miércoles, 26 de febrero de 2020

¿Cómo me organizo en la vida diaria?



[¡Hola! Esta es otra de las secciones nuevas del blog, a la que llamé #tips y curiosidades, pero en verdad no tiene ningún nombre oficial. Son solo algunas instancias en las que quiero aprovechar a contarles cosas que me preguntan mucho o que creo que pueden llegar a ser útiles, aunque siempre dude un poco de mi capacidad para transmitir algo útil, ja. Empecé a planificarlas y escribirlas el año pasado porque muchos de ustedes me preguntaron por este tipo de cosas —tal vez recuerden que les pregunté en Instagram qué tipo de entradas querían leer— y hasta les expliqué a varios cuál era mi sistema en su momento.]

Por la cantidad de cosas que suelo hacer, mucha gente piensa que debo de ser una persona muy organizada, que tiene todo bajo control y sabe administrar su tiempo. Probablemente, hasta me es fácil hacer tantas cosas juntas. Guess what: no. En serio, no.

Toda la vida fui una persona bastante desordenada y caótica. De esas que tienen ataques de ordenar su cuarto, pero a los días se va convirtiendo de nuevo en una maraña de cuadernos y ropa y quién sabe qué cosas. Antes del año pasado, podía dejar la cama deshecha por días y días —es algo que logré resolver, por suerte— las cosas pendientes se acumulaban tanto o más que mi ropa. ¿Qué cambió? Bueno, no hay soluciones mágicas. Fui buscando alternativas que se ajustaran a mí hasta dar con lo que me servía.

Mi mayor error fue pasar de un extremo al otro. De tener cero organización y pasar horrible, a crearme horarios y esquemas súper complejos, exigentes, imposibles de seguir. Oscilé entre esas cosas durante años hasta que, claro está, no aguanté. Es cierto que siempre anduve metida en muchas actividades y que eso me dejaba exhausta, pero una mejor administración de mi tiempo habría hecho que las cosas fueran más llevaderas.

Lo que quiero decir con esto es que ser una persona organizada no necesariamente significa tener un montón de horarios y tablas y cosas súper ajustadas y detalladas. Es muy posible que para algunos esa sea una solución y les haga la vida más sencilla, pero no es la única forma y, sin duda, no es la mía. De este mismo modo, también sé que dejar que las cosas pasen porque ya las haré cuando tenga ganas o tiempo no me me sirve, aunque otros se estresen si no pueden vivir de esta manera. Acá somos todos distintos y eso es algo bueno. La cuestión es: ¿qué es lo que logré que me funcionara?

Una estructura, sí, pero flexible. Que me permita organizar qué tengo que hacer y cuándo, pero también mover las cosas de lugar según mi situación y los imprevistos. Un punto medio entre esa hiperorganización y la nada misma entre las que venía oscilando.

¿Cómo llegué a esto? Lo primero fue poner en papel —aunque supongo que se puede hacer en digital, solo que a mí me gusta mucho hacer estas cosas a mano— mis tareas pendientes y las cosas que quería hacer. Por ejemplo, las tareas de la facultad, reseñar, corregir y escribir. No cosas puntuales, sino las que seguramente tuviera que repetir de forma constante. Entonces, distribuí todas esas cosas a lo largo de la semana. Así, planifiqué el mes entero, pero no más que eso para no estresarme —y porque cada mes tiene sus propias exigencias, eso lo aprendí sobre la marcha.

No puse más de dos tareas por día. En todo caso, la tercera podía ser leer o esos asuntos puntuales que mencioné antes. Al hacer eso, todos los días iba a haber completado algo, aunque fuera una o dos cosas. Al final de la semana, iban a ser muchas más. Ni hablar a fin de mes. Sin embargo, no iba a ser tan agotador como intentar lidiar con cuatro o cinco cosas por día con el afán de trabajar un montón. 

Creo que eso último es lo más importante: reducir el agotamiento, tanto físico como mental. Si yo ya sé hice las dos cosas que me planteé hacer, como escribir y traducir para la facultad, voy a sentirme realizada por el día. También voy a quedarme con la sensación de no haber hecho mucho y, por lo tanto, voy a estar menos cansada. Y si ya sé que solo reseño los martes, no voy a estar el resto de la semana con culpa por no estar haciéndolo, porque solo pienso en eso el día que me corresponde.

A su vez, si no logro hacer una tarea el día asignado, sé que tengo la flexibilidad suficiente para moverla a otro día, porque por algo dejé ese espacio libre. Nada es tan rígido como para que dejar de hacer algo se considere un fracaso. Es solo un ligero cambio de planes.




Utilicé para esto distintos métodos. Uno de ellos fue poner un post-it por semana al lado de mi escritorio e ir tachando las cosas ya hechas, lo que me resultó muy útil por algunos meses, pero después me aburrió. Luego, pasé a un cuadernito —sin convertirlo en un bullet journal—, pero no me resultaba tan fácil ponerme a mirarlo como con los post-it. Por Navidad, una amiga me regaló un planificador semanal —el de la foto— que tengo siempre a la vista en mi escritorio y que me viene salvando la vida en general, sobre todo para lo inmediato y para tener siempre una idea de lo que pasa en mi semana.

Ahora mismo estoy probando también usar el calendario de Google, en el que además puedo marcar las cosas puntuales como tareas o recordatorios, pero no tiene la misma gracia que escribir a mano, al menos para mí. Lo bueno es que se puede tener varios calendarios —por ejemplo, yo tengo uno personal, uno de escritura, otro de la facultad, incluso compartidos como los del #Clubdelectura.uy y #UnAñoConLasBrontë. Puede parecer confuso, pero rinde.

Esta cuestión de elegir lo mejor la voy a dejar a gusto de cada uno de ustedes, ya que ni siquiera yo logré determinar qué método me gusta más. He probado un montón de apps para organizarme, que al final solo me provocaron más estrés y ni siquiera las miraba. Al final, puede que los métodos sean adecuados para distintas etapas de la vida, no para siempre.

Sea como sea, lo importante es eso: tener una estructura flexible que permita evitar el agotamiento físico y mental. No muchas tareas por día, no pensar en las tareas que no tocan ese día y saber que cambiar algo de día no es un fracaso. Así, al final de la semana y al final del mes, se van a dar cuenta de que hicieron un montón de cosas sin haberlas sentido tanto como en otras ocasiones. Al menos, a mí me funciona así.

¿Van a probarlo?  ¿Tienen sus propios métodos para organizarse? ¡Cuéntenme cuáles!

miércoles, 19 de febrero de 2020

La hermana luna - Reseña

Cuando Tiggy D'Aplièse acepta trabajar en una de las zonas más recónditas de Escocia, en concreto en la enorme finca Kinnaird, nada le hace sospechar que el misterioso terrateniente, Charlie Kinnaird, está a punto de alterar su futuro e, irónicamente, revelarle su pasado. En su nuevo hogar Tiggy descubrirá que tiene un don, el sexto sentido, una herencia de sus antepasados gitanos.
Lucía Amaya-Albaycín nació en 1912 en el barrio del Sacromonte, frente a la Alhambra, y la apodaron La Candela. En su destino está escrito convertirse en una de las grandes bailarinas de la historia, y por eso su padre se la lleva a los bares de flamenco de Barcelona con solo diez años. Al estallar la Guerra Civil, Lucía y su grupo de bailaores se ven obligados a buscar refugio en Nueva York. Pero para ver cumplido su sueño Lucía tendrá que elegir entre la pasión por el baile o el hombre al que ama...
Conforme conoce sus raíces españolas y desentraña el pasado de su familia, Tiggy comienza a aceptar y a controlar su don sin saber que ella también deberá tomar una difícil decisión, no muy distinta a la que en su día afrontó Lucía.

A esta altura de la vida, probablemente ya sepan que esta es una de mis sagas más queridas. Es más, quizás me hayan oído decir que leo los libros con mi abuela, para después comentarlos juntas, cosa que me hace muy feliz. Este se lo di primero a ella porque estaba muy impaciente y luego lo leí este verano, en la playa —aunque no es un libro tan de verano como el anterior—, emocionada por poder volver a esta historia. Con todo el dolor de mi alma, tengo que decir que por ahora es el que menos me gustó de la saga y, en verdad, tampoco me gustó mucho en sí. Voy a explicarles bien por qué, pero sepan que me duele un montón escribir esta reseña. 

Quiero avisar también de que no es necesario leer los anteriores para entender, aunque es recomendable. Si les interesa leer mis reseñas de los demás libros, estos son La historia de Maia, La hermana tormenta, La hermana sombra y La hermana perla. Por ahora, mi favorito sigue siendo el tercero. Y si están leyendo la saga, no dejen de contarme cuál es su favorito hasta el momento ♥. 

Bueno, al igual que en los demás libros, la novela se divide en la trama del presente y en la trama del pasado. Por un lado, seguimos a Tiggy, la quinta hermana. Siempre se ha hecho referencia a ella como la hermana espiritual y es realmente poco lo que sabemos de su persona a lo largo de la saga. Sabemos que trabaja en refugios de animales y que tiene un vínculo muy especial con ellos, y es así como la encontramos al inicio del libro: dejando su trabajo actual para seguir cuidando unos gatos monteses escoceses en su nuevo hogar, una enorme propiedad en Escocia. Por este motivo, Tiggy empieza a trabajar en la finca de los Kinnaird, regentada por el laird Charlie. Allí conoce también a Cal y a Beryl, que trabajan en la finca, y a Zara, la hija de Charlie. También está Ulrika, la esposa de Charlie, y Zed, un ricachón que la hace sentir muy incómoda, pero esos dos no son personajes que nos agraden demasiado. Y está Chilly, un viejo gitano que dice haber conocido a la abuela de Tiggy...

Por otro lado, la historia del pasado no se centra solamente en Lucía, como dice la sinopsis, sino que esta actúa como eje para contarnos más sobre la madre de esta, María, y su propia hija, Isadora. Tres generaciones de gitanas españolas con vidas muy diferentes en tiempos históricos bien distintos. La historia empieza a principios de siglo, cuando María se enamora de José, que debe de ser el peor de los partidos posibles, y su vida se convierte en pura pobreza y amargura, salvo por sus hijos, a los que adora. Sin embargo, la vida es muy mezquina con ella y ni eso le va a dejar, pero no voy a contarles mucho al respecto. Lucía, su única hija mujer, tiene un talento innato para el baile, lo que se convierte en la esperanza de la familia, aunque el contexto histórico no la favorezca. Y, más adelante, Isadora se convierte en una muchacha amable e inocente con mucha mala suerte en la vida. 

Tengo que admitir que esta vez ninguna de las historias me llegó mucho, aunque preferí la de Tiggy porque Lucía me cayó muy mal. Sin embargo, Tiggy tampoco es santo de mi devoción. Antes de pasar a hablar de los personajes, quiero decir que en sí no hay nada mal con las tramas, son historias ineresantes y bien pensadas, en su mayor parte, y probablemente resulten mega entretenidas. No me convencieron los finales —leí en diagonal porque perdía el bus, además—, en especial de la de Tiggy, pero voy a ahondar en eso más adelante. En general, debo decir que a la mayoría de los personajes los noté out of character y algo forzados, lo que se nota especialmente en los diálogos.

Respecto a Tiggy, me pasó exactamente lo opuesto que con CeCe. Tenía mucha curiosidad y expectativas por ella, pero me sorprendió para mal. Aunque se la presenta como a una joven de mente abierta y muy liberal, y en ocasiones lo es, en general es bastante conservadora y, en algunos momentos —esto me duele muchísimo—, hasta machista. De hecho eso último me sorprendió porque no era el tono de las novelas anteriores, pero en esta hasta Ally hace una aparición y suelta una diatriba contra las feministas que me dejó impactada porque ni al caso venía. No soy muy fan de los personajes buenos y abnegados que además son más bien inocentones y moralistas, así que Tiggy no fue para mí. Sí aprecio un montón que mantuviera sus convicciones y que no se dejara convencer por gente horrible, muy al estilo Fanny de Mansfield Park, pero no logré conectar demasiado con ella ni notar demasiada evolución en su personaje, salvo el descubrimiento que hace sobre sus orígenes.

En cuanto a sus antepasadas gitanas, María me parece una mujer admirable que merecía una vida mucho mejor. Lucía, por otro lado... Intenté que me gustara. Cuando leí reseñas que decían lo insoportable que era, me dije que iba a hacer todo lo posible por quererla. No me salió. Es prepotente, creída y egoísta. Ahora bien, no tiene que gustarme. Todo esto no la hace un mal personaje, al contrario, me pareció muy bien desarrollada. Ahora, sí hizo que leer sus partes se volviera menos entretenido. De Isadora tenemos muy poca historia como para que la cuente acá, pero me dio mucha penita.

Aparte de lo que dije de los diálogos, la narración sigue siendo tan buena como siempre. Noté más problemas en la estructura, por ejemplo en lo poco creíble y emocional que es el final esta vez, pero no mucho más que eso. La historia de amor principal no tiene mucho desarrollo y no me la terminé de creer nunca, cosa que no me pasó en las entregas anteriores. Las descripciones geográficas siguen siendo fascinantes y hacen que el lector se sienta allí mismo. Disfruté de lo acogedora que era la finca Kinnaird y del lindo vínculo que hace Tiggy con la gente que vive allí, así como de conocer el Sacromonte, una España convulsionada por la guerra civil y la situación de América —del sur y del norte, eh— en esa época. No me convencieron tanto los gitanos; no sé lo suficiente del tema como para opinar y asumo que la autora se informó muy bien, como siempre, pero me dio la sensación de que estaban un poco romantizados, no sabría explicarlo.

Como ven, fue una lectura en general agridulce. Esperaba un montón de esta novela, dado lo mucho que me gustaron sus antecesoras, pero me llevé una decepción. ¿Quiere esto decir que no lo recomiendo o que no recomiendo la saga? No, no es un mal libro ni me parece que sea motivo suficiente para descartar la saga, pero eso va en cada uno. Además, todavía queda una hermana para cerrar la saga por todo lo alto. Ustedes, ¿qué opinan?

miércoles, 12 de febrero de 2020

Mujercitas - Especial

Edición definitiva de las dos partes del libro, con prólogo de Patti Smith y un apéndice en el que se señalan los pasajes censurados por sus editores originales.

«Ningún libro me sirvió mejor como guía, cuando empecé a recorrer mi camino de juventud, que Mujercitas.» Con estas palabras da comienzo el prólogo de Patti Smith a esta edición, que reproduce íntegro el texto con el que vio la luz en 1868 la célebre novela de Louisa May Alcott. Más tarde sufriría cortes y censuras -debidamente señalados en el apéndice de este libro- y la versión dulcificada fue la que leerían, en traducción, varias generaciones. También incluye la segunda parte de la historia, que la autora escribió para dar respuesta a las muchas cartas de los lectores, interesados en saber cuál sería el destino de las hermanas March, cuatro jovencitas que vivían en un pueblo de Nueva Inglaterra mientras la guerra civil hacía estragos en toda América. Han pasado muchos años desde aquel lejano 1868, pero la complicidad de Meg, Beth, Amy y Jo con las mujeres no ha muerto y son muchas las autoras, desde Simone de Beauvoir a Joyce Carol Oates, que como Patti Smith han reivindicado con entusiasmo una novela que resume el espíritu de una época y aún hoy puede regalarnos hermosas horas de lectura.


Estamos ante uno de esos libros que prácticamente no necesitan presentación. Incluso a quienes no lo leyeron seguro que les suena el título o tiene una idea básica de la historia. Por eso, pienso empezar este especial contándoles no de qué trata, sino cómo conocí Mujercitas. Si quieren una entrada que explica súper bien el argumento de la novela y los personajes, les recomiendo esta de Mel. No creo ser tan exhaustiva.

No sé muy bien cuál de estas dos cosas pasó primero, ya que era muy chica. Conocía el libro de nombre, pero no lo había leído. Llegó a mi vida de dos maneras: a través del libro J. K. Rowling vista por J. K. Rowling, una entrevista a la autora que se publicó en el año 2000 o por ahí, en donde comentaba que Jo March era una de sus heroínas favoritas. Como yo en ese entonces adoraba a la Rowling —ahora es un poco más complicado, la verdad—, traté de leer todos los libros que ella decía haber leído en su niñez y juventud. No puedo asegurar haber llegado a Mujercitas después de leer esta entrevista, aunque tengo la sensación de que sí, y de que lo hice por este motivo. Solo sé que lo encontré en la biblioteca de la escuela y, por supuesto, tuve que leerlo. No recuerdo bien si me gustó o no, aunque algunas escenas se me quedaron grabadas —los castillos en el aire, por ejemplo— y los eventos más importantes no me los llegué a olvidar. Cuando tuve la oportunidad de releerlo antes de ver la película, me dije que sí, que había llegado el momento. En verdad, lo estoy releyendo tan despacito que sigo en medio de la segunda parte, pero no quería dejar de hablarles de toda la experiencia.

Y hablando de mi relectura, charlemos un poco de la edición nueva de Lumen. La que yo leí en la biblioteca de la escuela, se imaginarán, era muy viejita y probablemente estuviera adaptada o algo así.  Esta es una versión definitiva de los dos volúmenes, sin censura, ilustrada y con apéndices. Empieza con un prólogo precioso de Patti Smith, pero también tiene una introducción que explica bastante sobre el contexto y cómo conviene leer la obra si se es joven o si se es más grande. Además, al final hay varias secciones que explican un montón más sobre la época en distintos aspectos. El rol de la mujer, la medicina, la religión, entre otros. Todo esto lo vuelve un volumen muy completo, ideal para quien quiera empaparse de all-things-Mujercitas. Es bastante gordito, sí, y pesa, pero eso se cae de maduro.

Todos los paratextos incluidos me parecen un acierto. ¿Por qué digo esto? Porque es una obra que gana muchísimo con el contexto adecuado. Leída así nomás, con nuestra mirada actual, sé bien que puede resultar una novela lenta, aburrida, machista y llena de moralina. No quiero invalidar esas opiniones, pero creo que las cosas cambian cuando la miramos con el cristal de su época. La introducción misma nos explica por qué fue un libro que revolucionó la novela juvenil como se la conocía, que incluso se consideró poco cristina en ciertos aspectos y que trata el rol de la mujer de una forma muy directa. Una novela que, además, reivindica la importancia de la vida cotidiana de las mujeres. No voy a explayarme al respecto, pero sí quiero dejar claro que considero fundamental estudiar un poco sobre la época y sobre la autora para poder entender mejor la novela y, en verdad, también la película.

En fin, ¿de qué trata Mujercitas? Dicho así nomás, de la vida de la familia March. Esta familia está conformada por cuatro hermanas y sus padres. El padre se encuentra ejerciendo como capellán en el frente, dado que nos ambientamos en la Guerra de Secesión, por lo que la madre, a quien llaman Marmee, es la encargada de cuidar a la familia. Las hermanas son Meg, Jo, Beth y Amy, muy distintas entre sí. También podríamos incluir a una tía muy particular y a Hannah, la criada, que vive con ellos y que es parte del día a día de la familia. Los vecinos, los Laurence —el señor Laurence, su nieto Laurie, el profesor Brooke— también forman parte del entorno familiar de los March. A través de episodios de sus vidas a lo largo de algunos años, vemos a estos personajes crecer, madurar, sufrir y vincularse como si de personas reales se tratase. Y así han impactado tanto en distintas generaciones desde su publicación.

No quiero comentar mucho más de la historia en sí, pero me gustaría hablarles un poco de los personajes. De esa madre abnegada que, a pesar de parecer perfecta, admite hacer un trabajo diario muy grande para contener sus enojos. De Meg, que quiere tenerlo todo y recibe más de un baño de realidad; de Jo, que es fuerza salvaje y creatividad en estado puro; de Beth, la angelical; de Amy, presumida y caprichosa, pero forzada a ser humilde. Todas tan distintas y, sin embargo, coexisten de una manera natural. Son una familia entrañable, a la que llegamos a querer en todas sus versiones. También está Laurie, ese personaje tan querido por las March y tan importante será para ellas.

Mujercitas es y ha sido una historia que llega muchísimo a su lectores —lectores de todo timpo, desde su publicación—, que se convierte en un lugar seguro al que volver. Resulta emotiva, inspiradora, muy visceral incluso. Tal vez el motivo sea, en parte, que la autora puso tanto de ella en sus páginas. Sabemos que se basó en su propia familia y en algunas de sus vivencias para escribir la historia, que fue un encargo. De no ser por este encargo, difícilmente hubiéramos tenido la novela entre nuestras manos. No era lo que Louisa solía escribir.

La película hizo un gran trabajo a la hora de homenajear a Louisa, por cierto. Hay múltiples guiños a la manera en la que llegó a publicar Mujercitas, por ejemplo, o cómo se escribió el final que tiene en la actualidad. Recordemos que en esa época las protagonistas tenían que terminar casadas. Incluso se hace referencia a que era ambidiestra, lo que le permitía usar las dos manos para escribir. Hay mucho de Louisa en Jo, desde el momento en el que la autora lo decidió así, claro, pero la película lo sabe transmitir a la perfección y hasta se mezcla un poco la ficción con la realidad. No era algo que esperara encontrar en una adaptación y sin dudas hizo que el final se volviera algo más ambiguo, pero para mí es un acierto. Abre la puerta al debate, a plantearnos un poco mejor cómo habría terminado la historia si la autora hubiera tenido total libertad. Infinitas posibilidades. Yo creo que a Louisa le habría gustado.

Tuve la suerte de poder asistir a la avant premiere de la película, así como a la actividad previa organizada por el #Clubdelecturauy y Penguin Random House. Allí, tras ser agasajados con comida y té muy ricos, gracias a Maizena y Lipton, participamos de un debate grupal sobre la obra y en un sorteo. Después, fuimos todos juntos a ver la película. Ya venía con el corazón calentito por la actividad preciosa, rodeada de gente linda de distintos clubes de lectura del país, pero salí mucho más feliz todavía.

La película es hermosa. A algunos les podrá parecer confusa porque juega con distintas líneas temporales en vez de ser lineal como las otras, pero para mí se diferencia muy bien la época —en el pelo, la ropa, la paleta de colores, el tono. Esto hace que todo tenga un tinte más nostálgico y emotivo: sabemos que las cosas no son como eran antes, pero no sabemos por qué. Me parece una idea innovadora e interesante y aplaudo a la directora por haberlo hecho así. Disfruté montones de las actuaciones, de la música —no he parado de escuchar la banda sonora para escribir o reseñar—, del vestuario hermoso que bien merecido tiene ese Oscar. 




Además de contarles sobre el libro y sobre la experiencia maravillosa que fue la avant premiere, de cómo disfruté la película, quería hablarles de una lectura complementaria que me parece que aporta muchísimo a estos otros dos elementos. Se trata de una novela corta de la autora Gloria V. Casañas llamada En el huerto de las Mujercitas.



En homenaje a Louisa May Alcott. A mediados del siglo XIX en Concord, un histórico pueblo de Massachusetts, los vecinos son ilustres pensadores en la época: Emerson, Thoreau, Hawthorne, y entre ellos la familia Alcott, cuya segunda hija, Louisa May, acaba de saltar a la fama literaria con una novela juvenil.

Hasta allí llega Analisa Clemens en compañía de su tía, huyendo de la Guerra de Secesión. Lectora empedernida, Analisa busca refugio a sus pesares en los libros, y halla una extraña coincidencia entre sus sentimientos y los de las hermanas March de la famosa novela Mujercitas. Un manuscrito que descubre aspectos insospechados de la vida en Concord le demuestra que aquel lugar no es el apacible pueblo blanco que parece, y la intriga por saber a quiénes se refiere el anónimo autor de esas páginas la conduce a la gente de las colinas y a Justin, un joven de carácter y modales por completo opuestos a los de su antiguo prometido. Su afán de vivir aventuras la empuja hacia Orchard House, la casa de las mujercitas de la novela. En ella, Analisa encuentra no sólo la respuesta a sus incógnitas, sino una revelación que cambiará su vida para siempre.

En el huerto de las Mujercitas rinde homenaje a una escritora que evadió los esquemas de pensamiento reservados a las mujeres de entonces, se atrevió a desafiar las convenciones sin perder su amor por la familia ni el romanticismo, y dejó profunda huella en otros escritores. Es también una novela dentro de otra, a tal punto fusionadas que la realidad se torna ficción y ésta se vuelve real. Louisa May Alcott actúa en ella como un personaje más, revelándonos secretos desconocidos de la familia y de su papel en la historia de Concord, un sitio que Gloria V. Casañas conoce y ama, y del que trae para sus lectores, además de una romántica trama, un encantador diario de viaje por Orchard House y sus alrededores.

Poco que decir sobre el contenido de este libro que no esté en la sinopsis. Primero que nada, ¿ven la casa de la portada? Es Orchard House, donde vivió la autora la mayor parte de su vida. ¿Recuerdan la casa de las March en la película? Bueno, ahí tienen otro de los guiños.

Esta novela corta también cuenta con un prólogo muy esclarecedor sobre la vida familiar de la autora y los personajes históricos importantes que influyeron en su crecimiento. Hacia el final del libro, hay un apéndice sobre Orchard House, que la autora conoció en persona, y que incluye fotos de la casa, de los distintos espacios que habitó la familia Alcott.

Más allá de esos agregados, nos cuenta una historia en la que Louisa es personaje, mas no protagonista. Analisa Clemens, una chica sureña que acaba de sufrir la pérdida de su prometido en la Guerra de Secesión, viaja con su tía y termina viviendo en Concord, en el norte, donde habita la autora de su novela favorita. La segunda parte acaba de salir, ella se conoce con Justin, un muchacho que le recuerda a Laurie, con una señora misteriosa que quiere conocerla más... Además, dentro de su edición de la novela, encuentra las páginas de un diario desconocido, de una persona muy enferma... Todo está lleno de guiños a Mujercitas, claro.

Lo que más me gustó del libro, además de que es una manera preciosa de acercarnos a Louisa y a Concord, es el peso que tiene la Guerra de Secesión y el papel de los Alcott en ella. Como podrán saber, el norte era abolicionista y muchos allí incluso ayudaban a los esclavos a escapar del sur. Los Alcott tenían una forma de ver el mundo muy avanzada y libre para su época, por ejemplo, y se rodeaban de la intelectualidad de la zona. Me gustó poder verlos desde este aspecto, ya que en Mujercitas la guerra está presente pero no se profundiza en ella.

Ya sea para reconstruir la época, reimaginar la vida de la autora, conocer mejor los detalles de esta o simplemente disfrutar de una historia sencilla y linda en una ambientación histórica, es una novela corta disfrutable. Me parece que complementa muy bien la lectura de Mujercitas y que puede sacarle una sonrisa a más de un fan.

Como pueden ver, le dediqué casi todo mi enero y parte de febrero a Mujercitas, a conocer mejor a Louisa May Alcott. A volver a una historia de la que me quedaban solo retazos. Estoy disfrutando muchísimo de le relectura y prentendo seguir leyendo la novela despacio, así que dudo terminarla a la brevedad, pero me encanta reencontrarme con momentos que creía olvidados.

¿Si recomiendo la novela? Sí, por supuesto. Eso sí, traten de familiarizarse con el contexto lo más posible. Les juro que la lectura va a ser mucho más amena y que la van a entender a otro nivel. Y, después de eso, va a ser difícil no pensar en Louisa como en una amiga más.



miércoles, 5 de febrero de 2020

Las carreras de Escorpio - Reseña

En las carreras de Escorpio, algunos compiten para ganar. Otros, para sobrevivir. Los jinetes intentan dominar a sus caballos de agua el tiempo suficiente para acabar la carrera. Algunos lo consiguen. El resto, muere en el intento.
Sean Kendrick es el favorito, y necesita ganar la carrera para ganar, también, su libertad. Pero Puck Connolly está dispuesta a ser su más dura adversaria. Ella nunca quiso participar en las carreras. Pero no tiene elección: o compite y gana o… lo pierde todo.

Una hipnotizante y sangrienta carrera de caballos en la isla de Thisby es el telón de fondo para esta evocadora y vertiginosa novela. Esta palpitante historia enfrenta a dos jóvenes con la muerte… Ganar es sobrevivir.





Maggie Stiefvater es una autora que nunca me falla. Cuando la leí por primera vez, con aquella saga de hombres lobo tan peculiar, me enamoré de su prosa. A partir de entonces, siempre agarré sus libros sabiendo que me iban a encantar y, por ahora, no ha sucedido lo contrario. Pueden leer mis reseñas de La profecía del cuervo o de Milagros en Bicho Raro si quieren saber más. Ambos son libros raros en cierto sentido, con personajes entrañables y bien definidos. Atmosféricos. Ahora, Las carreras de Escorpio también lo es, pero va un poco más allá. Es un libro duro, melancólico y brutal.

Aunque la novela se centre alrededor de esta peculiar y sangrienta carrera, no esperen que el libro sea la carrera, que en verdad tiene lugar hacia el final. Se trata más bien de todo lo que sucede antes y de cómo la participación y la preparación para correr afecta a nuestros dos protagonistas, Sean y Puck. Ambos tienen muy buenos motivos para arriesgar su vida en la carrera: Sean, su caballo Corr y su libertad; Puck, su casa y el futuro de su familia. A pesar del miedo, del sacrificio y de que podrían encontrar la muerte en la playa, van a darlo todo por llegar primeros y conseguir el dinero del premio. Por supuesto, no va a ser fácil.

No es una novela alegre, aunque se trasluce una cierta calidez entre el frío de noviembre en esa isla ficticia llamada Thisby. Tampoco es una novela llena de sucesos, sino más bien que lo que nos hace seguir leyendo es cómo enfrentan los protagonistas esta preparación para la carrera y cómo esta termina influyendo sobre sus miedos más feroces y su futuro. A algunos les podrá parecer lenta o aburrida, aunque a mí me resultó envolvente y muy evocadora. Depende del tipo de lector, supongo.

Es importante que sepan desde ya que, cuando digo que es una novela brutal, lo digo en serio. No se corta ni un poco en mostrarnos escenas sangrientas o muertes bastante feas, así que si son impresionables tal vez no sea un libro para ustedes. No es que sea especialmente morboso, tampoco, ni que sea gore, pero me parece adecuado avisarles así nadie se lleva una sorpresa desagradable.

Tal como decía, la trama gira en torno a los personajes. Tenemos a Kate —Puck— Connolly, que es una muchacha valiente y de carácter fuerte que quiere proteger a su familia. Ahora que son huérfanos debido a que sus padres fueron asesinados por los capaill uisce, estos caballos marinos que aparecen en la isla y que son peligrosos e impredecibles, la vida es muy complicada para ella y sus dos hermanos. El padre de Sean también murió debido a los capaill uisce, aunque en una de las carreras, hace muchos años. Ahora Sean trabaja cuidando a los caballos de Benjamin Malvern, un hombre rico, y su mayor ambición es poder vivir en paz con su capall uisce, Corr. La novela se cuenta a dos voces, en primera persona del presente, y ambas tienen mucha fuerza. Son personajes que a primera vista no parecen decir mucho, pero la manera en la que sienten las cosas se te queda pegada al pecho.

La relación entre ambos también me gustó mucho. Dista de ser el típico romance apasionado que uno imagina en este tipo de novelas, sino que lo que nace entre ellos es un profundo entendimiento, compañerismo y preocupación sincera el uno por el otro. Me gustó la manera en que se apoyan entre sí ante tamaño peligro como es el de la carrera, donde podrían morir.

No son los únicos personajes relevantes. Los hermanos de Puck, Finn y Gabe, nos dan algunos de los momentos más emocionalmente potentes de la novela, y son siempre una motivación para ella. Corr y Dove, los caballos de los protagonistas, tienen un vínculo muy especial con sus jinetes y son piezas claves para la novela. Vale aclarar que Dove es una yegua normal, por lo que competir ante los capaill uisce es un riesgo enorme para ella y Puck. 

Por supuesto, también tenemos al resto de los habitantes de la isla, amigos y conocidos de los protagonistas, que llegamos a conocer bastante. Estamos en un lugar pequeño en el que casi todo el mundo se conoce, así que pronto se genera ese sentimiento de familiaridad con todos, aunque sea de lejos. Es algo que a mí en particular me encanta encontrar en una novela, así que lo disfruté mucho.

La causa de esto es, claro, la ambientación. Estamos en Thisby, una isla ficticia en algún lugar de lo que parece ser las islas británicas, dado que se menciona al continente y a América como cosas aparte y en una ocasión se menciona a la reina. No se especifica mucho, así como tampoco tampoco tenemos clara la época. Podemos adivinar que estamos en el siglo XX, ya que la tecnología es escasa pero no llega a ser decimonónica, y no mucho más. La atemporalidad le da un color distinto, casi lo acerca a los cuentos de hadas. Me encantó la forma en que se describe la isla, tanto los paisajes como la vida cotidiana y a su gente. Me sentí allí y las descripciones despertaron mis sentidos. Se puede saborear los pastelitos de noviembre, oler el salitre y el heno. La narración es una delicia, como en todas las novelas de la autora, aunque en esta fue más cruda tal vez, y un poco más fría.

Las estrellas de la novela son los capaill uisce, estos caballos salidos del océano, que empiezan a pisar la isla a la altura de octubre y noviembre, cada año. Son salvajes, impredecibles y muy peligrosos. Más grandes y veloces que los caballos normales, también comen carne y pueden resultar muy engañosos, lo suficiente como para llevarse a una persona al mar y allí... bueno, devorarla. No tengo idea de por qué a alguien se le ocurrió correr carreras con ellos en primer lugar, pero fue muy interesante conocer la manera en que impactan a la gente de la isla a sus vidas en general. Tener una muerte violenta tan cerca te hace diferente. Esto se nota.

En definitiva, es una novela que te cautiva a través de lo sensorial, pero también por lo intenso de sus emociones y por lo imaginativo y nostálgico de la ambientación y la trama. Una novela que tal vez no sea para todo tipo de lectores, pero que sin duda puede convertirse en favorita de muchos. La autora sigue sin fallarme, así que por supuesto que voy a seguir leyendo sus libros. ¿Ustedes?

miércoles, 29 de enero de 2020

Recomendaciones de verano



¡Hola a todos! Esta es una de las nuevas secciones que traigo este año para el blog. Para variar un poco de las reseñas, que no es que no me gusten —de hecho, es lo que más me interesa escribir—, pero a veces viene bien un cambio de aire.

Es por esto que quiero aprovechar esta época para recomendar algunos libros que pegan con estos días de calorcito y ganas de leer algo ligero, entretenido o cuyo misterio atrape tanto que se nos olviden los mosquitos y la humedad. Si hacen clic en los títulos, van derechito a la reseña de los libros.

Allá vamos.



Esta antología de relatos tiene como temática, obviamente, el verano. Reúne historias de conocidos autores de literatura juvenil, tales como Leigh Bardugo, Nina Lacour, Libba Bray, Stephanie Perkins, Veronica Roth y Cassandra Clare, entre otros. No todos son la típica historia veraniega, sino que los géneros varían un montón: contemporánea, fantasía, ciencia ficción... Y hay un montón de diversidad, de todo tipo, lo que es mega bienvenido siempre.



Esta novela novela de Morgan Matson es ideal para los que se van de vacaciones y quieren llevar un único libro para meterse y que los acompañe. Es largo, relativamente lento. Pasan un montón de cosas y los personajes crecen un montón. Nuestra protagonista, Andie, tiene toda su vida planificada, pero las vueltas de la vida hacen que todos esos planes se desmoronen y tenga que enfrentarse a un verano muy diferente. Los vínculos con sus amigas, su padre y su interés romántico son preciosos y son lo que hicieron que yo quisiera seguir leyendo.



Esta es una novela muy emotiva de la autora española Laia Soler que juega con el realismo mágico. Trata de una chica llamada Aurora, que vive en el pueblo de Valira, entre las montañas. Allí, vive el último verano con sus amigos antes de ir a la universidad. Además del precioso sentimiento de nostalgia que desprenden sus páginas, la historia cuenta con un carrusel que tiene una magia muy particular. Y personajes súper entrañables.



Para los que están con ganas de leer una buena novela romántica y además reírse un montón, los libros de Elísabet Benavent no pueden faltar. En este caso puede ser muy recomendable leer este, que además de ser autoconclusivo nos lleva a un road trip de amigos que ese verano festejan la despedida de soltera de una de las chicas del grupo. Nuestra protagonista es Coco, una mujer de armas tomar que tiene un gran secreto: está enamorada de su mejor amigo, pero no puede permitir que nadie lo sepa pues este es el ex de su mejor amiga, que sigue medio enganchada con él. Esta novela es muy amena, divertida e intensa.



Pero no solo de realismo vive el lector (?). La fantasía no podía faltar en estas recomendaciones, así que por eso les traigo esta novela cortita pero apasionante, llena de acción y piratas. Nuestra protagonista, Caro, es navegante en las tierras fluviales, junto a su padre y Fee, una mujer-rana. Debido a ciertos incidentes violentos que terminan en la retención del padre de Caro por el gobierno, esta tendrá que cumplir con un encargo para liberarlo. Y a partir de ahí todas las cosas se complican. Mucha agua, mucha magia y aventuras. Ideal para estos días.



Cerramos esta entrada con una novela de ciencia ficción. Esta novela mezcla drama familiar con un elemento fantástico y escenas distópicas. Sí, imagino la cara con que quedaron al leer esto. Probablemente me explique mejor en la reseña que hice en su momento, pero quiero que se queden con esta idea: la novela tiene dos caras, la de la vida cotidiana de Glory y cómo lidia con sus problemas ahora que terminó la secundaria y todo está cambiando, y la de las visiones que tiene sobre un futuro distópico que no entiende del todo. Creo que es un libro que toca temas muy pertinentes y que no va a dejar indiferente a nadie.



Si se quedaron con ganas de más recomendaciones, no olviden que en Harta estuve recomendando lecturas de verano y libros que tienen nuestra costa como ambientación —y que también pueden encontrar las reseñas a todos esos libros en el índice de este blog. ¡Buen verano!

miércoles, 22 de enero de 2020

El problema de los tres cuerpos - Reseña


"El problema de los tres cuerpos" es la primera novela no escrita originariamente en inglés galardonada con el premio Hugo, el Nobel del género de la ciencia ficción.
Su autor, Cixin Liu, ha sido considerado el gran descubrimiento del género y es capaz de vender cuatro millones de ejemplares solamente en China y de hacerse con prescriptores de la talla de Barack Obama, quien seleccionó "El problema de los tres cuerpos" como una de sus lecturas navideñas de 2015, y Mark Zuckerberg, que lo convirtió en la primera novela de su club de lectura.
El público y la crítica de los cinco continentes se rinden ante esta obra maestra, enormemente visionaria, sobre el papel de la ciencia en nuestras sociedades, que nos ayuda a comprender el pasado y el futuro de China, pero también, leída en clave geopolítica, del mundo en que vivimos. 




[Hola, estimados. Este pequeño paréntesis es para contarles que esta reseña se las trae Juan, no yo, y que va a estar reseñando cositas cada dos meses ♥.]

En 1967, Ye Wenxie presencia la ejecución de su padre, profesor de Física en la universidad, por parte de los guardias rojos, jóvenes a favor de la Revolución Cultural de Mao Zedong en China. Jóvenes que eran sus propios estudiantes. Poco tiempo después, Wenxie es engañada y condenada a prisión por «esparcir material antirrevolucionario». Un viejo alumno de su padre le ofrece dos posibilidades: la cárcel o aportar sus conocimientos y pericia a la base de Costa Roja.

Cuarenta años mas tarde, Wang Miao, especialista en nanotecnología, se ve enfrascado en la investigación de una ola de suicidios masiva, en donde todos los fallecidos son científicos de renombre. Un día, una cuenta atrás se aparece frente a sus ojos. ¿Qué tiene que ver con las muertes recientes y con el extraño juego de realidad virtual en donde la civilización es destruida una y otra vez?

Esta preciosura de obra es un ejemplo de la rama de la ciencia ficción que se apoya con mucha fuerza en la parte de ciencia. Soy fanático de encontrar un artículo de Wikipedia interesante y perderme en los hipervínculos por horas, pero para los que no compartan mi afición puede resultar una novela bastante pesada. Cuando está ambientada en el mundo real, hace referencia en forma constante a invenciones y teorías que van desde la física a la psicología de masas. Si bien muchas de las menos conocidas se explican, recomiendo leerlo con Google abierto.

Los personajes tienden a ser similares al libro mismo en ese aspecto: técnicos, lógicos, pero a su vez esconden una gran pasión por la investigación y una fe ciega en la ciencia, que se cae a pedazos cuando empiezan a acontecer sucesos que la contradicen. Ye Wenxie es una mujer que tiene que lidiar con una sociedad que reprime con brutalidad cualquier mínimo pensamiento que pueda ir contra la ideología. A modo de ejemplo, no puede ni siquiera hablar de manchas negras en el sol (manchas solares), porque el color negro es el de los antirrevolucionarios y el sol representa al Líder Supremo. La sola insinuación implicaría su muerte y posiblemente la de toda su familia.

Wang Miao, por otra parte, es perseguido por una cuenta regresiva. Aparece en sus fotos, flota frente a sus ojos, incluso llega en señales desde el espacio. La única forma de detenerla parece ser parar su investigación, como han sugerido otros científicos, pero no puede sacarse de la cabeza que todo está conectado con los suicidios y la misteriosa nota de una científica fallecida: «la física no existe y nunca existirá».

En el grupo de personajes lleno de mentes lógicas, destaca Shi Qiang como la excepción, un comisario de policía que tiene poco de ciencia pero mucha calle. Su rol es lidiar con el peso emocional de la situación, aconsejar a Wang cuando no parece haber salida racional. Es uno de los personajes más fáciles para empatizar, ya que es una de las pocas «personas de a pie» que no entiende mucho de lo que se habla, pero sabe analizar la situación y aprovecharse de ella, muchas veces, a costa de la furia de sus superiores.

Cixin Liu lleva el libro en tres escenarios paralelos: la historia de Ye Wenxie desde 1967, la investigación de Wang Miao en 2007 en el mundo real y, a su vez, sus avances en el juego de realidad virtual Tres Cuerpos. El objetivo de este último es encontrar la solución para que la civilización sobreviva a las eras caóticas, en donde el sol puede salir cada dos horas o no salir por dos años y sumir al planeta en una era de hielo, para después aparecer cubriendo la mitad del cielo e incinerar todo a su paso.

La novela puede ser desconcertante en la forma en la que está narrada. Suele ser en tercera persona, pero de repente un capítulo se pasa a la primera persona y otros son expedientes militares. Se nota mucho la personalidad del personaje principal de cada capítulo; los de Ye Wenxie tienden al monólogo, se les da poca importancia a otros personajes, estan cargados de estudios científicos y dispositivos que usa en su trabajo rutinario, mientras que los que tienen a Wang Miao están más basados en su interacción con múltiples actores y en la reflexión de lo que va sucediendo.

El problema de los tres cuerpos es un libro desafiante, que discute el rol de la ciencia en la sociedad, la obsesión, el fatalismo y cómo las pequeñas acciones en el lugar correcto pueden desencadenar consecuencias universales. Queda más que recomendado para todos aquellos que les guste la ciencia ficción del estilo de Arthur C. Clarke y los que quieran conocer una perspectiva interna de la historia reciente de China.

miércoles, 15 de enero de 2020

El príncipe de los prodigios - Reseña

Cuando en 1924 Helena Lennox se presenta con sus padres en Nápoles por una colaboración arqueológica con las excavaciones pompeyanas, una desconocida le entrega un amuleto de protección con una advertencia: «La ciudad no es segura, los ángeles ya no velan por nosotros».
Durante los siguientes días, los Lennox se codean con una princesa solitaria, un pariente inesperado y un viejo amigo perseguido por la mala suerte mientras el cerco de los crímenes que están atemorizando a la ciudad se estrecha a su alrededor. Las víctimas son chicas jóvenes sin ningún elemento en común; el culpable a ojos de todos, alguien muy conveniente para las autoridades.
Y sobre ese misterio se alarga la sombra del Príncipe de los Prodigios, un intrigante alquimista cuyos inventos siguen en boca de todos. Según cuenta la leyenda, ideó una carroza que se desplazaba sobre el agua, un carbón que no se consumía... y un brebaje capaz de despertar a aquellos atrapados en un sueño profundo.



Después de haber leído La ciudad de las sombras, primera parte de esta trilogía, era más que evidente que iba a querer leer el segundo. Hubo un pequeño momento en el que dudé, ya que a Ana no le gustó demasiado, pero como a veces tenemos opiniones muy diferentes, decidí probar de todas maneras. Además, ya lo había comprado y eso. La verdad, así como para darles un mini avance, me gustó mucho más que a Ana, si bien hubo cosas que no me convencieron del todo. En general fue una lectura súper disfrutable, así que paso a contarles más sobre el libro —sin spoilers, salvo que estén marcados, como siempre.

Fuente
La novela arranca varios meses después de los eventos del final del primer libro. Por lo tanto, tenemos a una Helena llena de remordimientos y tristeza, aunque sin dejar de ser ella misma. Y acá los que leímos el primer libro sabemos que tiene una personalidad bien marcada, que puede no ser del gusto de algunos y es entendible, pero a mí me cae bien. Eso sí, es verdad que no he notado un gran crecimiento de su parte, a pesar de lo que sucede en su vida. De todas maneras, su estado de ánimo sí que cambia, y con razón. No solo está mal por lo que le pasó a Arshad, sino que no ha tenido noticias al respecto. Por eso, se propone utilizar este nuevo viaje a Nápoles —relacionado con las ruinas de Pompeya— con sus padres para distraerse de eso. Obviamente, sale mal. Por infinidad de motivos, pero sobre todo porque pesa sobre el lugar la misteriosa muerte de una muchacha, que no será la primera.

Eso por un lado. Por otro, la relación de los padres de Helena tambalea más que nunca. En lo personal, toda esta subtrama me pareció un poco infantil, así como las reacciones de los personajes, y creo que los problemas se habrían resuelto con buena comunicación, pero admito que puede haber sido necesario que fuera así para poder llevar otros aspectos de la trama principal. Después, tenemos también a los Di Sangro, una familia aristocrática con antepasados célebres, como un inventor al que llamaban príncipe de los prodigios... Y, por supuesto, a un viejo amigo de Lionel Lennox, Luca Bevilacqua, con un pasado trágico que se oculta en las esculturas de la destartalada Villa Angelica. 

Fuente
Es importante que les avise de que la novela no transcurre en Pompeya ni tiene mucho que ver con eso, salvo al inicio, sino en Nápoles. De hecho, poco tiene que ver con la arqueología en sí, excepto por algunos detalles, pero tanto Helena como sus padres están centrados en otras cosas. Sí tenemos una ambientación magistral y envolvente, que además cuenta con espacios como viejas mansiones llenas de estatuas o callejuelas de barrios modestos de Nápoles. A mí todo esto me atrapó mucho y a nivel visual me pareció fascinante, sobre todo gracias a las ilustraciones preciosas con las que cuenta el libro. Incluso podemos conocer la Roma de los años veinte de la mano de Helena Lennox, es decir, es una reconstrucción maravillosa de la época y la zona. Creo que, en definitiva, todos estos ambientes se utilizaron muy bien para generar la tensión y el suspenso necesarios en una novela de misterio, que es lo que es al fin y al cabo (la primera me resultó más de aventuras).

En cuanto al misterio propiamente dicho, no me resultó especialmente predecible. En general me doy cuenta en seguida de qué es lo que pasa, pero acá le puse mis fichas a otro personaje —un poco más retorcido todo, seré sincera—. El resultado final fue menos sorprendente y lo vi venir un poco más cerca del final, pero no me dejó insatisfecha. Tiene todos los elementos para gustarme y además esa dosis de #drama italiano que siempre me encanta.

Así, en general, me resultó disfrutable, con una ambientación increíble y un misterio que mantiene la intriga y no decepciona, aunque mi imaginación fuera más dramática (cuándo no). Creo que las relaciones entre personajes y sus diálogos son el punto más débil, pero no es determinante para mí, en este caso, a la hora de recomendar o no la novela. Sin duda voy a querer leer el tercero, apenas pueda, y las demás novelas de la autora.


[Aviso importante: la próxima reseña no va a estar escrita por mí, sino por un nuevo colaborador ocasional. ¡Les dije que este año teníamos novedades!]

miércoles, 8 de enero de 2020

La misericordia del cuervo - Reseña

En La misericordia del cuervo, Margaret Owen ha creado una poderosa saga de venganza, supervivencia y sacrificio; perfecta para fans de Leigh Bardugo y Kendare Blake.

Una futura jefa tribal
Fie se guía por solo una regla: «Cuida de los tuyos». Su casta, los Cuervos encargados de los muertos y de impartir la eutanasia, recibe más maltratos que monedas; pero cuando son llamados a retirar difuntos de la nobleza, ella tiene la esperanza de conseguirles la paga de sus vidas.

Un príncipe fugitivo
Cuando descubre que el príncipe heredero Jasimir ha fingido su muerte, Fie está dispuesta a evitar mayores pérdidas… o quizás matarlo ella misma. Pero él le ofrece un trato al que no puede negarse: si lo protegen de la despiadada reina, él protegerá a los Cuervos cuando suba al trono.

Un guardaespaldas demasiado astuto

El guerrero Halcón Tavin siempre ha puesto la vida de Jas antes que la suya: ha adoptado la apariencia del príncipe con magia y se ha convertido en su sombra. Pero ¿qué ocurrirá cuando Tavin comience a desear tener algo propio?

MORÍA de ganas de leer este libro desde que supe de él. No sé si alguna vez les conté, pero con mi familia a veeeces vamos a mirar aves, con binoculares y guía y todo. Así que nada, al leer un poco de la ambientación y la forma en que se organiza la sociedad de este libro —con castas nombradas como aves—, decidí que tenía que caer en mis manos. Me alegra montones haberlo podido leer y, aunque fue distinto a lo que esperaba, me pareció una buena lectura. Paso a contarles más.

Este es de esos libros que conviene empezar a reseñar a partir de la ambientación. Se nos presenta el reino de Sabor —no pude mantenerme seria ni una sola vez—, que está dividido en castas. Cada una de estas castas está representada por un ave, debido a ciertas deidades que les heredaron sus poderes. En la cima tenemos a los Fénix, seguidos por los Cisnes, y así... Abajo del todo están los Cuervos, que se dedican a proporcionar misericordia a los enfermos de una plaga a la que solo ellos son resistentes.

La historia comienza cuando dos miembros de las altas castas mueren por la plaga y el grupo al que pertenece Fie, nuestra protagonista, debe hacerse cargo de los cuerpos. Se trata de la mismísima nobleza, así que se imaginarán la tensión con la que empezamos. El tema es que... Estos dos nobles —ni más ni menos que el príncipe Jasimir y su doble de cuerpo, Tavin— no solo no están muertos, sino que fingen estarlo para escapar de la reina, que pretende asesinarlos y hacerse con el poder de Sabor. Por lo tanto, estos dos nobles y el jefe del grupo de Fie hacen un pacto: ayudarlos a llegar a sus aliados a cambio de que se le proporcione seguridad a los cuervos, amenazados constantemente por una sociedad clasista que quiere eliminarlos, la cofradía de las Adelfas.

Como ven, un inicio prometedor. Acá es donde me agarró miedo de que se tratara de un triángulo amoroso, pero pronto se nos indica que a Jasimir no le gustan las mujeres. Ahí me dio miedo que el triángulo fuera otro, pero tranquis, tampoco sucede, no es ese tipo de historia. Sí tenemos romance, pero la historia no se basa en eso, cosa que me satisfizo pues la aventura se me hacía demasiado interesante como para distraernos. El romance proporcionó la tensión justa y momentos emotivos que sumaron al desarrollo de los personajes. Lo que sí tenemos es huidas, batallas, magia y enemigos poderosos. Todo lo que quieren las wachas, digamos.

Aunque la principal es Fie, tenemos mucho tiempo en pantalla (?) de Tavin y Jasimir, que como trío protagónico empieza con mal pie. Fie está acostumbrada a vivir con lo mínimo y el desprecio de toda la sociedad, mientras que los otros dos son nobles y han vivido entre lujos y la ignorancia de la realidad de los cuervos. Estas diferencias se notan y les cuesta muchísimo superarlas, como es obvio, pero la supervivencia resulta ser prioritaria. Me agradó que, a pesar de basarse mucho en la acción, hubiera tiempo para que los personajes crecieran y cambiaran a lo largo de la historia.

Respecto a los secundarios, el grupo de Fie resulta entrañable, pero no tenemos tiempo de conocerlos tanto, aunque sean muy importantes para ellos. Los enemigos... Creo que por ahora solo nos enfrentamos a antagonistas menores, y como es una saga, no espero que la reina haga su entrada triunfal en el primer libro. Quedará esperar. Así en general, sin dar muchos spoilers, me gustó Draga.

Empecé hablando de la ambientación, pero quedan unas cositas más para acotar. En primer lugar, el sistema mágico me pareció curioso. En cierta forma, se parece al de Hija de humo y hueso porque utiliza los dientes, pero acá tienen un efecto diferente. Cada diente tiene una magia distinta según la casta, y no todos pueden utilizarla. Me parece que está bien explicada y le da su toque a la novela. Por otro lado, otro elemento que me gustó es lo naturalizados que están el sexo —no resulta tabú, por ejemplo— y las orientaciones sexuales —a nadie le sorprende que el príncipe sea gay o que Tavin sea bisexual, es un hecho y ya está. Además, los cargos de poder no son exclusivamente masculinos ni se espera que lo sean, otro hecho que me hizo feliz.

En cuanto a la narración, la encontré fluctuante. A veces se me hizo muy amena y ágil, en otras ocasiones mi lectura fue más lenta. Algunas veces las metáforas me parecían muy inteligentes y, lo que es mejor, pertinentes. En otras, sin embargo, me sacaban un poco del texto. En general me pareció bien, pero tenía que hacer notar estos detalles. No sé cómo habrá funcionado en la versión original.

En definitiva, creo que es una novela muy disfrutable, un inicio de saga prometedor. Tenemos una protagonista fiera, consciente de quién es y de su deber, pero también dispuesta a enfrentarse a todo por aquellos a quienes ama. Y hay magia y cosas locas, así que ¿qué esperan?

miércoles, 1 de enero de 2020

Heroínas - Reseña

Três escritoras brasileiras — Laura Conrado, Pam Gonçalves e Ray Tavares — reinventam clássicos para inspirar cada vez mais heroínas.

Não faltam heróis. Dos clássicos às histórias contemporâneas os meninos e homens estão por todo lugar. Empunhando espadas, usando varinhas mágicas, atirando flechas ou duelando com sabres de luz. Mas os tempos mudam e já está mais do que na hora de as histórias mudarem também. Com discussões feministas cada vez mais empoderadas e potentes, meninas e mulheres exigem e precisam de algo que sempre foi entregue aos meninos de bandeja: se enxergar naquilo que consomem.
Este é o livro de um tempo novo, um tempo que exige que as mulheres ocupem todos os espaços, incluindo a literatura.
Laura Conrado imaginou as Três mosqueteiras como veterinárias de uma ONG, que de repente contam com a ajuda de uma estudante que não hesita em levantar seu escudo para defender os animais.
A Távola Redonda de Pam Gonçalves é liderada por Marina, que diante do sumiço do dinheiro que os alunos de sua escola pública arrecadaram para a formatura, desembainha a espada e reúne um grupo de meninas para garantirem a festa que planejaram.
E Roberta é a Robin Hood de Ray Tavares. Indignada com a situação da comunidade em que vive, a garota usa sua habilidade como hacker para corrigir algumas injustiças.
Este é um livro no qual as meninas salvam o dia. No qual elas são o que são todos os dias na vida real: heroínas. Finalmente.

¡Feliz 2020! Gracias por volver también este año a mi blog ♥. Espero que hayan tenido un lindo 2019, o al menos que el 2020 sea la revancha que merecen. Este año vengo con muchas ideas y cosas nuevas para el blog, pero quería arrancarlo con una reseña linda de un libro que disfruté bastante. Lo compré cuando visité San Pablo el año pasado y lo leí recién a principios de diciembre. Fue una lectura amena e interesante, sobre todo porque buscaba leer más de escritoras jóvenes brasileras.

Como siempre que la sinopsis está en otro idioma, les cuento un poco de qué trata el libro. Son tres relatos largos —no sé si llegan a ser novelas cortas, pero andan ahí— que se basan en figuras heróicas clásicas. En este caso: los tres mosqueteros, los caballeros de la mesa redonda y Robin Hood. Casi casi que les podría decir retellings, pero en todo caso sería una adaptación muy libre. Las protagonistas son chicas adolescentes que se enfrentan a la vida diaria como pueden, con mucha fuerza y voluntad. Estos son relatos fundamentalmente feministas y me pareció lindo empezar el año con un libro así. Además, la edición es preciosa. No solo por la portada o porque el interior tiene detalles, sino porque la cubierta se siente muy bien al tacto. Es muy suave y tiene las letras del título en relieve. Muy lindo como objeto.

Respecto al nivel de portugués, me pasó algo que debí haber visto venir, pero igual me tomó por sorpresa. Como sabrán si me siguen en redes, estuve leyendo bastante en portugués. Leí tres novelas antes de ponerme con este, todas traducciones del inglés, una de ellas en portugués de Portugal, que es distinto al que yo estudié. Aunque fueran libros más difíciles en contenido y narración, este me costó más. ¿Por qué? Porque tiene mucha jerga y referencias culturales. Si están familiarizados, es un toque. Si no, a lo mejor cuesta un poco más. No lo he visto traducido y no tengo idea de si hay intenciones de hacerlo, pero sería lindo porque es un libro precioso. Los animo a intentar leer en portugués.

Entonces, dicho esto, pasemos a hablar de cada uno de los relatos. 



Uma por todas, todas por uma, de Laura Conrado

En esta historia —la única de las tres narrada en primera persona— nuestra protagonista es Daniela, hija de una prestigiosa veterinaria que piensa seguir los pasos de su madre. Por eso, intenta inscribirse en una ONG de animales, Mosqueteiros, para ganar experiencia, antes de entrar a la universidad, pero claro... male sal. Las vueltas de la vida hacen que Daniela termine trabajando para ellos de forma puntual: para ayudar a organizar una feria de adopción de mascotas. Además de todo lo que va a aprender respecto a la amistad y a que la gente no siempre es buena pero tampoco mala del todo, tendrá que cobrar valor para poder decidir qué hacer con su mejor amigo, por quien siente algo más. Y como si no fuera poco, dentro de la ONG están pasando cosas algo turbias que ponen en peligro el trabajo de todos...

Me resultó una historia de lo más linda e interesante. Hace mucho hincapié en la importancia de la amistad, sobre todo para los que les cuesta más hacer amigos, y de la comunicación. También, de entender que las personas no son buenas o malas, que hay grises en el medio. Y, lo que más me gusta, que todos podemos hacer algo para cambiar lo que parece inamovible. Creo que es un relato que les va a gustar especialmente a aquellos que amen a los animales o que les interese la veterinaria. No hay mucho espacio para desarrollar el romance, pero igual es bastante lindo. 


Formandos da távola redonda, de Pam Gonçalves

En este otro relato, la trama parece ser más simple. El último curso quiere organizar una fiesta de egresados, pero les robaron toda la plata que habían ahorrado y ahora tienen que empezar de cero. Para esto, le piden a Marina que organice algo para poder llevar a cabo el evento de todas formas. En medio del pánico, varias de sus compañeras se ofrecen a ayudar porque, sea como sea, tienen que poder festejar el egreso. Y hacen de todo, desde venta de comida casera hasta lavado de autos, se imaginarán. No parece una historia muy interesante, pero sí lo es, y paso a contarles por qué.

Primero que nada, porque se enfoca un montón en la amistad, en el compañerismo y en conocerse mejor a una misma. En aprender qué es lo que de verdad se quiere. También, porque vemos de cerca amistades y relaciones bastante tóxicas y negativas, bajo una luz negativa también. Y porque tenemos representación lgbt+, finalmente. Además, es un cuento entretenido que se lee en nada y te deja un buen sabor de boca.


Robin, a proscrita, de Ray Tavares

Este relato es un poco diferente a los demás, ya que cuenta con más acción. Nuestra protatonista es Roberta, una hacker de un barrio muy humilde. Utiliza sus conocimientos para desviar dinero de las empresas corruptas a ONGs u otras organizaciones. Además, tiene un pasado oscuro: por meterse con los cabecillas de una iglesia fraudulenta, su padre sufrió las consecuencias y ahora es huérfana. No deja de planificar una forma de devolverle a esa gente todo el daño que le hicieron, sin dejar de ayudar a los demás mientras tanto, y la forma perfecta parece ser un cierto concurso de programación...

¿Ven lo que quiero decir? Es un relato que maneja muy bien la intriga y lo mezcla con la dosis justa de drama adolescente y romance, sin dejar de lado la crítica social. Nos muestra una realidad muy cruda y, dentro de ella, reivindica el valor del barrio de Roberta, lejos de estigmatizar aún más. Es un muy buen cierre para un libro que trata de chicas fuertes, amistad y solidaridad sobre todo.


Eso es todo, ¿qué les pareció? ¿Se animarían a darle una oportunidad? No puedo asegurarles que el libro les llegue, pero si se lo encuentran... ya saben. Muchas gracias por leer y espero que sigan acá por el resto del año ♥.



miércoles, 25 de diciembre de 2019

Lo más cruel del invierno - Reseña

Over Christmas, Michael is invited to spend the holidays with his guardian in a large and desolate country house. But when he arrives, he is kept from his guardian and finds himself wandering the silent corridors of the house. Michael soon realises that the house and its grounds harbour many secrets, dead and alive, and the darkest secrets of all are set to be unraveled. A haunting, nail-biting story for ages 14+.











¡Feliz Navidad! Hoy traigo la última reseña del año, que resultó ser un libro que tiene lugar en Navidad y les juro que ni siquiera lo sabía al empezarlo. De hecho, notarán que puse la sinopsis en inglés, a pesar de que el libro fue publicado en español. ¿La verdad? En el libro en físico tiene unas palabras sueltas en la contratapa y no encontré otra cosa. Con tanto misterio, voy a tener que contarles un poquito más

La novela inicia con la muerte de la madre de nuestro protagonista. Tras el funeral, Michael deberá ir a pasar las fiestas con su nuevo tutor, el hombre a quien su padre le salvó la vida en la guerra, sir Stephen. Aún dolido por la pérdida —recordemos que se trata de un niño—, no quiere hacerlo, pero no tiene más opción. Y, cuando llega a Hawton Mere, la antigua casona rodeada de pantanos y llanuras, las cosas son más raras y oscuras de lo que esperaba. Oye golpes, siente una presencia maligna por todas partes e incluso parece ser el único en poder ver a una mujer vestida de blanco por las noches. Ya sé lo que están pensando, ¿no es esto mejor para otras festividades como, por ejemplo, Halloween? No sé. Dado que Michael es invitado a pasar las fiestas en Hawton Mere, creo que se presta para estas fechas. No hay una época del año para leer algo ligeramente tenebroso, ¿no?

Michael nos narra esta etapa de su vida ya como adulto, por lo que no esperen una narración propia de un niño. Vi algunos comentarios que se quejaban de esto, pero dado que está contando su vida en retrospectiva, no tendría sentido que su voz fuera infantil. De cualquier modo, no podemos perder de vista que se trata de un niño que, tras una pérdida enorme, debe enfrentarse a una casa en la que encuentra maldad. No hay otra palabra que se ajuste más, hay algo malo en Hawton Mere y Michael está aterrorizado. Los adultos no son de mucha ayuda; el más útil tal vez sea Jerwood, el abogado, o Hodges, uno de los sirvientes, pero los demás... Nadie parece creerle o poder ayudarlo. Sir Stephen vive los traumas de un pasado terrible y su hermana, Charlotte, solo se preocupa por cuidarlo.

En general, la historia es bastante sencilla y lineal. Puede asustar, sí. El autor sabe cómo generar atmósferas muy tensas y escenas bien vívidas, lo que no está bueno cuando leés de madrugada como hice yo. Y el aire de misterio está buenísimo, creo que se aprovecha muy bien el entorno y la época, que es bastante oscura. Eso sí, a pesar de todo eso, insisto, creo que puede resultar predecible. Quién es la mujer de blanco, cuál es el misterio detrás de su presencia... El desenlace se ve venir, me parece. Lo que no tiene mucha explicación es tal vez esa maldad intrínseca a la casa, pero no me molesta demasiado. Algunos misterios está bien que queden como están. Por otro lado, el epílogo y el final final no me los vi venir y me dejaron con una sensación tensa. Puntos por eso.

La ambientación a la que me referí todo el tiempo en esta reseña es la Inglaterra victoriana, por supuesto. No podían esperar menos. Se deduce más o menos qué fechas porque el padre de Michael y sir Stephen pelearon en Afganistán, pero no se hacen más referencias y se saca bastante por contexto, por cómo se vivía y el nivel de tecnología, digamos. Me pareció todo muy correcto y adecuado, sobre todo para una historia de suspenso y que se supone que debe dar miedo. ¿Una casa embrujada en la Inglaterra victoriana? Dame diez.

Esta ambientación, tengo que decirles, afectó bastante la narración. Como les decía, la historia nos la cuenta el propio Michael de adulto, por lo que habla de determinada manera. Y esa es... típica de su época. Oraciones largas, descripciones recargadas, lo que se imaginan. Está bastante adaptada, déjenme decirles —si han leído autores del siglo XIX se darán cuenta al toque—, pero puede que no sea para todo el mundo, o que cueste un poco acostumbrarse a eso. Creo que a mí me pasó esto último, porque al empezar a leer se me hacía medio lento y estuve a punto de dejarlo, pero después me enganché y ya no paré hasta que... mmm... bueno, amaneció. Mejor, porque ni ganas de ir al baño en la oscuridad de la noche después de leer esta novela, eh, no voy a mentirles. En fin, que la narración es particular y va muy a gusto del consumidor. Vayan advertidos, así saben qué esperar.

Y eso es todo respecto a la novela. Muy navideña, como verán. Ya sé que no era lo que esperaban para estas fechas y para cerrar el año, probablemente, pero me resultó una experiencia interesante y creo que lo puede ser para ustedes.

Aprovecho a desearles muy felices fiestas. Gracias a todos los que me acompañaron este año en el blog y a los que van a seguir estando al pie del cañón el año que viene ♥. Tengo bastantes ideas nuevas y cosas lindas, así que espero de verdad que sigan ahí. Ojalá hayan tenido un buen año y, si no, que el que viene sea la revancha que merecen. Un abrazo ♥.