miércoles, 29 de julio de 2020

TESLA Mundos Alternos I - Reseña

En el presente libro, el lector encontrará la perspicacia de Sherlock Holmes, el desconcierto de Jack el Destripador y la perversidad de Dorian Gray. Participará de un desenlace inesperado para la dulce Alicia de Lewis Carroll, acompañará a Wilhelmina Murray de Bram Stoker al otro lado de un espejo mágico, revivirá el oscuro destino de Drácula y la insaciable curiosidad de Víctor Frankenstein. 
Se acercará a personajes fascinantes y gélidos como la almirante Calíope, o la esbelta Eshima, se preguntará qué será de Aleska en el bosque del silencio y cuál el destino de la dulce Charlotte en el hemisferio de las brumas. Lo perseguirán los susurros de Nikola Tesla y la omnipresencia inquietante de Nole Mask.

El portal del tiempo, el trueno, un lugar para traficar almas, la división Oculus de realidad virtual, la noria del prater de Viena dibujada en un cielo rojo, la caravana con un monje loco, los barrios miserables de trols y fallecidos digitales, el amor de dos hombres, la pasión entre dos mujeres o la frivolidad de una ciudad de neón, viajan vertiginosamente entre las palabras que dan forma a relatos sobre dos universos ficticios que hablan de las verdades más profundas del corazón y de la vida: amor, odio, miedo, muerte y redención.

El alma de los personajes transita por el erotismo, el suspenso, el ingenio, el desengaño, la valentía, la extrañeza y la venganza, ellos dejarán una marca imborrable en el lector quien reconocerá además, temas de actualidad como el impacto de las redes en la vida de las personas, los alcances individuales y colectivos de la sociedad de consumo, el dominio de las masas, la inteligencia artificial, la crisis del paradigma patriarcal o la responsabilidad de los humanos con respecto a la Tierra y a sus semejantes.


[Hola, estimados. Este pequeño paréntesis es para recordarles que esta reseña se las trae Juan, no yo, y que va a estar reseñando cositas cada dos meses ♥.]


TESLA Mundos alternos I es un compilado de cuentos de ciencia ficción creado por el grupo Escritores Alternos, compuesto por Ana G. Broggio, Natalia Arcieri y Ximena R. Molinari. El contenido es muy variado en su estilo narrativo, hay cuentos cortos autoconclusivos, novelas cortas de un par de capítulos e historias inconclusas, que adivinando por el título del libro, podrían ser continuadas en futuras entregas.

He tenido el placer de asistir a varios seminarios de ciencia ficción coordinados por las autoras, y no me queda duda de que su conocimiento del género y sus raíces es amplísimo. En este libro se tocan varios subgéneros, como el steampunk (futurismo victoriano, máquinas con muchos engranajes que funcionan a vapor), cyberpunk (inteligencias artificiales, tecnología dominando a las personas, piensen en Blade Runner o Matrix) y biopunk (modificaciones corporales, implantes cibernéticos, las personas siendo menos personas y más máquinas).

El libro se divide en dos mundos o épocas, aparentemente vinculadas:

  • La Esfera Completa, basado en un siglo XIX mucho más avanzado que el nuestro, con trenes a base de energía atómica y un planeta dividido en dos: el hemisferio cercano, que se rige por las leyes naturales que todos conocemos, y el hemisferio de las brumas, a donde van a parar seres de todo tipo, atravesando espejos y haciendo pactos sobrenaturales. Esta mitad del libro hace un fino equilibrio entre la ciencia y la magia, llevando la trama adelante de la mano de múltiples invenciones ficticias de Nikola Tesla: una caja que cumple los deseos más profundos, un guante que magnifica las sensaciones del cuerpo o un paraguas que no es un paraguas y puede traer tus peores pesadillas a la realidad.
  • Akihabara, 2043, basada en la ciudad real de Akihabara, Japón, se convierte en la meca tecnológica mundial, gobernada desde las sombras por la Corporación Tesla. Rompiendo con lo esperado, una buena parte de los cuentos de este mundo es llevado adelante por las investigaciones de Sherlock Holmes en esta ciudad corrompida, acompañado como siempre de Watson, mientras salen a la busca de Jack el Destripador. Otros cuentos se enfrentan a cuestionamientos más clásicos del género, como el límite entre la libertad y el control y la humanización de la inteligencia artificial.

Los cuentos son extremadamente diversos; sobre todo en la primera mitad tienden a ser dramas humanos con la tecnología como mero disparador, destacando «El motor del alma» e «Historia gitana» y sus capítulos siguientes (que espero continúen en la próxima entrega). En la segunda mitad lo inhumano toma protagonismo. «El séptimo proyecto» y muy especialmente «Ojos inteligentes» se apropian de mensajes ya transmitidos en otras obras, pero le dan un lavado de cara que impacta de forma diferente.  Varios tocan temas de diversidad sexual, de erotismo y de decadencia además de los habituales en el género.

El hecho de tener tres autoras y dos mundos hace al libro muy variado, pero también muy caótico. Hay historias que cuesta entender a la primera lectura, sobre todo las que tienen referencias cruzadas. Que sea a su vez una compilación con secuelas deja muchos aspectos de los mundos sin analizar, muchas veces la explicación se limita a «lo inventó Tesla, así que funciona». Cuánto estén dispuestos a cuestionar el contexto queda a criterio del lector.

TESLA: Mundos alternos I es un libro muy bueno para picotear. Alguien más nuevo en el género puede ir leyendo y decidir que subgénero de la ciencia ficción le atrae más antes de comprometerse con novelas y sagas pesadas. Los lectores experimentados podrán encontrar varios guiños y un estilo distinto pero inspirado en los clásicos. Ojo, también puede pasar que apaguen la cabeza hasta llegar al siguiente cuento. Recomendado con pinzas.

miércoles, 22 de julio de 2020

¿Cómo me concentro para escribir?



Escribir es difícil y lleva trabajo. Aunque puede ser una actividad disfrutable —no para todos, no todo el tiempo—, siempre requiere de bastante esfuerzo y tiempo libre para poder llevarla a cabo, así que elegir el momento y la manera no es una cuestión menor. En muchas ocasiones, el momento de escribir es nada más y nada menos que el tiempo libre que se puede tener, que a veces no es mucho o en el mejor momento del día.

Tengo que avisar de antemano que es muy posible que todo lo que diga en esta entrada no les sirva para nada a muchos de ustedes. Después de todo, cada escritor es diferente y la funcionan distintas cosas, sobre todo al momento de escribir. Por lo tanto, lo que voy a hacer es contarles qué me funciona a mí y qué he ido aprendiendo, por si alguna de estas cosas termina por servirles. Y tal vez sea un poquito largo, perdón.


El caos

Escribo desde niña. Sé que esto suena muy cliché, pero es cierto: guardo todo lo que escribo desde el año 2000 —acabo de darme cuenta de que son veinte años y me siento muy vieja— y ya desde esos primeros tiempos tenía intenciones de seguir escribiendo siempre. Esto lo digo para que sepan que, desde entonces, mis tiempos y rutinas de escritura han cambiado mucho. Cuando era niña, podía escribir cuando tuviera ganas, básicamente. Tenía montones de tiempo libre y lo hacía cuando quería, total. Y eso que tenía bastantes ambiciones respecto a la escritura, pero no me ponía horarios ni pensaba en eso. Tampoco era lo suficientemente constante como para terminar nada, al menos hasta los doce o trece años. 

Cuando estaba en el liceo, a veces escribía en las clases que me aburrían. Escribía a la vuelta, casi todos los días, para poder compartirlo en el foro literario en el que participaba. Me cuesta mucho escribir de tarde, pero en esa época era lo que más me servía. No sé si llegó a ser un hábito, pero escribir me entusiasmaba y me distraía bastante de otras cosas.

Algunos ya saben también que siempre tuve bastantes problemas para conciliar el sueño. Incluso, allá por la prehistoria, este blog se llamaba Sin melatonina. En fin, esto ocasionó que escribiera de noche, a veces de madrugada. Terminé casi todas mis novelas a eso de las cinco o seis de la mañana, con la adrenalina de estar sobre el final y tras una noche en vela. 

Después, de más grande, la facultad y otras cosas hicieron que me costara muchísimo concentrarme para escribir. A veces, ni siquiera tenía ganas y, si las tenía, se iban en cuanto me ponía a hacerlo. Por eso es que muchos de mis proyectos publicados empezaron cuando todavía estaba en el liceo y los terminé muchos años después. Fue una época de poca motivación y de dificultades para centrar la atención. Cuando encontraba tiempo, claro. Ese fue otro gran problema.

Entonces, como verán, nunca tuve un hábito de escritura real. Nunca fui muy constante y terminé por desmotivarme muchísimo, al punto de plantearme dejar de hacerlo por completo. Total, ¿para qué? Es obvio que hay otras cosas detrás de esta desmotivación que fui resolviendo en terapia, pero la escritura siempre estuvo muy ligada a mi ánimo


El descubrimiento

El año pasado fue uno de los más productivos de mi vida, sobre todo en cuanto a la escritura. Sabemos, espero, que no valemos en función de nuestra productividad, pero me hizo muy feliz poder meterme en proyectos, nuevos y viejos, como hacía años que no lo conseguía. ¿Qué es lo que cambió? Bastantes cosas.

La primera es que estaba en un mejor momento, después de un par de años turbulentos. No voy a mentir respecto a eso. La segunda es que, por fin, logré terminar un par de proyectos que tenía pendientes desde 2011 y 2012. Me costó un montón y terminé agotada, pero valió la pena. Sobre todo porque en agosto, durante la #MMEUY, encontré una historia que me motivó lo suficiente como para aceptar el desafío de escribir todos los días e intentar terminarla. 

Lo conté por Twitter en su momento, pero escribir todos los días fue un ejercicio que me cambió la forma de escribir. Descubrí que, si me lo proponía, podía hacerlo. Y que, con el paso de los días, ya no me costaba tanto sino que se volvía hasta algo necesario para empezar mi día. No creo que escribir todos los días sea la clave, pero sí con una frecuencia que haga que nos acostumbremos a ello. Que sea parte de nuestra rutina, que nos salga solo. Con la novela anterior, escribir 500 palabras era un desafío inmenso. Con esta, mi promedio estuvo en las 1300 diarias y hasta lo disfrutaba. 

La cantidad de palabras tampoco dice nada, pero escribir mucho, seguido y disfrutarlo es algo que me parecía imposible conseguir. Tampoco creí que fuera a ser capaz de concentrarme de verdad y de no abandonar a la primera de cambio. Tenía cero confianza en lo que podía lograr, pero a raíz de esta experiencia, sé que puedo hacer lo que me proponga. Y eso es muy importante.

Entonces, después de toda esta perorata sobre mi vida y sobre lo que aprendí, ¿cómo me concentro para escribir ahora? Encontré un par de elementos constantes que me sirven un montón y que hacen que todo fluya con más facilidad. Cuando sé que voy a escribir, trato de que todos estos elementos estén presentes para poder funcionar mejor. Esa es mi manera de planificar una jornada de escritura.




Tomar el hábito

Como decía más arriba, si hacemos que escribir sea parte de nuestra rutina, como el café con leche al desayunar, nos va a salir solito. Conseguir que algo se vuelva un hábito lleva más o menos un mes, dicen, así que no es algo que salga de la noche a la mañana. Instancias como la #MMEUY o el NaNoWriMo pueden ser muy buenas excusas para intentarlo.

Insisto en que tampoco es necesario escribir todos los días para que se vuelva un hábito, pero sí sería bueno que fuera algo relativamente constante. Los momentos en que escribí más y mejor fueron aquellos en los que lo hacía con frecuencia. El año pasado descubrí que podía escribir bastante y disfrutarlo porque ya estaba acostumbrada a hacerlo. Hasta me cansaba más o menos cuando alcanzaba cierta cantidad de palabras, que era la que acostumbraba escribir.

Escribir todos los días me ayudó hasta a dormir mejor. Yo, que siempre había tenido problemas para dormir y madrugar era una especie de infierno, empecé a levantarme de mañana para aprovechar el día. Así, las mañanas se convirtieron en mi hora favorita para escribir y terminé por dormir a horas más saludables y sentir que empezaba el día realizada, habiendo hecho algo que me gusta y cumplido una meta. Ni yo lo puedo creer del todo.


Música (pero no esa música)

Aunque a veces funcionaba, en general no soy muy de escribir con música. Me terminaba distrayendo más que otra cosa —lo que es una pena, con lo que disfruto de hacer playlists de mis historias o personajes. A pesar de eso, mi capacidad de prestar atención es muy limitada y siempre termino haciendo otra cosa, aunque no quiera. El año pasado también descubrí las playlists de Spotify con música de piano de fondo o instrumental

Al usarlas para escribir, creaban una especie de efecto burbuja que me ayudaba a concentrarme, a veces al punto de ni siquiera escucharlas. Eso no importaba, hacían que la atmósfera se volviera óptima para trabajar y para meterme en la historia. También las recomiendo para otro tipo de tareas porque el efecto es el mismo. Mis favoritas son Peaceful Piano, Piano de fondo, Wake Up Gently, Focus Now, Deep Focus, Read & Unwind, Calm vibes, Piano in the Background, Bookclub, Lo-Fi Cafe... Ya se imaginan. Hay un montón similares y hasta pueden crear las suyas propias. El punto es que sea música así, inocua, que ayude a la concentración en vez de distraer.


Un tecito

Parece un chiste, pero ni tanto. Me sirve montones tener esta especie de «ritual» de calentar agua mientras se prende mi computadora, hacer el té, tomarlo y escribir, pensar, lo que sea. Además, es algo que hacer con las manos. No sé ustedes, pero yo no sé estar quieta. Me cuesta horrores hacer una sola cosa a la vez, por eso termino distrayéndome a la primera de cambio. Con la música de fondo y un té en las manos, lleno esos cupos, digamos, y puedo concentrarme en escribir más tranquila.

Además, amo tomar té, para qué mentir. Y sí, un café o una cocoa o cualquier otra bebida sirve para lo mismo, acá es a gusto del consumidor. No recomiendo hacerlo con comida porque puede ser más complicado si se vuelve un hábito, pero una tacita de café para tener al lado mientras escribimos funciona bastante bien.


Y básicamente es eso. No es que tenga muchos secretos, sino un par de cosas que, después de muchos años de rebotar entre horarios y en general pasarla mal, terminaron por funcionarme y hacer que mi vida sea más relajada y feliz. Cuando sé que voy a escribir, me duermo más contenta y me levanto con más ganas. Después de empezar el día escribiendo, paso el resto de la jornada con la satisfacción de haberlo hecho. De haberme demostrado a mí misma que puedo.

¿Cómo hacen ustedes para concentrarse? ¿Planifican sus días de escritura? ¿Creen que algo de todo esto pueda serles útil? No dejen de comentármelo ♥

miércoles, 8 de julio de 2020

La luna en la puerta - Reseña

Una novela con tintes de misterio sobre el poder del arte, firmada por una de las autoras jóvenes del momento.

Judith Salazar tiene diecisiete años y prestigio en las calles como la mejor rapera de Santa Ana, el barrio obrero, duro y asfixiante en el que siempre ha vivido con sus padres y su hermano Saulo. Pero un día Judith se queda sin palabras y sin rimas: el día en que su hermano decide suicidarse.

Ahora solo le queda el hombro de Chaim y una enorme necesidad de entender los motivos que llevaron a su hermano a quitarse la vida. Los graffitti, tatuajes y unas cartas del desaparecido serán las pistas; la amistad y amor con Chaim, su refugio, y la poesía, su razón por vivir. Pero ¿puede el arte salvar a una persona?




Me moría por leer este libro, así que cuando lo encontré en Biblioteca País, pegué un par de grititos y no lo pensé dos veces. A esta altura, Andrea Tomé ya es una invitada de la casa. Pueden leer las reseñas de Corazón de mariposa, Entre dos universos, Desayuno en Júpiter y El valle oscuro. Hasta tienen una entrevista. Así que eso, por supuesto que iba a querer leer esta novela. Incluso si toca temas que suelo evitar en literatura, porque sé que Andrea tiene mucho cuidado y trata todo con delicadeza y honestidad. Me alegra poder decir que no cometí un error.

La sinopsis cuenta claramente de qué se trata, así que no me voy a extender demasiado sobre la trama. Lo que sí quiero decir antes de hablar del libro en sí es que se tocan temas que pueden ser triggering para algunas personas, y aunque insisto en que Andrea los trata con mucha sensibilidad, es mejor que estén sobre aviso. Me refiero al suicidio, la homofobia, la violencia, el abuso. Cada uno decide si leer o no. 

La historia está contada de una forma muy especial. Por un lado, tenemos la narración de Judith en primera y segunda persona, siempre hablándole a Saulo, y por otro, tenemos la de Chaim, en primera. Además, varias cartas. Algunas son de Judith a Saulo, pero otras son de Saulo. Y es la forma que tenemos de ir acercándonos a lo que pasó en realidad, a los motivos que lo llevaron a quitarse la vida. Este es de esos libros que me hacen empezar la reseña con la prosa más que con la historia en sí, porque creo que tiene un peso muy grande. Todos los narradores tienen una voz propia, reconocible y muy fuerte. No se comunican de la misma manera y eso genera sensaciones variadas e intensas. En particular Judith, que en ocasiones rompe con los formatos habituales. También se intercala cierta poesía. Me gusta un montón cuando una novela se sale de las convenciones para transmitir más y, en mi opinión, mejor.

¿Y quiénes son estos personajes cuya voz es tan fuerte? En primer lugar, Judith, protagonista indiscutible aunque no acapare los focos. Como es obvio, la vemos transitar el duelo de la muerte de su hermano, que además fue un suicidio e implica otras cosas para Judith y para su familia. Su padre es muy difícil, su madre no se atreve a enfrentarlo. Por suerte está su abuela, que es un personaje precioso. Y Reyes, su mejor amiga. Me encantó la forma apasionada y decidida que tiene de enfrentar la vida, incluso si durante la historia no es exactamente la persona que siempre fue. Y aunque tampoco vuelva a serlo al reconstruirse.

Por otra parte tenemos a Chaim, que es caótico y dulce y todo lo que está bien en el mundo y soy el meme del patito con un cuchillo si alguien opina otra cosa. Inmigrante húngaro, judío, problemático en el instituto y con una gran tendencia a meterse en líos en el barrio, lo que es todo un tema para su familia ahora que su hermano está en la cárcel. Un gran amigo. La persona que más se acerca a Judith.

Y Saulo... Saulo es un misterio que tienen que descubrir mientras van leyendo la novela. Después de todo, sus problemas y sus vínculos y el papel que jugó Santa Ana en todo eso son las piezas clave para entenderlo todo. De hecho, puede que Santa Ana sea más un personaje enorme que la ambientación de la novela. Una fuerza de cuyo poder es imposible escapar. Así es como lo sienten y describen los personajes: un hogar y una especie de condena. Y Saulo, que siempre dijo que lograría irse, terminó haciéndolo de otra manera. Así es como abre la novela, con una despedida que no es la imaginada por los demás. Y así es como la violencia a la que están habituados los que viven en Santa Ana no deja de escalar, como si ese fuera el lenguaje en el que se habla allí. A pesar de esto, hay espacio para la belleza. Para el arte. El arte es otra pieza clave, es muchas veces el motor que mueve a los personajes o la forma en la que entienden el mundo. La de Santa Ana es una atmósfera muy compleja de explicar, pero la autora la transmite muy bien. 

Como todo lo que leo en digital, fui un poco más lento porque no estoy habituada a hacerlo desde casa. Igual, es un libro corto que se lee en unos pocos días, que engancha a pesar de que a veces duele. Lo que se cuenta llega mucho, de distintos frentes. Ya saben que solo un libro me hizo llorar, y aunque este no me sacó lágrimas, estuvo muy cerquita y sí me dejó el pecho apretado. Hasta terminé soñando con asuntos personales, pero en un tono bastante tranquilo. No sé, es una novela intensa, sea corta o no

No creo que esta sea una reseña a la altura de la novela o de todo lo que me gustó la novela, pero ahora mismo estoy agotada y es lo mejor que puedo hacer. Por lo tanto, quiero enfatizar lo buena que es, en todos los aspectos, y lo mucho que merecen que la lean. Si son de Uruguay, pueden encontrarla en Biblioteca País. Si no, los invito a buscar la novela en sus librerías de confianza, sobre todo ahora que los autores y la industria editorial necesitan todo el apoyo posible

miércoles, 1 de julio de 2020

Cuando reescribamos la historia - Reseña

HACE VARIOS AÑOS...
Julen e Ibai eran inseparables. Amigos que compartían clase, juegos en un jardín y paseos por la playa en las noches de verano.

EN LA ACTUALIDAD...
Julen solo es un joven que quiere pasar desapercibido. Ibai se ha convertido en un total extraño para él.
Pero todo cambia con un sueño, una luna roja como la sangre, un diario y una muerte. Ahora Julen se enfrenta a una cuenta atrás en la que tendrá que luchar, hacerse valer y, quizás, darles una oportunidad a personas que jamás hubiera imaginado. Tal vez, logre reescribir la historia y evitar que la vida de alguien termine de forma trágica. Pero para hacerlo, tendrá que llegar hasta las raíces de su pasado y enfrentarse a las sombras que las envuelven, para comprender cuánto vale una vida y cuánto estaría dispuesto a entregar para salvarla.

«Una historia muy intensa sobre la amistad, el amor y los miedos; y cómo una segunda oportunidad, que traspasa el tiempo, puede cambiarlo todo. Belén te arrastrará a un mundo lleno de secretos con una pluma fresca, que atrapa con un toque mágico.» Bibiana in Bookland.
«Una sorprendente historia sobre las segundas oportunidades, el poder de la amistad y la búsqueda de tu propia identidad que te romperá el corazón.» Sandra, Ciudad de los Libros.
«El estilo de Belén hila una intensa atmósfera que nos sumerge página tras página en un viaje inusual con un propósito conmovedor. Una intrigante historia que estruja el corazón con sus últimas líneas.» Tiffany Calligaris, autora de Lesath y de Witches.

Después de todo lo que me habían hablado de esta autora, tenía que leerla. Así que, apenas tuve oportunidad, decidí empezar por este, que era el que me llamaba más. Yo sé que arrancar con expectativas altas es justo lo que no hay que hacer, pero a todos nos pasa, ¿vieron? Igual, es un libro que terminó por gustarme y atraparme mucho, pero quiero contarles bien cómo lo viví para que entiendan cómo puede afectar la lectura ir con determinadas expectativas, que no son responsabilidad de los autores y tal vez no sean el mejor criterio para juzgar un libro. 

Varias personas de mi entorno estaban enamoradísimas de los libros de esta autora, y al ser tan distintos entre sí y de mi confianza, asumí que tendrían buenos motivos. Por eso, al empezar, me sorprendió que me costara tanto engancharme. Debo admitir que las historias «de instituto» tampoco son mi pasión y que los principios en sí me cuestan, pero en las primeras páginas no estaba encontrando eso que esperaba encontrar. La segunda vez que abrí el libro, ya no paré hasta la mitad. Y, al otro día, lo terminé. Así, de pocas sentadas y con muchas ganas.

Me pareció muy interesante la estructura de la trama, que no es lineal. Los primeros capítulos ocurren en 2018, en una reunión de exalumnos (mi peor pesadilla y, por lo visto, también la del protagonista, Julen). Tras la aparición de Ibai, con un pasado terrible y un futuro destrozado, volvemos a 2008, en el que Julen vio esta misma reunión como si hubiera sido un sueño. Y, a partir de entonces, intentará evitar que Ibai cometa ese crimen por el que arruinará su vida. Tranqui, cero estrés, muy chill todo. Además, intercalados con las partes en que se divide el libro (que van por meses) están los informes del trabajo en equipo que tienen que hacer durante el año, lo que nos da bastante insight sobre ciertas cosas.

La voz de Julen, el protagonista, también me gustó. Sobre todo, porque podemos apreciar la diferencia entre 2018 y 2008 en el tono con el que cuenta las cosas. Es un chico más bien introvertido, que no se halla cómodo en esa etapa complicada que es la adolescencia. Sin embargo, ese año todo va a empezar a cambiar para él. En gran parte, debido al sueño.

Creo que uno de los puntos fuertes del libro es lo bien desarrollados que están los vínculos de los personajes. No solo los del protagonista, sino todos en general, pero estos son especialmente vívidos y profundos. Me refiero al romance, sí, pero también a las amistades, los nexos familiares, todo lo que rodea a Julen y lo afecta mientras vive e intenta cambiar su futuro. Los personajes secundarios están bien definidos y absolutamente todos son importantes, crecen y cambian durante la novela. La amistad con Melissa y con Ibai me pareció súper entrañable y de lo mejor de la novela. El romance, bueno, ship material de calidad. Precioso. Creíble, lleno de momentos tensos y gestos que dicen tanto como los diálogos. No quiero decir más porque es de los que mejor no spoilear.

La primera persona en la que está narrada la historia es perfecta para transmitir todos estos sentimientos. Como decía antes, se nota perfecto en el tono la diferencia entre el Julen adulto y el Julen adolescente, que no pasó por los mismos eventos (y, con suerte, podrá evitarlos). Aunque el principio se me hizo más cuesta arriba, el resto del libro se lee en nada y es muy atrapante y entretenido. Creo que la autora sabe bien cómo hacer sentir al lector lo mismo que sus personajes y motivarlo a querer seguir leyendo.

La ambientación tiene eso de muy específico y a la vez abstracto. No recuerdo que se haya mencionado una ciudad, más allá de que sabemos que es costera, pero sí lugares, como la editorial o los colegios. Esto es interesante, porque hace que se sienta como cualquier lugar y a la vez ninguno en concreto, pero seguro el mundo en el que se mueven estos personajes. No sé si logro explicarme, pero la sensación es vívida también. Me contaron también que hay guiños a Una sonata de verano, pero como no lo leí, seguro no lo disfruté tanto como quienes sí lo hicieron.

Así, en conclusión, es una novela muy disfrutable, que mejora página a página y que llega muy hondo al pecho. Toca ciertos temas bastante sensibles, como el racismo, la homofobia, el abuso, pero de una forma que me pareció muy correcta. Recomendada, por supuesto. Y me quedo con ganas de leer más de la autora.

miércoles, 24 de junio de 2020

Recomendaciones de invierno



Parece mentira, pero ya estamos en invierno. No sé a ustedes, pero aunque amo que haga frío, estos meses son los que más me cuesta transitar. Sobre todo con la incertidumbre reinante. Por eso, y aunque puede que muchos sigan con cierto bloqueo respecto a la lectura, quiero traer alguns días ideales para sobrellevar un poquito esta temporada. Libros que transcurren en invierno o que son una llamita entre tanto frío, o que son las dos cosas. Pasemos a ellos:



Nada como la prosa de Clara Cortés para sentir un montón y quedarnos con el pecho apretado pero calentito. Esta novela —que puede leerse tanto de forma independiente como secuela de Al final de la calle 118—, nos cuenta la historia de Ignasi y María que, como dice la sinopsis, estaban destinados a despedirse desde el principio. La de ellos es una historia muy intensa, sobre todo porque son personajes muy intensos. Así que si buscan una historia muy cargada de emociones, con una prosa que deja sin aire y, además, ilustraciones preciosas, este es el libro que quieren que los acompañe durante el invierno.



Laura Gallego es una escritora que no necesita presentación, pero a veces me da la impresión de que la gente se olvida de esta novela. Es que es bastante distinta al resto de la obra de la autora, y bastante distinta en general. No tengo fresca su lectura, dado que lo leí hace años, pero es una historia que me quedó mucho en la cabeza (sospecho que porque La reina de las nieves es de mis cuentos favoritos, y se nota la inspiración aunque vaya por otro lado). Bipa, nuestra protagonista, va en busca de Aer, su mejor amigo, quien se va de su hogar para encontrar a la Emperatriz, que le produce fascinación. Toda la novela es el viaje de Bipa por este mundo tan peculiar. Recuerdo que la prosa y la ambientación me resultaron muy interesantes, así que si tienen ganas de conocer las tierras invernales de una historia de fantasía algo diferente, es por acá.



Esta novela de Laia Soler también podría leerse tanto de forma independiente como secuela de Nosotros después de las doce, que es un libro que recomendé en verano. También es una novela con mayor profundidad emocional, puede que incluso más lenta —en el buen sentido— y algo más triste. Una lectura con cierta melancolía, ideal para esos días fríos en los que queremos leer algo que nos toque el corazoncito. En este libro, la protagonista es Erin, una chica que siente mucho y se guarda todavía más. Insatisfecha con su vida, después de renunciar a unos estudios que eran el orgullo de su familia y de buscar trabajos que no la llenan, duda de ser realmente capaz de salir adelante. La novela toca estos temas y varios otros, todos con mucho cuidado y de forma muy sentida. Además, la ambientación es espléndida, como en el primer libro. Valira es un lugar mágico que vale la pena visitar en invierno también.



Seguimos con los libros que pueden leerse de forma independiente aunque son parte de una serie: este es el tercero de la saga de Las siete hermanas, de Lucinda Riley. Este libro nos cuenta la historia de Star, la tercera hermana, que es la más introvertida y tímida de todas, tal vez una sombra de su hermana CeCe, de quien no se separa. Sin embargo, tras la muerte de su padre adoptivo, las cosas empiezan a cambiar. Y sin entrar en demasiados detalles, recomiendo esta historia para el invierno por los elementos que contiene y por la sensación de calidez que da leerla. En los capítulos de Star tenemos una librería de usados, una casa antigua, vínculos nuevos. En los capítulos de Flora, que podría ser una antepasada de Star y además es un personaje que me gustó mucho, nos vamos a la Inglaterra de principios del siglo XX. Y aparece Beatrix Potter. Qué más decirles. Toda esta saga vale mucho la pena, pero este es mi favorito y pueden leerlo así, solito, como la preciosidad que es.



Para cerrar las recomendaciones, les dejo una novela muy especial, de la preciosa Paula Gallego. Otra autora con una prosa bellísima, capaz de despertar un montón de emociones. En este caso, la novela está ambientada durante la Segunda Guerra Mundial, y seguimos el camino de tres hermanos que intentan escapar de ella. Puede que sea el más duro de todos los libros que recomiendo hoy, pero sin duda tiene personajes de lo más entrañables y diversos. Y un final algo ambiguo que sin dudas les va a obligar a quedarse en esa historia por un buen tiempo. 


Recuerden que pueden leer las reseñas completas de estos libros en los links de sus títulos, pero también pueden encontrarlas —y muchos libros más— en el índice del blog. ¡Buena lectura!

miércoles, 17 de junio de 2020

Una canción que nunca acaba - Reseña

Julius Montgomery tiene un don: lee palabras distintas a las que se han escrito. Las letras tiemblan en el papel, bailan en la pantalla de su móvil o saltan entre los carteles de los comercios y después se intercambian el sitio para contarle secretos.

Gia Dazzo también tiene un don: ve la vida como si estuviera dentro de una película. Con ventiladores, filtros de colores, cámaras lentas en los momentos más dramáticos y primeros planos que le hacen entender lo importante.

Selene Velarde podría tener un don, pero la vida no lo ha querido así. Lo que le ha tocado es una maldición.

Una canción que nunca acaba.

Es inevitable que sus caminos se crucen. Y la decisión de qué rumbo tomar a partir de entonces solo depende de ellos.


Esta fue mi primera experiencia con Wattpad. Nunca había leído nada por allí, ni me interesaba especialmente hacerlo, pero esta novela llamó mi atención. Por lo tanto, me dije «¿por qué no?» y me tiré de cabeza. Aunque leí despacito porque es lo que me suele pasar con lo digital ahora mismo, fue todo muy grato y no lo descarto como medio de lectura en el futuro. Lo mejor de todo, en verdad, fue encontrar una novela de semejante calidad, que me gustaría poder reseñar tan bien como se merece. Antes de empezar, les cuento que pueden leerla (gratis, por si hace falta aclarar) aquí.

La sinopsis hace un gran trabajo a la hora de presentar a los protagonistas, pero voy a contarles un poco más sobre la historia. Gia, Selene y otro montón de adolescentes extranjeros participan de un programa de verano en Estados Unidos enfocado especialmente en las artes de todo tipo. Julius, por otro lado, es estudiante de esa escuela el resto del año, mientras que ahora en verano está harto de su vida solitaria en Cherryville. Tras un momento al que calificaría como casi epifánico cuando ve pasar el ómnibus que lleva a los estudiantes a Saint Zeno's, decide meterse por allí

Entre idas y vueltas, proyectos multidisciplinarios, gente de varias culturas con distintos talentos y algunos personajes no muy amables, nos encontramos con una historia de esas entrañables, con una found family y muchas, muchas emociones desparramadas por sus páginas. Las artes y la expresión tienen un lugar importantísimo en el desarrollo de la historia y de los personajes, incluso en la forma en que los protagonistas ven y describen lo que los rodea. Esto hace que sea una novela muy sensorial; no solo visual, que también, sino que hacemos uso de los demás sentidos al leer y, por lo tanto, es fácil sentirse adentro.

Cada uno de los tres protagonistas tiene una clara backstory no resuelta, que los atormenta de una forma u otra —y que está relacionada con estas habilidades de las que habla la sinopsis—, pero que se nos van reveleando de a poco, cuando corresponde. Esto mantiene la intriga y, además, hace que las relevaciones sean más sólidas, que nos lleguen cuando ya desarrollamos cierta empatía por los personajes y no queremos que les pase nada malo. A este grupo de narradores añadiría también a Storm, otro personaje de vital importancia que se gana su lugar en el grupo y tiene un pasado doloroso, si bien no narra.

Es un grupo bastante heterogéneo. Julius tiene sus impulsos y excentricidades; Gia es de carácter fuerte, protectora y visionaria; Storm es talentosa y da cierta paz; Selene es tímida y prefiere pasar desapercibida. Las diferencias en sus personalidades no evitan que, cuando se encuentran, empiezan a preocuparse el uno por el otro, a ser un refugio y a contenerse si es necesario. Un poco por afinidad, un poco por accidente, se vuelven lo que necesitan para crecer y superar un pasado que no los termina de soltar. Mucho de todo esto se canaliza a través de las artes, de ese proyecto en el que trabajan durante las dos semanas que dura el programa. Tienen mucho peso también las familias y amistades previas de cada uno, aunque casi ninguno aparezca en la historia, salvo en el caso de Julius. Esto me gustó porque es un tropo bastante común que las familias de los protagonistas jóvenes —o niños— se desdibujen, como si no tuvieran influencia. Acá no solo son importantes, sino que son clave para entender a los protagonistas.

La ambientación resulta muy sencilla, pero está bien lograda y llega con fuerza, de forma muy vívida. El colegio Saint Zeno's y su funcionamiento, a veces tirando a desastroso; el bar con karaoke que encuentran y que termina por resultar fundamental para el desarrollo de la historia; el skatepark... No son tantos los escenarios, pero todos tienen cierto peso. La autora incluso juega con detalles simbólicos, como la planta en la casa de Julius y todo lo que representa para él, por poner un ejemplo.

En cuanto a la narración, yo diría que es de lo más interesante de la novela. La forma que tiene la autora de percibir y describir el mundo es fascinante, y eso se transmite desde todos los personajes narradores —en tercera persona, pretérito—, que además son muy particulares de por sí. El más sutil podría ser Julius, a quien los textos escritos parecen darle mensajes. Gia, por otro lado, ve el mundo como si fuera una película, y esto tiene un efecto muy claro sobre el lector. Selene, por otra parte, sufre una música constante, invasiva y violenta, que le provoca dolores de cabeza y que no le permite ser libre. Puede que sean los capítulos más difíciles de leer, no por la narración en sí, sino porque se siente tan bien que hasta duele un poco. Los sentimientos también duelen un poco, de lo bien transmitidos que están. Hay algunos temas que podrían resultar triggering, pero, si recuerdo bien, están señalados en el texto.

He de decir que tenía algún que otro prejuicio hacia los textos publicados en Wattpad. No son infundados; pasé muchos años leyendo en foros literarios y sé que hay de todo. Cosas de muy buena calidad, cosas a las que les falta más trabajo, etcétera. En este caso, no esperaba una mala historia, pero sí que se notara más la ausencia de un proceso editorial fuerte (soy correctora de estilo, esas cosas las noto aunque no quiera). La verdad, quedé muy satisfecha en ese sentido. Es una novela sólida, con una narración muy cuidada, poquitos errores. Me dio la sensación de estar leyendo un e-book cualquiera, incluso. Es algo que no quería dejar de resaltar, sobre todo si era algo que les hacía dudar si leer o no.

Entonces, ¿recomiendo la lectura de esta novela? Por supuesto. Les va a llegar al corazoncito, puede que hasta les duela un poco, pero va a valer la pena. La forma de narrar de la autora merece que le peguen una leída, pero también esos personajes tan reales y fáciles de querer. Está a la altura —o directamente supera— de muchos libros publicados, pero además lo tienen ahí, al alcance de sus manos, gracias a la generosidad de la autora. ¿Lo van a dejar pasar?



miércoles, 10 de junio de 2020

Desafiante - Reseña

Fallon no hizo caso cuando se lo advirtieron, y ahora le toca sufrir las consecuencias de haberse ganado el cariño de los romanos por ser la gladiadora favorita del César. Aunque creía haber conseguido su libertad, Fallon pronto descubre que quedarse tiene un precio. Cuando las chicas de una academia rival causan problemas a sus hermanas guerreras, las gladiadoras de Ludo Aquilea se ven obligadas a huir. En su viaje encontrarán una tribu de aguerridas amazonas que podrían ayudarlas… O acabar con ellas.










Tal vez algunos de ustedes recuerden la grata sorpresa que me llevé el año pasado con Vencedora, la primera de estas novelas. He de decir, para los que van a dejar de leer por acá porque se trata de una segunda parte, que si bien me gustó y lo leí con la misma velocidad que la otra vez, la trama me gustó un poquito menos. Sigue siendo un buen libro, así que ahora paso a contarles por qué me pasó esto. 

Esta novela continúa la historia de Fallon, princesa celta convertida en gladiadora romana. No quiero spoilearle la primera novela a nadie, así que sepan que este es el momento ideal para pasar al último párrafo de la reseña. En fin, la novela comienza con una batalla de poco riesgo, para entretener a Cleopatra en la ausencia de Julio César, contra un ludo rival. Tras vencer, todo es alegría ante las expectativas y la posible libertad, hasta que... no. Pasan cosas. Las rivales ayudan a Poncio Aquila a apoderarse del ludo. Sorcha parece estar muerta, aunque Fallon —y los lectores— lo duda. Además, también parece haber una traidora: Thalestris, la Primus Pilus de Sorcha. Su mano derecha. Y, para colmo de males, las acusan de liderar una rebelión. Todo es incertidumbre, dolor, urgencia. Las que pueden, huyen del ludo en busca de una solución y una forma de limpiar su nombre. Si es posible, rescatar a Sorcha del destino que le acecha.

Lo que más quiero resaltar es que en esta novela se siente con mucha más fuerza la hermandad, la sororidad que une a las gladiadoras del ludo. Es una historia de compañerismo, lealtad, fuerza. Fuerza no en un sentido solo físico, claro está. Eso me pareció un gran punto a favor y, junto con el romance —que no es el centro de la historia, no es meloso y está basado en el respeto mutuo—, son los elementos más destacables de este segundo libro. 

Tal vez mi problema, ya que estamos hablando de la trama, es que se siente algo superficial. No terminé de sentir lo que sentía Fallon ni noté cómo influía lo que sucedía en ella a nivel emocional. Creo que es un personaje con una voz tan fuerte y rica que se percibe muy bien la falta de evolución en este caso. ¿Las consecuencias de esto? No sentí dolor cuando debía sentirlo, ni indignación con el plot twist, ni emoción en el clímax. Y es una pena, porque todas estas escenas están tan bien narradas y tan llenas de acción que me habría gustado poder conectar de otra manera

Salvo esto, es una novela que fluye muy bien. Como decía, la voz de Fallon tiene mucha fuerza y es un personaje que me alegra haber conocido. Me gustó verla ya no como una novata, sino como una mujer dispuesta a hacerse cargo de sus compañeras, de quienes se ganó el respeto, y liderar si es necesario. Debo resaltar sí el desarrollo del personaje de Aeddan, tan secundario en el primer libro y de vital importancia en este. También me gustó el cariz que tomó la relación con Meriel y que las demás chicas del ludo cobraran más protagonismo. De parte de Cay, el interés romántico, aparece Quinto, su segundo en la legión. Es un muchacho de corazón bastante ligero, que me cayó bien. La incorporación de las «amazonas» (al leer entenderán mis comillas) al relato fue muy interesante y una de las partes que más disfruté de leer. Eché de menos algo de complejidad en la relación de Fallon con Nyx.

La ambientación sigue siendo otro de los puntos fuertes de la novela. No se vuelve un relato lleno de precisión histórica, pero el mundo se siente vivo. Real. Es fácil imaginarnos los lugares por los que se mueven los personajes, pero la autora no se entretiene en retratarnos la antigua Roma, sino en volvera un paisaje dinámico. Lo que sí: no soporto que Cayo y Quinto se apoden Cay o Quint, mi mente no lo logra procesar. No tengo el conocimiento como para asegurar que no sea correcto, pero me suena a «mis lectores angloparlantes lo van a leer mejor así» y me pone muy nerviosa. Fuera de eso, todo bien.

Como decía, es una novela que se lee rapidísimo, y esto tiene que ver con la prosa. Lamento repetirme, pero la palabra es esa, «dinámica». Hay un buen balance de lo descriptivo y de la acción, aunque sí me hizo falta un poco más de desarrollo emocional. Esto tal vez hace que se lea incluso más rápido que el primer volumen, lo que lo vuelve una lectura ideal si andan bloqueados o necesitan algo ágil en medio de lecturas más pesadas

Por lo tanto, creo que es una buena secuela, aunque me faltó más profundidad. Hay mujeres guerreras, hombres que las respetan sin querer una medallita por ello, la promesa de la libertad y un culto secreto que devora los corazones de sus oponentes. Ah, sí, ¿no recordaban eso del primer libro? Pues ya tienen otro motivo para leer este. Aunque me pareció que la historia volvía a cerrar bien, sé que hay una tercera parte, que sin duda voy a querer leer cuando llegue por acá. Ustedes verán en qué volumen deciden detenerse, pero me gustaría que me lo contaran así podemos charlar sobre el libro. ¡Buena lectura! 

miércoles, 3 de junio de 2020

La rebelión de la reina - Reseña

Cuando llega su solsticio de verano número diecisiete, Brienna desea solo dos cosas: dominar su pasión y ser elegida por un mecenas.
Haber crecido en el reino sureño de Valenia, en la reconocida Casa Magnalia, debería haberla preparado para ello. Mientras que algunos nacen con talento para una de las cinco pasiones —arte, música, teatro, astucia y conocimiento—, a Brienna le resultó difícil encontrar la suya hasta que eligió el conocimiento. Sin embargo, a pesar de toda su preparación, el mayor miedo de Brienna se hace realidad: queda sin un mecenas.
Meses después, su vida da un giro inesperado cuando un lord caído en desgracia le ofrece su mecenazgo. Si bien sospecha de sus intenciones, acepta de mala gana. Pero hay mucho más en la historia del hombre, ya que forma parte de un plan peligroso para derrocar al rey de Maevana —el reino enemigo de Valenia— y restablecer a la reina legítima en el trono norteño junto a su magia. Hay otras personas involucradas en esta misión, algunas más cercanas a Brienna de lo que ella espera.
Con la guerra en gestación, Brienna debe elegir a qué bando será leal: pasión o sangre. Porque una reina está destinada a regresar y a liderar la batalla para reclamar el trono. ¿Quién será esa reina?


Tuve un montón de dudas con este libro. A primera vista, tenía todo lo que me gusta en una novela. A primera vista, también, se parecía demasiado a un montón de cosas que ya he leído sin parar en estos años. Entonces, siempre que lo veía, dudaba. ¿Qué pasó? Llegó a mí en el Infoblog del año pasado, gracias a Urano, así que no quedó más espacio para las dudas. Ahora, tras leerlo, les puedo decir que tenía razón. En ambas cosas.

Me explico mejor: es un libro que tiene todo lo que me gusta. De hecho, lo leí rapidísimo en una época en la que leer me estaba costando mucho. Eso sí, creo que tiene muchos elementos que ya nos acostumbramos a ver en este tipo de libros con reinas y rebeliones y cosas. Lo positivo es que algunos de esos elementos no son exactamente iguales: por ejemplo, la protagonista no es la reina de la que se habla y, si bien hay un interés romántico, es una subtrama que no importa tanto como la rebelión. Es más, al principio realmente creí que la protagonista iba a ser dicha reina y ya me veía todo un desarrollo de lo más predecible, pero por suerte no fue así. Y aunque sí me vi venir algún plot twist, quedé satisfecha con el rumbo de la trama principal. Sobre todo porque cierra muy bien, aunque hay puertas abiertas: si bien hay una secuela, no pasa nada si alguien quiere dejar de leer acá.

El ritmo también tiene sus cosas: empieza lento pero envolvente. Me atrapó muchísimo el universo que se nos presenta. Cuanto más avanza la novela, más flojea. Lo sentí como esos memes en los que el dibujo empieza siendo súper detallado y al final es un garabato. Me dio la sensación de que las cosas sucedían demasiado rápido, demasiado fácil, casi sin reflexiones. Esto hace que uno lea más rápido, sí, pero sacrifica lo emocional y la profundidad de la historia. Es una pena porque toda la primera parte me pareció tan bien construida, tan llena de potencial. Esto no quiere decir que la prosa se mala, eh, ojo, nada que ver. Es muy correcta y fluye muy bien.

¿Por qué resalto tanto la primera parte? Porque es cuando se nos presenta la ambientación. A mi parecer, es de las cosas que más brillan en esta novela. Estamos en un mundo de fantasía bastante inspirado en el nuestro. Valenia, el país en el que vive nuestra protagonista, se inspira en Francia, mientras que Maevana, de donde es originario su padre —a quien no conoce—, se parece mucho a las islas Británicas. Valenia es elegante, sofisticado, pacífico. Maevana es un país de guerreros, de reinas y de emociones intensas. De cualquier manera, las costumbres y la historia de estas tierras parecen cobrar vida cuando se las menciona en la novela, sobre todo por el gran contraste, que tampoco es antagónico. Brienna tiene tanto sangre valeniana como maevana y siempre se hace hincapié en lo bueno de ambas tierras.

Brienna, como protagonista, me pareció bien. Una buena elección, así como también es buena idea la narración en primera persona. Ya desde el principio se nos da pistas sobre su procedencia, pero con una clara intención de que creamos que es, de hecho, la reina. No tardamos mucho en descubrir que no es así, sino que su sangre es otra, pero esto no vuelve la historia más aburrida. A veces estar en un papel «secundario» puede resultar incluso más interesante. Sus años en Casa Magnalia para convertirse en una pasionaria —personas que se dedican profesionalmente a ciertas virtudes, lean la sinopsis— fueron mi cosa favorita. Las costumbres, los detalles, los gestos. Todo esto me encantó. Siento que ella podría haber crecido mucho más como personaje si la historia  no se hubiera apresurado tanto. De todas maneras, llegó al punto que tenía que llegar y tal vez dé mucho más de sí en el siguiente tomo, que todavía no he leído.

Respecto a los demás personajes, me gustaron las demás chicas de Casa Magnalia. La relación entre todas es muy linda, más allá de que haya habido cierta competitividad para conseguir mecenas. Que Brienna las considere sus hermanas y que se apoyen en todo me encantó. Y es muy linda su relación con Merei, especialmente. Respecto a los demás, también forja un vínculo bonito con su mecenas, Jourdain, y el hijo de este, Luc. Puede que el cariño con estos y con los demás personajes que conoce a través de ellos se dé demasiado rápido, pero, como ya dije, es cosa del ritmo de la novela. De los antagonistas no tengo mucho para decir; no me parecieron especialmente interesantes o desarrollados y realmente es una pena.

Por último voy a hablar de Cartier, su profesor en Casa Magnalia. En general, no soy muy fan de las relaciones alumno-profesor, pero en esta ocasión no me generó rechazo. No es tanta la diferencia de edad, todo se da de forma muy respetuosa y, además, mientras él es su profesor, no hay ningún tipo de avance de parte de ninguno, incluso si existe una tensión. El romance no tiene mucho peso en la historia, de todas maneras. Y no quiero hablar mucho de él para no spoilear.

Antes de cerrar, tengo que comentar que la novela viene con un mapa precioso al incio del libro y varios árboles genealógicos atrás. Ni se les ocurrar mirar estos árboles hasta terminar de leer o se van a spoilear muy feo. La portada también es preciosísima, sobre todo en persona. Amo cómo se siente este libro al tacto.

Así que, en definitiva, es un buen libro. Entretenido, fácil de leer, con un mundo muy interesante y una protagonista que tiene mucho para dar. Me habría gustado que el ritmo diera más lugar a desarrollo, pero eso no me hace considerarlo un mal libro ni ahí. Espero con ganas el segundo, para ver cómo sigue esta historia. Tengo bastantes expectativas.



miércoles, 27 de mayo de 2020

¿Cómo planifico una novela?




Como siempre que escribo una de estas entradas en las que les cuento cómo me organizo, quiero hacer énfasis en algo muy importante: este es el método que me funciona a mí. No es el correcto ni el único ni nada, solo el que me funciona. Lo comparto con la esperanza de que pueda servirle a alguien más o que, al menos, le ayude a encontrar su propio camino. Hecho este disclaimer, pasemos a hablar de lo que nos interesa: cómo planificar una novela.

Hay tantas escuelas como maestros respecto a la planificación. Basta con leer el artículo que escribimos para la #MMEUY del año pasado, en el que entrevistamos a distintos autores uruguayos, para darse cuenta de esto. También hay un montón de escritores que dan consejos a través de las redes, así como en sus canales de YouTube. Antes de contarles mi experiencia, les dejo a mis favoritos, los que más me han ayudado: Abbie Emmons, Alexa Donne y Reedsy.




Los principios

Cuando empecé a escribir era muy, pero muy brújula. Esto quiere decir que escribía instintivamente, como si fuera descubriendo la novela al escribirla. Tengan en cuenta también que empecé a escribir de muy niña y no tenía ni idea —ni recursos— de qué métodos podía utilizar para escribir de forma más eficiente. Además, lo hacía por diversión —aunque siempre tuve claro que quería ser escritora, así que me lo tomaba muy en serio— y no buscaba información, tampoco.

Entre el último año de escuela y el primero de liceo, escribí una novela muy corta —y muy mala, por supuesto—, la primera de todas. Hasta el momento, nunca había pasado de unos pocos capítulos. ¿Cuál fue la diferencia? Fui bastante brújula, pero me anotaba algunos puntos clave. Sobre todo, cuando llegaba al final, que fue cuando me di cuenta de todos esos puntos clave y tuve una guía más clara. Con la segunda novela, que terminé un año después, me pasó algo similar. Brújula en su mayoría, anotaciones de los eventos más importantes, más claridad al llegar al final. Incluso tenía algunas escenas ya escritas, que pegaba cuando llegaba el momento y editaba si era necesario.

De ahí en más, con menor o mayor éxito, seguí el mismo sistema. Brújula, puntos clave, planificación más clara de los finales. Nada podía salir mal, ¿verdad? 

Error


Perderse en mapas

Después de un año en el que había logrado escribir dos novelas y terminar una más vieja, decidí empezar dos de mis proyectos más importantes, que además son las dos novelas que tengo publicadas: Las lunas de marzo y Proyecto Pandora. Si bien con esta última logré aplicar el sistema de siempre y salió bastante bien, dentro de todo —aunque en el futuro tuve que hacer diez mil correcciones y reescribir bastante—, con la primera la historia fue distinta. Empecé Lunas con la intención de que fuera 100 % brújula, por diversión, y así fue como la abandoné y retomé un millón de veces entre 2009 y 2014.

Lunas fue tan difícil de escribir que, cuando se publicó, yo todavía no había logrado superar la angustia que me producía. En varios de esos años, tuve la intención de escribirla en modo mapa, es decir, con una planificación más detallada. Fue peor. Nada me convencía, todo me parecía aburrido. No me pasó solo con esta novela: todos los (muchos) proyectos que intenté arrancar esos años y que planifiqué capítulo a capítulo fracasaron. Todos. 

Esto no quiere decir que los mapas no fueran para mí, sino que me faltaba algo más. Lo que pasa es que todavía no había aprendido algunas otras cosas. Basta un ejemplo para darse cuenta: cuando retomé la secuela de Proyecto Pandora, que había abandonado en 2011 porque me quedaba grande, la escribí como mapa. Es una historia muy larga, con muchos personajes y muchas tramas, así que no tenía opción. De hecho, en un momento tuve que hacer una pausa muy larga, pero al retomar fue fácil seguir porque me había dejado una escaleta exhaustiva ya preparada. Y la escritura fluyó lo más bien. ¿Qué cambió? Conocía muy bien a mis personajes, sus motivaciones y sus miedos. Sus conflictos.




El punto de partida

Entendí bien esto gracias a los videos de Abbie Emmons (y al leer Story Genius, de Lisa Cron). Ese algo que iba descubriendo al escribir —lo que me permitía planificar hacia el final— era el conflicto de mis personajes. Era mi norte, lo que me ayudaba a distinguir el camino que debían seguir para resolver sus problemas. El conflicto interno es la piedra fundamental a la hora de construir una historia, ya sea como brújula o como mapa. Basta con tenerlo claro para que el camino a seguir se ilumine, en vez de volverse una pared que nos bloquea el paso.

El año pasado no solo terminé la secuela de Proyecto Pandora, sino que terminé Adagio, una nouvelle que ya tenía empezada y que había abandonado porque no sabía cómo seguir, y escribí una novela entera para la #MMEUY. Ya les conté cuál fue el caso de la primera, pero con las otras dos pasaron cosas más bien peculiares, que me resultan más fáciles de entender ahora, con el diario del lunes.

Adagio fue una tortura. Me arrastré para terminarla, y eso que no llega ni a 30k. Toda la primera mitad, lo que ya tenía, fue muy amena, pero cuando tuve que empezar a pasar de la intriga a la acción, me bloqueaba muchísimo. Me costaba visualizar las escenas, que es mi herramienta más importante a la hora de escribir. Si no visualizo las cosas en mi cabeza, no me sale. Tras la lectura de los betas, pude resolver la mayor parte de los problemas, pero ahora estoy convencida de qué es lo que no funcionaba del todo: había perdido el contacto con el conflicto interno de mi protagonista

En LNP, mi otra novela de ese año, pasó algo totalmente opuesto. Nunca dejé de estar en contacto con el conflicto interno de mi protagonista, que estaba bastante claro y era el eje de toda la novela. Para que vean el impacto que tuvo esto en el proceso de escritura: escribí todos los días y la terminé en dos meses. Estaba bastante obsesionada con la historia, es verdad, pero la facilidad con la que me salían las cosas fue alucinante, lejos de mis experiencias anteriores. ¿Cómo la planifiqué? Usé una escaleta, por capítulos, pero muy vaga. Tenía claras algunas cosas, momentos clave, pero iba rellenando o cambiando mientras escribía y descubría algunas cosas


El método actual

¿Se acuerdan de mi entrada sobre cómo me organizo en la vida diaria? Allí, les hablaba de una estructura flexible que permita mantener el orden sin limitarnos. Lo mismo me pasa ahora cuando planifico una historia. A veces digo que soy brujumapa por esto mismo: necesito una estructura para ordenar mis ideas y pensamientos, para saber cómo seguir, pero nada detallado que me aburra o me haga dudar de lo interesante que puede ser o no mi proyecto

Desarrollo a mis personajes, sus conflictos y todo lo que tiene que ver con ellos, hago fichas. Más adelante voy a contarles en profundidad cómo hago esto, así que no voy a extenderme al respecto. Lo importante es que, cuando voy a escribir, tengo claro de qué manera quiero que evolucionen y resuelvan sus conflictos. Establezco los momentos clave de la historia y, después, me dejo llevar. A veces, planifico los primeros capítulos, el primer acto, y solo voy al segundo cuando estoy por terminarlo. Otras veces, hago anotaciones del final que, cuando llego, termino por cambiar. Eso me pasó con #Girasoles, la novela que terminé hace poquito. 

Lo importante es esto: mi estructura no es una cárcel. Siempre puedo cambiar lo que tenía planeado si, al llegar, decido que tengo una idea mejor y más acorde con el desarrollo de la historia. Sé que todo lo que escribo tiene, en principio, relación con el conflicto interno y que, por lo tanto, es importante. Entonces, no suelo bloquearme: sé por qué escribo lo que estoy escribiendo. El cambio que hubo en mi forma de escribir de un año a otro es brutal. También se debe a que tomé hábitos mejores, pero de eso voy a hablarles más adelante también.

Mi método es ese, pues. Una estructura flexible, muy similar a la que hacía cuando era más chica, pero con bases más fuertes y razón de ser. Puedo disfrutar de la escritura sin perder el norte, como si completara el mapa al recorrer esas tierras con la brújula en la mano.


Bonustrack

Hace un tiempo, la autora Victoria Álvarez compartió una de sus técnicas de escritura, el tensiómetro. Es un método muy interesante y útil para controlar las tensiones de una novela, pero que funciona mejor para los escritores mapa. Me puse a pensar y me di cuenta de que, en mis épocas de brújula salvaje (?), ya hacía por instinto algo similar, que después fui logrando poner en palabras, así que les voy a contar cómo adaptar el tensiómetro a la brújula.

Es muy simple e intuitivo, en verdad. Lo que hacía —y todavía hago, aunque cuento con otras herramientas— era pensar en las escenas como picos y valles en una gráfica. Antes de un evento «pico», tiene que haber una subida en la tensión que nos prepare para que la acción nos importe. Después, un momento de reflexión, la consecuencia de este evento sobre los personajes. De esta manera, los momentos de acción no resultan superficiales ni tenemos páginas y páginas de reflexión sin acción. Puede haber distintas tensiones para la trama y las subtramas, por supuesto. No tiene el nivel de sofisticación del tensiómetro, pero es una manera sencilla de asegurarnos de que las cosas fluyen bien.




Espero que algo de todo esto les haya sido útil. Como verán, me llevó casi toda una vida llegar al método que me funciona y entender por qué funciona. No siempre es fácil y muchas veces nos frustramos en el camino, pero de alguna manera se llega. Si se quedaron con ganas de saber más sobre las distintas formas de planificar, les cuento que de los canales que recomendé, Abbie Emmons es súper mapa, Alexa Donne es brújula y en Reedsy se analizan ambas posturas. Además, también comparten fichas y planillas para planificar historias o personajes. No se olviden de que nosotros tenemos las de la #MMEUY, aunque estamos trabajando en las de este año ahora mismo ♥.

Muchas gracias por leer esta entrada tan larga, ¡nos leemos en la próxima!