehanu o En el otro viento, pero para mí esto nos da una perspectiva nueva y más justa, más interesante además. Además, la discusión sobre el celibato de los magos no afecta solamente Terramar, sino gran parte de la fantasía, en las que el sexo y la magia parecen ser incompatibles, siendo la magia algo puro y el sexo algo que la contamina o destruye. En una sociedad como la nuestra, esta visión de la sexualidad no es sorprendente, pero está bueno analizar por qué persiste en mundos de fantasía también.
En general, disfruté muchísimo de estos relatos; Terramar sigue siendo un mundo que me sorprende y me hace sentir en casa, mi saga de fantasía favorita y que más me llega. No recomiendo que lo lean si no empezaron al menos con la saga, pero aprovecho a decirles que tienen que leer los libros de Terramar. O cualquier cosa que haya escrito Ursula, si es por eso.
Y qué mejor forma de despedirnos de ella que empapándonos de su obra, ¿no?
“I think," Tehanu said in her soft, strange voice, "that when I die, I can breathe back the breath that made me live. I can give back to the world all that I didn't do. All that I might have been and couldn't be. All the choices I didn't make. All the things I lost and spent and wasted. I can give them back to the world. To the lives that haven't been lived yet. That will be my gift back to the world that gave me the life I did live, the love I loved, the breath I breathed.”