Estimado lector:
Siento decirte que el libro que tienes en las manos es extremadamente desagradable. Cuenta una triste historia acerca de tres niños con muy mala suerte. Aunque son encantadores y muy listos, los Baudelaire llevan una vida llena de desgracias e infortunios. Ya desde la primera página de este libro, cuando los niños están en la playa y reciben terribles noticias, y a lo largo de toda la historia, todo tipo de desastres les van pisando los talones. Casi se podría decir que tienen imán para las catástrofes.
Sólo en este librito tan corto los tres jóvenes y simpáticos niños se enfrentan a un codicioso y repulsivo malvado, se ven obligados a llevar ropa que pica, sobreviven al desastre de un pavoroso incendio, a un complot para despojarlos de su fortuna y a tener que tomar gachas frías para el desayuno.
Yo tengo la triste obligación de escribir estos desagradables acontecimientos, pero a ti nada te impide cerrar inmediatamente este libro y leer algo más alegre, si eso es lo que prefieres.
Con el debido respeto,
Lemony Snicket.
Voy a empezar este libro con una serie *ba dum tss* de disclaimers (¿desafortunadas?). La primera de ellas es que, a pesar de haber leído la edición española, me niego a decirle a esta saga otro nombre que no sea Una serie de eventos desafortunados, que es como la conocí. La segunda, que llevo queriendo leer este libro desde niña, más concretamente, desde que vi la película y me enamoré por completo. Sin embargo, me fue imposible encontrar los libros hasta ahora, así que muchas gracias a Penguin Random House por la oportunidad. La tercera es que estoy usando imágenes de la película porque, vamos, aunque quiera ver la serie, no es la que se ganó mi corazoncito. Quizás más adelante le dé una oportunidad. No creo que me extienda mucho, porque es un libro muy corto y porque es probable que ya conozca la historia, pero hay varias cosas que sí quiero decir.
Aunque este es en primer lugar un libro para niños, es de esos que pueden ser disfrutados perfectamente por un adulto, así que espero que eso no los eche para atrás. Yo, con mis veinticuatro años recién cumplidos *llora*, la pasé muy bien leyéndolo. Y lo leí en nada, un par de horas antes de acostarme. No solo es cortito, sino que la narración es muy fluida y amena. Sencilla, pero con un toquecito particular. Además, me encanta eso de que el narrador nos interpele directamente todo el tiempo.
Los personajes son el punto fuerte de estos libros. Los tres huérfanos Baudelaire, bien definidos e identificables —algo que me parece crucial en un libro para niños, e importante también en general—, que además participan de forma activa, utilizando sus fortalezas para salir adelante. Los adultos, en general inútiles, como el señor Poe, o amables pero distraídos, como Justicia Strauss. Ninguno de ellos puede ayudar de veras a los hermanos. Pero el mejor, en cuanto a caracterización, es sin duda el Conde Olaf, el clarísimo antagonista de este libro y de toda la serie. Interesado en la fortuna de los Baudelaire, no va a parar hasta conseguir su propósito, y si puede hacer sufrir a los hermanos mientras tanto, mejor. Como sus amigos, es un ser despreciable, rozando lo cómico. Voy a decir que, a pesar de que no suelo soportarlo, Jim Carrey hace un trabajo espectacular en la adaptación cinematográfica.
La trama en sí es bastante simple, y contar de qué trata sería spoilear casi todo. Además, es probable que ya conozcan la mayor parte de los hechos, dado que tanto la película como la serie tuvieron bastante éxito. Sí puedo decir que tiene un ritmo ágil y ameno, que la comicidad está en cada rincón, a pesar de lo trágico que siempre subyace, y que es súper entretenido de leer. En realidad, me quedé con gusto a poco, con la necesidad imperiosa de seguir con el siguiente.
Mi edición traía el primer capítulo de La habitación de los reptiles, el segundo libro, pero preferí no leerlo todavía, porque pretendo leer el segundo con la misma avidez, y quiero disfrutarlo lo más que pueda. La verdad es que los insto a que, si es posible, consigan los dos juntos —que ya están en Uruguay, al menos—, porque esto de no tenerlo a mano es terrible. Aunque tengo alguna idea de lo que pasa, por la película, creo que voy a disfrutar muchísimo de revivirlo en mayor profundidad.
No quiero terminar esto sin decir que gracias a la película conocí a Emily Browning, actriz que adoro y que me ha servido como inspiración para algún personaje. Me hizo feliz ver que la actriz de la serie, Malina Weissman, se le parece bastante. Como ya dije, no vi la serie y no puedo —ni quiero— compararlas, pero estoy más que dispuesta a mirarla y disfrutar de la historia, aunque en mi mente los personajes tengan otras caras. Además, por lo que vi por ahí, tuvo una buena recepción. Ya les contaré, supongo.
En fin, sin irme más por las ramas, no puedo no recomendar que lean estos libros. Primero, porque si estuvieron en contacto con las adaptaciones, es un must. Y si no, porque realmente valen la pena. Ya sea para regalárselo a un niño o para leerlo como adulto, es una historia súper disfrutable y divertida, con un toquecito medio tragicómico que la hace diferente a otros libros. La verdad, no sé a qué esperan.