La Ecuménica y el Hotel Vista Roja unen a Manuela y Ela sin saberlo. La guerra que cambió el mundo entra en sus vidas a pesar de los años que las separan. Manuela ha decidido que el pueblo se le queda pequeño. En el año 40 tiene que enfrentarse a sus miedos y dejar atrás a su familia. Ela está obsesionada con la Guerra a pesar de que en el año 80 nadie quiere hablar de ella. El Memorial se acerca y una excursión con su colegio hará que su vida dé un vuelco. Dos chicas de diecisiete años y un hecho que cambiará sus vidas para siempre.
Es la tercera vez que tengo la oportunidad de leer a esta autora, a la que también entrevisté el año pasado. Antes de empezar con la reseña, les cuento que pueden leer las de Infortunium y El Imperio del Sueño, si quieren saber más sobre la autora y sus obras anteriores. Y, sin más dilaciones, hablemos de Entre vidas.
Como muchos sabrán, la autora publicó mediante una campaña de crowfunding en Verkami.Tuve la suerte de poder apoyarla como mecenas y leer el libro en su versión digital. Esta versión incluía un relato extra, conseguido gracias a haber cumplido una de las metas de la campaña. La versión física incluye una imagen extra sobre la guerra. Sobre todo con las maravillosas ilustraciones de Mónica Marqués, que pueden ver en esta entrada. En fin, se imaginarán que toda esta campaña disparó el hype de maneras alucinantes y sí, se imaginan bien. Por suerte, puedo decir que es un libro a la altura del hype. Y eso no es poco. De hecho, creo que de las tres novelas que voy leyendo de Laura, es la que más me gustó. La más completa, la más consistente y la que más emociones me despertó. Y, como siempre, con fuerte crítica social detrás y situaciones que podrían considerarse alegóricas de nuestra realidad. No sé, ¿ya tienen ganas de leer? Sigamos.
Se desprende de la sinopsis que esta es una historia contada en dos tiempos. En el de Manuela, en los años 40, y en el de Ela, en los años 80. Estamos en una especie de mundo alternativo que nos cuenta una guerra paralela a la que sería nuestra Segunda Guerra Mundial, que es la Ecuménica. Esto es por gusto y es, como les decía, alegórico. La diferencia es que aquí los perseguidos, los que causan todo el daño a la sociedad y hay que eliminar y lo que se imaginan son los artistas. El ser artista, dicen los Nantes —ya sabemos el paralelo de quiénes son—, es genético y ensucia la sangre. Y por lo tanto, son una lacra de la sociedad. Esto empieza a de poco, a la vez que la guerra. Y de pronto lo invade todo y no hay cómo escapar.
Manuela, cuya narración está en tercera persona, es una muchacha de pueblo que se va a la ciudad en busca de una vida diferente. Para no seguir soportando a su padre alcohólico ni tener que depender de un esposo. Así es que consigue un puesto de trabajo en el Hotel Vista Roja. Vamos a tener la oportunidad de conocer más sobre la rutina y los habitantes de este hotel, pero muy pronto las cosas van a torcerse y... Se imaginan. La verdad, creo que la de Manuela es la historia más dura. No siempre es fácil leer sus capítulos y a veces la crudeza llega mucho. Está muy bien logrado, la verdad, y creo que contrasta muchísimo el optimismo y la ligereza del principio con los capítulos finales, mucho más oscuros y densos. Esa ingenuidad sobre el futuro y la desesperanza del final, tras haber vivido la guerra de cerca.
Me encanta también la atmósfera conseguida en esta parte. Se nota más vieja, aunque sean unos años 40 distintos a los nuestros. Esto se ve en la tecnología, la forma en que la gente se entera de las cosas, cómo se tratan entre sí. Igual, hay diferencias: ya en esta época, las distintas orientaciones sexuales están normalizadas y me parece excelente. Los personajes secundarios también me parecieron muy bien desarrollados. Desde la enigmática Úrsula hasta otros más entrañables como Virtudes, Piedad o Genoveva, o incluso otros más ambiguos.
Por otro lado tenemos a Ela, cuarenta años después. Su historia es, en cierto sentido, más sencilla. Sin embargo, hay momentos muy intensos pues es donde más importa el peso que tiene la memoria. La memoria de hechos terribles, de crímenes de lesa humanidad, de todo esto tan espantoso que muchos se empeñan en olvidar porque «hay que mirar al futuro» y «avanzar» y todas esas pavadas tan terroríficamente parecidas a las que dicen acá sobre la dictadura. No pude evitar sentir esa cercanía y que me llegara mucho la reticencia de Ela a olvidar lo sucedido y las consecuencias que tiene en el fururo. En este mundo en el que vivimos, dudo que nosotros podamos darnos el lujo de hacerlo. De todos modos, lo que le sucede a Ela es un poco más drástico: es incapaz de sacarse el tema de la cabeza, de sentir la Ecuménica como algo personal y la necesidad imperiosa de acercarse a los lugares donde más se sufrió la guerra. ¿Por qué? Misterio.
Ela nos narra en primera persona y esto ayuda mucho a transferirnos esa confusión que sufre. Poco a poco, algunas cosas que vive empiezan a ser incoherentes y ella misma lo nota. Me encantó cómo se trabajó esto y el impacto que tiene en la lectura. Es difícil hablar de los personajes que la rodean porque, primero, sufren esta ambigüedad con la que Ela los percibe y, segundo, porque en muchos casos es spoiler. Me gustaron, también, pero no sé si al mismo nivel que los de los capítulos de Manuela.
Ya he hablado antes de la prosa de Laura, pero creo de verdad que este es el libro que más llega. Además, la ambientación en un mundo que no es el nuestro para contarnos cosas muy vigentes es algo que me parece súper adecuado. Estas dos virtudes se conjugan muy bien y creo que el efecto del libro es el esperado. Se lee muy rápido, pero con el corazón en el cuello. Y genera muchas cosas, no sé.
Así que nada, si no fueron mecenas ya y por lo tanto felices poseedores de un ejemplar, los invito a adquirir uno porque vale la pena. Porque es necesario, al igual que la memoria lo es. Y de eso se trata este libro, en gran parte.
Me encanta también la atmósfera conseguida en esta parte. Se nota más vieja, aunque sean unos años 40 distintos a los nuestros. Esto se ve en la tecnología, la forma en que la gente se entera de las cosas, cómo se tratan entre sí. Igual, hay diferencias: ya en esta época, las distintas orientaciones sexuales están normalizadas y me parece excelente. Los personajes secundarios también me parecieron muy bien desarrollados. Desde la enigmática Úrsula hasta otros más entrañables como Virtudes, Piedad o Genoveva, o incluso otros más ambiguos.
Por otro lado tenemos a Ela, cuarenta años después. Su historia es, en cierto sentido, más sencilla. Sin embargo, hay momentos muy intensos pues es donde más importa el peso que tiene la memoria. La memoria de hechos terribles, de crímenes de lesa humanidad, de todo esto tan espantoso que muchos se empeñan en olvidar porque «hay que mirar al futuro» y «avanzar» y todas esas pavadas tan terroríficamente parecidas a las que dicen acá sobre la dictadura. No pude evitar sentir esa cercanía y que me llegara mucho la reticencia de Ela a olvidar lo sucedido y las consecuencias que tiene en el fururo. En este mundo en el que vivimos, dudo que nosotros podamos darnos el lujo de hacerlo. De todos modos, lo que le sucede a Ela es un poco más drástico: es incapaz de sacarse el tema de la cabeza, de sentir la Ecuménica como algo personal y la necesidad imperiosa de acercarse a los lugares donde más se sufrió la guerra. ¿Por qué? Misterio.
Ela nos narra en primera persona y esto ayuda mucho a transferirnos esa confusión que sufre. Poco a poco, algunas cosas que vive empiezan a ser incoherentes y ella misma lo nota. Me encantó cómo se trabajó esto y el impacto que tiene en la lectura. Es difícil hablar de los personajes que la rodean porque, primero, sufren esta ambigüedad con la que Ela los percibe y, segundo, porque en muchos casos es spoiler. Me gustaron, también, pero no sé si al mismo nivel que los de los capítulos de Manuela.
Ya he hablado antes de la prosa de Laura, pero creo de verdad que este es el libro que más llega. Además, la ambientación en un mundo que no es el nuestro para contarnos cosas muy vigentes es algo que me parece súper adecuado. Estas dos virtudes se conjugan muy bien y creo que el efecto del libro es el esperado. Se lee muy rápido, pero con el corazón en el cuello. Y genera muchas cosas, no sé.
Así que nada, si no fueron mecenas ya y por lo tanto felices poseedores de un ejemplar, los invito a adquirir uno porque vale la pena. Porque es necesario, al igual que la memoria lo es. Y de eso se trata este libro, en gran parte.
Yo sé que la canción habla de otra cosa,
pero igual creo que pega bastante bien...
Holi :)
ResponderEliminarMe alegra tantísimo ver a Laura por aquí, y además leo que es la que más te ha gustado de momento y me dejas muy feliz :) Yo tuve la honor de leer esta historia como beta y comprendo todas las emociones que describes, solo que yo solo podía comentar con Laura mientras leía XD
Respecto a la prosa te doy toda la razón, la autora va mejorando y se ve de forma muy evidente y vamos, que estamos deseando seguir leyendo todo lo que salga de esa cabecita ¿verdad? :b
¡Un besito, Sof!
No pude ser mecenas en su momento, y me dio mucha rabia, porque de verdad que todo lo que escribe Laura me provoca demasiado hype, pero sí estuve suscripta a la newslatter del hotel y quedé super enganchada con toda la información que se nos dio y la manera en que Laura manejó la campaña.
ResponderEliminar¡Hola Sofi!
ResponderEliminarNo llegué a ser mecenas pues #pobreza aún no leí a la autora peeero una amiga que fue mecenas accedió a prestarme el ejemplar cuando yo quiera, ahora que leí tu reseña me quedé con pila de ganas de leerlo.
Voy a comenzar la campaña #prestamodelibrosparaShio así no se olvida de mi. Porque sinceramente leerte me dejó con pila de curiosidad.
Muchas gracias por tu reseña Sofi.
¡Un abrazo y un beso!
Hola.
ResponderEliminarNo lo conocía pero madre mía no puedo decir que no con esta maravilla de reseña, sin duda se nota que el libro vale la pena, así que apuntado queda, además Laura me gustó mucho en El imperio del sueño y quiero leer mucho más de ella, vamos que este verano pienso comprar este libro.
Muchos besos.
Hola! No conocía el libro pero ya en cuanto lo he visto me ha llamado la atención y por lo que cuentas sí o sí lo leeré, creo que aparte de gustarme vale mucho la pena darle una oportunidad.
ResponderEliminarBesos!
hola Sofí!
ResponderEliminarMe imagino que ha sido una gran experiencia poder vivir el proceso de la autora.
Sobre el libro, me resulta muy interesante y me lo llevo anotado, no he leído antes a la autora, pero en cuanto pueda comprar libros de nuevo espero hacerme con él.
Gracias por tu reseña, genial como siempre!
Hola linda! me encantó la reseña! me gusta también que hayas notado una evolución en la autora, me interesó el juego temporal y las realidades diferentes a las nuestras. Me lo anoto para más adelante, espero poder leerlo >.<
ResponderEliminarBesotes!
¡Hola! ^^
ResponderEliminarCon la cantidad de pendientes que tengo, ni me planteo leerlo. Quizás más adelante cambie de opinión y le dé una oportunidad, pero en principio no me llama demasiado el argumento.
Besos!
Holii.
ResponderEliminarNecesito este libro asap. Espero poder pronto leerlo.
Un beso, bella.
Lo apunto:)
ResponderEliminar¡Hola! Estamos deseando conocer esta historia, cada vez nos llama más la atención.
ResponderEliminarNos alegra ver que la has disfrutado.
Besos
¡Hola!
ResponderEliminarTengo muchas ganas de leer este libro, ya que leí el libro de la autora con Nocturna y me gustó mucho.
Un abrazo
Ayy se nota que te gustó muchísimo y se ve muy curioso, lo tendré en cuenta para futuras lecturas!
ResponderEliminarHola =)
ResponderEliminarNo lo conocía pero se nota que te encantó, gracias mil por la reseña :D
Muchos besos ˆˆ
Me encantó la reseña. Pensamos igual en muchas cosas y a mi tmb me cayeron mejor los pjs en la historia de Manuela. Besote
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