El sueño elige al soñador, y no al revés, y Lazlo Strange, huérfano de guerra y aprendiz de bibliotecario, ha temido siempre que su sueño eligiera mal. Desde los 5 años ha estado obsesionado con la mítica ciudad perdida de Llanto, pero sería preciso alguien más audaz y valiente que él para cruzar medio mundo en su busca. Entonces se le presenta una asombrosa oportunidad en la persona de un héroe llamado Matadioses y una pandilla de legendarios guerreros, así que Lazlo ha de aprovechar su oportunidad o perderá su sueño para siempre.
¿Qué habrá pasado en Llanto hace doscientos años para que fuera aislada del resto del mundo? ¿A quién mató exactamente el esbirro Matadioses en el nombre de dios? ¿Y cuál es el misterioso problema que ahora intenta resolver buscando ayuda?
Las respuestas esperan en Llanto, igual que algunos otros misterios, como aquella diosa de piel azulada que se le aparece a Lazlo en sueños. ¿Cómo es que la ha soñado aun antes de saber siquiera de su existencia? Y si todos los dioses están muertos, ¿por qué ella parece tan real? En esta imponente novela de gran alcance, la sombra del pasado es tan real como los fantasmas que merodean en la ciudadela de los dioses aniquilados.
La última reseña del mes es de uno de los libros que más vienen gustando en el año. Sin exagerar. Lo enamorada que estoy de este libro no tiene nombre. Muchísimas gracias a Penguin Random House por esta belleza, que creo que me alegró estos últimos días. Ya había leído a Laini Taylor con la trilogía de Hija de humo y hueso, que me fascinó, pero creo que esta historia me gustó todavía más. Y eso es mucho decir.
La historia de este libro es realmente mágica. Y se siente como caminar a través de un sueño, más allá de que ese sea un tema a tratar. Es difícil hablar de qué trata el libro en sí porque de hecho la trama se basa un poco el misterio que hay tras Llanto, y si les cuento ahora los secretos, no va a tener mucha gracia. Sí puedo decirles que en sus muchas páginas hay acción, hay misterio, hay amor y hay escenas infinitamente emotivas y poéticas, algo muy Laini. Pero sí, la cuestión tiene que ver con la desaparición de esa ciudad mítica y maravillosa llamada Llanto, aunque ese no es su verdadero nombre, y este es otro misterio.
Hay dos grandes protagonistas en esta novela, y son Lazlo y Sarai. A Lazlo lo conocemos en la sinopsis, pero voy a contarles algo más: es uno de mis personajes favoritos. Es un chico dulce, considerado, apasionado por las historias y por aprender. No es tan usual encontrarnos con personajes así de lindos, menos como protagonistas, así que fue todo un gusto leer sobre él y ver las cosas desde su perspectiva, tan buena y esperanzadora. Lazlo es un huérfano; no sabe nada de su origen, por supuesto, pero sí sabemos que fue criado por monjes y que es bibliotecario en Zosma. De hecho, el libro nos narra toda esta etapa de su vida que, sin ser la más interesante, no tiene nada de aburrida. Lo que provoca es que, cuando las cosas realmente empiezan, se nos haga todo más emocionante, porque sabemos lo que significa para Lazlo. Y a Lazlo se lo quiere. Lo queremos. Este blog quiere a Lazlo.
La otra protagonista, digamos, es Sarai. Y Sarai es bastante más complicada de explicar, porque no sé hasta qué punto puedo hablar de ella sin caer en el spoiler. Además, todo lo que vamos sabiendo de ella, de sus compañeros o de su pasado, se va develando de a poco, con muchísimo cuidado y en los momentos justos. Sarai es mucho más oscura que Lazlo, pero con esto no quiero decir que sea mala, sino que sus circunstancias la vuelven mucho más consciente de su ser y de lo que eso implica. Y de cuáles son sus perspectivas de futuro. De cualquier manera, están entrelazados por los sueños, de una forma literal y quizás no tanto, pero sus escenas juntos me parecieron increíbles. Desde el punto de vista narrativo, son fascinantes. Sueños en sueños y sueños de sueños. Quizás pueda parecer confuso, pero a la hora de leer eso no es problema, lo prometo. Lo que aporta el personaje de Sarai es una perspectiva importantísima, pero también la otra cara del relato. Quédense con eso cuando lean.
Hay un montón de secundarios. Un montón. Pero no son de relleno, por supuesto, porque esta obra maravillosa no tiene nada porque sí. En todas las etapas de la vida de Lazlo hay figuras clave, como los monjes o los bibliotecarios, pero creo que pocas tan influyentes como el inteligentísimo y soberbio Thyon Nero, quien pretende robar su sueño, y Eril-Fane, el Matadioses. Y aun así, fuera de eso, muchísimos personajes pueblan las páginas de esta novela, todas para añadir un nuevo matiz o color. Muchísimos. Menos del lado de Sarai, por supuesto, pero qué fuerza y qué importancia tienen los cuatro.
Como no va a sorprender a nadie que lea este blog desde hace un tiempo, la ambientación me compró en seguida. Es fantasía, pero no es la típica medieval europea. Tiene algo muy oriental, de mitos antiguos. Además, es increíblemente sensorial. Cada vez que se habla de aromas, texturas y sabores, es facílisimo sentirse allí. Pero no solo eso, sino que tenemos lugares más oscuros y fríos, más siniestros, que logran su cometido de hacernos sentir asfixia. Y también tenemos los sueños, los lugares reales y los soñados, digamos. La diferencia es interesantísima. Tengo que recalcar lo cuidado que está ese mundo, en cuanto a su historia y sus leyes, y las posibilidades, y todo. Muero por volver a meterme en él, con el siguiente tomo de la historia. No sé cómo hace esta autora, pero parece que sus mundos siempre logran atraparme.
Por supuesto, lo que hace que esta novela tan fantástica y mágica tenga ese tono tan onírico es la maravillosa prosa de la autora. Ya sabíamos que Laini escribía bien, pero esto es un nuevo nivel de belleza. Leí por ahí una reseña que decía que su prosa estaba ahí, al bordecito de ser purple —demasiado recargada—, pero que juega con el límite y se queda ahí. Me parece una descripción acertada. En ningún momento la prosa me cansó ni me hizo querer dejar de leer, sino que me vi cautivada por la hermosura de lo que se decía y de cómo se decía. Como decía más arriba, el mundo descrito es increíblemente sensorial, y esto no podría haberse logrado si no fuera porque la autora supo manejar estos elementos con maestría. Cuando los personajes miran, oyen, tocan, prueban, huelen, sienten... nosotros sentimos. De verdad. Para mí fue un libro intenso en ese sentido. Como si, mientras leía, el libro se llevara un pedacito de mí y me lo devolviera cargado de estas cosas.
Difícil concluir con alguna idea original, después de todo lo que dije. Creo que el mensaje más claro es que es un libro que me fascinó y que por supuesto voy a recomendar a todo ser viviente que se me pase por delante. Es largo, pero de verdad largo, y quizás me daba un poco de respeto meterme en semejante viaje, pero valió la pena. No me llevó tanto como esperaba pero yo estoy enferma de la mente y leo muy rápido, y creo que es porque la necesidad de saber nos va llevando de la manito hacia el final. Y eso que en parte me resistí, porque no quería que se terminara nunca. Eso sí, el final me destruyó. ¿Qué es ese cliffhanger, Laini? ¿Cómo se supone que voy a hacer para esperar el siguiente? Como sea, los invito a que se la jueguen y apuesten por esta novela maravillosa, por este mundo y por estos personajes. Si son como yo, no se van a arrepentir tampoco.